Revista Opinión

Alcoholismo y juventud, una mezcla común en Cuba

Publicado el 03 febrero 2016 por Tablazo Tablazo Cubanoti @tablazocom

Las más recientes noticias sobre Cuba hablan de un país con elevado índice de envejecimiento poblacional, azotado por una crisis migratoria que ha aumentado sustancialmente en los últimos años, y una significativa desproporción entre los valores del mercado y los ingresos de la población trabajadora. A este escenario poco prometedor hace frente el gobierno de la Isla apoyándose en viejos discursos y metas utópicas, con la única modificación de que el otrora “futuro luminoso” ha sido sustituido por un “socialismo próspero y sostenible”.

Alcoholismo y juventud, una mezcla común en Cuba

Joven bebiendo en un parque wifi (foto: Ana León)

Para alcanzar este nuevo propósito, el presidente Raúl Castro cuenta con los jóvenes, quienes tienen la responsabilidad –involuntaria– de ser la vanguardia de la revolución. Ello conduce a la siguiente pregunta: ¿en qué estado se halla la susodicha vanguardia? Según la Oficina Nacional de Estadísticas, el 20 % de la población nacional ha cruzado el umbral de los sesenta años de vida. A esta cifra hay que sumar la emigración anual de miles de jóvenes en edad laboral, mientras un rápido vistazo a los parques y esquinas de la capital revela un inquietante número de hombres y mujeres –de edad estimada entre 18 y 35 años– desocupados o viviendo, como se dice popularmente, del invento.

La certidumbre de que es absolutamente inútil perseverar en el estudio o conservar un puesto de trabajo cuya remuneración mensual se esfuma en tres días, ha causado la proliferación del ocio y la delincuencia. Dichos males pueden, por sí solos, hacer naufragar cualquier sociedad; pero en Cuba hay que sumarles el impacto del alcoholismo. A menudo es esa conciencia de vivir en “la lucha”, o el ambiente de eterna fiesta en que pretenden derrochar las 24 horas del día, lo que lleva a muchos cubanos a salir a la calle desde temprano, con una caneca de ron, una cerveza o un “Planchao” (cajita de cartón que contiene 200 ml de ron) para “cargar las pilas” y hacer frente “a lo que aparezca”.

Alcoholismo y juventud, una mezcla común en Cuba

La cultura etílica del cubano, sustentada en la condicionante histórica de vivir en una sociedad patriarcal y productora de uno de los mejores rones del mundo, se ha convertido en una cualidad de presumir, un pasatiempo sin horario predeterminado e incluso una muestra de status económico y refinamiento, en dependencia de la botella elegida. “Dime qué bebes y te diré quién eres”. En un país donde la comida escasea –tanto en los mercados agropecuarios como en las tiendas de recaudación de divisas– y cuyo presidente no habla de otra cosa que no sea la sustitución de importaciones, es sorprendente la variedad de bebidas alcohólicas que se ofrece en las tiendas, lo mismo en pesos cubanos que en CUC. Paradójicamente, las neveras destinadas a productos cárnicos permanecen vacías; pero en los estantes se alinean diversas marcas de cervezas importadas que los cubanos adquieren, ora por la insuficiente producción nacional, ora por el ánimo de ostentar típico de quienes han sufrido toda clase de penurias.

Las fotos que aparecen en este artículo fueron tomadas el jueves 21 de enero de 2016, entre las dos y las tres de la tarde. En ese intervalo fue posible presenciar un verdadero desfile de bebedores ocasionales, que se entregaban a su placer con fruición anunciadora de futura dependencia crónica. Cualquier persona que no conozca la realidad nacional podría pensar que estos ciudadanos están en su tiempo libre; pero en Cuba no es nada raro percibir aliento etílico en un enfermero o un dependiente farmacéutico, ni que un trabajador por cuenta propia se arrogue el derecho de beber mientras realiza su oficio, toda vez que no tiene la obligación de responder ante un jefe.

Otra de las terribles consecuencias del alcoholismo cubano contemporáneo es que no se limita a defenestrados insalvables, sino que se ha extendido al sector estudiantil. Se ha hecho habitual que alumnos de preuniversitario acudan a clases bajo los efectos directos del alcohol o de la resaca. Pero lo más alarmante es que al preguntarles el porqué de beber a cualquier hora del día, la respuesta sea: “porque no hay más ná”. Si bien estos casos reproducen un patrón de conducta social aprendido en la familia, también constituyen una elocuente muestra de la desilusión que embarga a los adolescentes cubanos, cuyas expectativas de colmar anhelos materiales básicos se hallan muy distantes del bolsillo filial.

Alcoholismo y juventud, una mezcla común en Cuba

Según el Departamento de Estadísticas de Salud Pública de La Habana Vieja –uno de los municipios más densamente poblados del país–, se ha detectado un progresivo aumento del consumo de bebidas alcohólicas en los adolescentes de entre 15 y 19 años; práctica que se hace más frecuente cuando arriban a las edades de entre 20 y 24 años, en las cuales normalmente se registra un alza ligera del poder adquisitivo. Esta negativa tendencia, manifestada por un segmento nada despreciable de la juventud cubana, ha coincidido además con la creciente violencia en los barrios marginales y en centros recreativos nocturnos, el consumo de drogas duras y el rechazo –apreciable desde edades tempranas– a alternativas educacionales.

La repercusión de este complejo problema podría resumirse en el incidente registrado el propio día 21 de enero ante la emblemática “Bodeguita del Medio”, cuando una turista argentina, mojito en mano, preguntó sorprendida: ¿Acá está permitido beber en la calle? La respuesta salió de uno de los músicos del combo, que alegremente aseguró: “Amiga, aquí usted puede beber dondequiera”.

Transeúntes bebiendo en la vía pública (foto: Ana León)
Transeúntes bebiendo en la vía pública (foto: Ana León)
Trabajador por cuenta propia bebiendo cerveza (foto: Ana León)
Trabajador por cuenta propia bebiendo cerveza (foto: Ana León)
Jóvenes desocupados, bebiendo ron (foto: Ana León)
Jóvenes desocupados, bebiendo ron (foto: Ana León)

Alcoholismo y juventud, una mezcla común en Cuba
Fuente: CN


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