Revista Economía

Al precipicio

Publicado el 18 octubre 2014 por Torrens

En mi nota PARALISIS EUROPEA del primero de junio 2013 adjunté el fotomontaje que reproduzco a continuación, que acababa de publicar The Economist en que se veía a los líderes de la U.E. en el borde de un precipicio, al que habían llegado por culpa de las medidas estúpidas impuestas por Frau Merkel, que lideraba el grupo.  

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Aunque han cambiado algunos de los que aparecen en ella, la foto es de nuevo oportuna porque Frau Merkel acaba de ordenar varios pasos al frente hasta caer en el precipicio, y los que están hoy a su alrededor no parece que vayan a tener la inteligencia de darle un fuerte empujón a la señora para que caiga ella sola.

Ante la presión de franceses e italianos, a los que por cierto Rajoy no solo no se ha sumado sino que se ha puesto del lado de la Frau, Merkel ha insistido en continuar con las medidas estúpidas basadas única y exclusivamente en la austeridad, lo que está al nivel de lo que podría acabar siendo un suicidio colectivo.

La señora Merkel y sus chicos son los únicos no ya de Europa, sino de todo el mundo que todavía no se han enterado que si hemos tenido que soportar tanto sacrificio para acabar no saliendo claramente de la crisis sino cayendo en el estancamiento es por culpa de las estúpidas medidas Merkel – U.E., que no solo han fracasado estrepitosamente, sino que no han cumplido ni tan solo el primer motivo por el que Frau Merkel empezó a imponer sus barbaridades: Grecia.

Siempre he mantenido que todo el lio de la segunda recesión en Europa, cuando en el 2009 ya casi teníamos superada la primera, sucedió por el maldito invento de Merkel del plan de rescate de Grecia. En vez de declarar la quiebra del país, renegociar toda su deuda externa y sacarlo de la Eurozona para reintroducir el Dracma, que era lo lógico y lo que hubiese provocado unos años horribles para los griegos, pero que a estas alturas ya se estarían de sobras recuperando, Merkel impuso el plan de rescate, por la sencilla razón que con la quiebra recibían el palo sobre todo los bancos alemanes, mientras con el plan de rescate el palo se reparte entre toda la U.E., y encima inventó y puso en práctica por primera vez su brillante genialidad del nuevo método de cobrar deudas de países, que consiste en arruinar de manera total y definitiva al deudor, con lo que los griegos también han pasado por unos años horribles, con la diferencia que todavía los continúan soportando, que cada vez son más horribles, que todo parece indicar que les faltan muchos más años horribles y encima es más que probable que al final no puedan evitar la quiebra, porque han pedido ya el tercer rescate o la ayuda del BCE y se acercan unas elecciones cuyo resultado puede provocar el estallido final.

También he criticado duramente desde el primer día la política de austeridad que Merkel impuso al tiempo que el rescate griego y que ahora quiere mantener. Creo que nadie, ni desde luego yo mismo, está en contra de la austeridad, que es algo que debería ir siempre unida a la gestión pública a nivel nacional e internacional, pero imponer límites duros al déficit presupuestario de carácter general aplicables a todos los países de la U.E. en plena crisis es una soberana y estúpida barbaridad condenada al fracaso desde el primer día. En este caso tampoco funciona el café para todos. Aprovechando los excelentes equipos técnicos de la U.E. tenían que haber establecido planes individuales para cada país en función de sus características, posibilidades y potencial, para evitar en cada caso que la austeridad provocase la caída en recesión de la mayoría de países, como así ocurrió.

Las medidas estúpidas de Merkel tienen invariablemente dos graves consecuencias. En primer lugar, se limitan a la austeridad, sin complementarla con medios para evitar la desaceleración de la economía y recesión que las medidas provocan, lo que trae como consecuencia una sustancial reducción de los ingresos del Estado que se solucionan con aumentos de impuestos y/o nuevos recortes que no hacen sino empeorar el problema y obligan a aumentar la deuda pública para cubrir los presupuestos. Muchos países europeos, entre ellos España, han aumentado su deuda pública hasta niveles muy preocupantes simplemente por la aplicación de las malditas medidas estúpidas. Este nivel exagerado de deuda pública supone además una bomba activada que puede estallar de un momento a otro, porque los tipos de interés están muy bajos, pero tarde o temprano volverán a subir, y si cabe suponer que por entonces Merkel todavía tenga todas sus neuronas atascadas y se mantengan los límites al déficit presupuestario, a los países que tienen la desgracia de formar parte de la U.E. no les va a quedar más remedio que aumentar los recortes o los impuestos para poder pagar los elevados intereses de la deuda, y vuelta a empezar, recesión y más deuda.

