Revista Filosofía

Alberto de Belaunde, PPK-17: un voto por la recuperación de lo político

Por Zegmed

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He tratado de abstenerme de escribir sobre política en estas semanas. Las razones son numerosas, pero una de las más importantes es la inmensa confusión en la que nos ha metido el JNE sacando candidatos de carrera, aplicando la ley de modo dispar; en suma, dejando la impresión de que el proceso no es plenamente democrático. Una forma de resumir mi inhabilidad para escribir es, simplemente, cierta experiencia de desesperanza; la misma que se ahonda ante la distancia.

Pero la desesperanza no ensombrece todo. Siempre quedan razones para la lucha y cuando parece que ya no quedan, corresponde crearlas. En mi opinión, Alberto de Belaunde, PPK-17, encarna ambas cosas: una razón para creer que las cosas pueden ser distintas y una persona capaz de hacer emerger nuevas razones para luchar por un horizonte distinto.

Hay muchas cosas que podría decir sobre Alberto y varias de ellas ya han sido resaltadas por muchos, así que evitaré repetir. Alberto es mi amigo hace años. Lo he conocido como un talentoso estudiante, como un muy poco usual dirigente estudiantil capaz de lograr cosas valiosas, como un excelente gestor en la Municipalidad de Miraflores, etc. Todo eso se sabe y pueden vistar su página web para tener más información.

Yo quisiera decir algo un tanto distinto sobre Alberto, sin embargo; algo que resalte una cualidad única en medio de tantas áreas de probado talento. Para mi, Alberto encarna la recuperación de lo político. Uso el neutro aquí porque no me refiero solamente a la política entendida como el mero votar y los momentos de tensión electoral. Alberto ha representado desde que lo conozco mucho más que eso. Alberto tiene un genuino interés por la recuperación de lo político; una recuperación que, me parece, él entiende como una apuesta global, sostenida y orgánica por hacer del Perú y de la comunidad política que él representa un lugar mejor, al servicio de los más vulnerables, algo que no es otra cosa que poner la política al servicio de la justicia. Pero Alberto no se queda allí y eso que ese allí ya dice mucho sobre su calidad como persona.

Alberto tiene una talento que pocas personas de principios tienen; Alberto tiene también talento para la política. No se trata de un ingenuo idealista que por su afán de recuperar la importancia de lo político no está al tanto de lo sucia y compleja que es la política. Alberto lo sabe y tiene una inteligencia que siempre he admirado para saber navegar el complejo juego de la política con astucia, pero sin jamás renunciar a sus principios. Este es un talento inusual y, a mi juicio, un talento fundamental. Alberto lo tiene y es por eso que su presencia garantiza la recuperación progresiva de lo político en el medio de los ataques, las dificultades y las oportunidades con las que la política nos confronta.

Recuperar lo político requiere aprender la danza de la política; requiere dignidad y principios, pero también astucia y capadiad de maniobra. La ingenuidad no sobrevive la política; la corrupción destruye lo político. Alberto no es ingenuo. Alberto no es corrupto. En contraste, él es capaz de crear consensos, algo esencial en la pólitica y particularmente en el congreso. Alberto es capaz de ceder sus aspiraciones personales, incluso cuando ellas están bien fundadas, para poder servir mejor a la causa que esas aspiraciones defienden. Su posición respecto a la unión civil es el mejor ejemplo. Alberto sabe que el cambio toma tiempo y que el cambio sostenido requiere transformaciones profundas. Él tiene las condiciones para contribuir decisivamente en ese cambio. Por eso les pido su voto por él, PPK-17.

Una nota final merece el hecho de que vaya con PPK, lo que a muchos de mis lectores podría de arranque desanimarlos. Eso lo entiendo y no pretendo despreciar esa posición. Sugiero un camino de posible reconcialiación, no obstante. El congreso es un lugar fundamental para la recuperación de lo político, para la sostenibilidad de la democracia. Este congreso tendrá, muy posiblemente, cerca de 60 congresistas fujimoristas. La mayoría de ellos serán figuras irrelevantes, sin liderazgo y sin talento; pero ellos votan y eso importa demasiado. Cuando el congreso promete una configuración tan dispar de fuerzas, figuras individuales importan muchísimo. Un líder con talento puede jalar votos. Un líder con principios puede defender causas justas en los medios y en el pleno. Un líder con maniobra puede puede lograr consensos; sí, incluso con el fujimorismo. Y esto es crucial: los antifujimoristas necesitaremos el voto fujimorista, no lo pierdan de vista. En mi opinión, Alberto tiene el talento para todo esto. No me entiendan mal. Alberto no es el salvador de la democracia. Alberto no puede hacer las cosas solo. Alberto no es la única figura con talento que entrará al congreso. Pero es una de las pocas. Lo necesitamos.

¿No te gusta que vaya con PPK? Lo entiendo, pero creo que ese no es el punto dadas las condiciones señaladas. Este congreso representa un riesgo para la democracia en muchos niveles. Ante un riesgo tal, creo que es importante tomar partido no tanto por el partido del candidato, sino por sus principios y su talento para poder frenar el riesgo de un congreso dominado por el fujimorismo. No dudo que haya otros candidatos que podrían hacer algo similar. De hecho tengo algunos nombres en mente, pero no conozco a ninguno como conozco a Alberto.

Si nos conocemos personalmente o si has seguido este blog a través de los años y, con suerte, confías un poquito en mi juicio, te invito a votar por Alberto de Belaunde, PPK-17, mañana. Te invito a un voto pragmático, si es que no te gusta que vaya con PPK: te garantizo que Alberto nos ayudará a frenar el avance del fujimorismo y eso ya vale mucho. Pero Alberto representa mucho más que un voto pragmático, amigo lector. Alberto nos puede ayudar a recuperar lo político. Esa sola oportunidad, esa sola esperanza, supera el pragmatismo. Esa esperanza es una cuestión de principios; los principios de Alberto, quizá también tus principios.


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