La segunda grave consecuencia es la fuerte reducción de las inversiones públicas y privadas, las públicas a causa de los recortes y las privadas por efecto de la desaceleración económica. La fuerte reducción de las inversiones que sufren todos los países de la U.E., incluida, y en especial, Alemania, tendrá sin duda consecuencias nefastas sobre nuestro futuro. Merkel se preocupa mucho de la competitividad bajando salarios y beneficios sociales mientras sus medidas estúpidas destruyen nuestro nivel de inversión, que a medio plazo va a cargarse nuestra competitividad. De puro manicomio.

Mientras tanto los países europeos que tienen la inmensa suerte de no formar parte de la Unión Estúpida ya se miran la crisis a distancia y a través del espejo retrovisor, incluida Islandia, uno de los más aparatosos desastres económicos al inicio de la crisis hacia el 2006, pero que ha podido solucionar sus problemas sin la ayuda de los tontos vestidos de negro de la Catastroika.

No puedo entender que la mayoría de españoles todavía no vean claro que se tiene que salir pitando de este agujero de estupidez y egoísmo que es la U.E., en especial en Catalunya que es una de las CCAA que somos contribuyentes netos, o sea que encima nos cuesta dinero pertenecer al club de los juguetes rotos con los que la niñita Merkel se entretiene. Tampoco puedo entender que los líderes europeos que se han atrevido a enfrentarse a la Führer Merkel se puedan contar con los dedos sobrados de una sola mano, lo que es otro incentivo para salir pitando.

Por si las obsesiones económicas de Merkel – U.E. no fuesen suficientes, además ni en política internacional saben hacer la O con un canuto. Frente a las durísimas condiciones que España y otros países tuvieron que soportar para poder entrar en lo que entonces era la CEE, países como Rumania y Bulgaria han entrado con lo puesto y el esfuerzo lo ha hecho la propia U.E. a costa de invertir los miles de millones  que deberían aplicarse al crecimiento económico que solucionaría de una vez la crisis. Todo porque desde siempre algunos líderes alemanes desde Von Hindenburg y Hitler a Merkel han estado obsesionados con la expansión hacia el este de Europa, y con el agravante que al intentar aplicar el mismo método que con Rumanía y Bulgaria a Ucrania, que también nos va a costar otro montón de millones, han armado el gran lio nada menos que con Putin, Don Vladimir. No me digáis que no es para buscar refugio en el punto geográfico del planeta más alejado de la U.E.

Para acabar el relato de la estupidez europea solo falta añadir que no les sirve de nada el ejemplo Japonés, que después de 20 años de estancamiento se decidieron por tomar las medidas que la U.E. todavía está a tiempo de aplicar, pero después de un año de mejora sustancial, el pago de su elevadísima deuda pública, provocada por los 20 años de estancamiento, les ha obligado a aumentar los impuestos al consumo, lo que ha supuesto un frenazo, esperemos que temporal, a su nuevo crecimiento económico.

Por supuesto que si continuamos por el camino de las medidas estúpidas Merkel, transcurridos algunos años, y gracias a la iniciativa privada, puede que la cosa se empiece a animar, y podría ser que los años de limitaciones presupuestarias hayan fortalecido el sistema, pero incluso en ese caso, es decir incluso si las medidas estúpidas, a base de muchos años e inmensos sacrificios, acaban en algo positivo, el camino seguido no habrá valido la pena, porque se podía haber conseguido mejores resultados en mucho menos tiempo, sin tantísimos sacrificios y sin dejar un rastro de millones de desgracias personales, simplemente aplicando sentido común en vez de obsesión y tozudez enfermas.

Lo tengo muy claro. La única razón por la que quizás vote, en cualquiera de las posibles formas de referéndum o consulta, a favor de la independencia de Catalunya es porque aseguran que seríamos expulsados de la U.E., y pasaríamos a formar parte de los países europeos que van bien y no están obligados a cometer inmensas estupideces porque lo manda una ex funcionaria de una extinta dictadura soviética y un montón de políticos obedientes de la U.E., a los que nosotros y nuestros problemas solo les interesamos a la hora de votar.


AL PRECIPICIO.


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