Revista Cultura y Ocio

Alex

Publicado el 01 julio 2016 por María A. Ayuso @MariaysuMundo
Sí, lo reconozco, he vuelto a sucumbir a Pierre Lemaitre y he vuelto a devorar una de sus novelas. Esta vez se trata de ‘Alex’, la segunda entrega de la serie del comandante Camille Verhoeven. ¿Y qué puedo decir? Pues más de lo mismo cuando me enfrento a este autor: una novela que me ha atrapado y enganchado, que he leído en apenas tres días y que, como siempre, deja con ganas de más. Menos mal que todavía hay dos títulos de la saga por delante...

ALEX

Portada de 'Alex', de Pierre Lemaitre, editado el Alfaguara


'Alex' parte del extraño secuestro de una joven a la que nadie echa de menos. Sin pistas ni sospechosos, Camille Verhoeven se pone en marcha para encontrarla, eso sí, con el recuerdo de Irène siempre presente. El tiempo ha pasado pero las heridas parecen no cicatrizar y cada día que pasa es una condena para el comandante que no quiere volver a fallar en un caso como este. Así pues, comienza la tradicional cuenta atrás para resolver un caso en el que parece que nada encaja y en el que al final nada será lo que parece. 


Hablar de Pierre Lemaitre es comentar un tipo de novela negra brutal, "nacida de las entrañas", en la que nada es lo que parece, pero que no trampea ni engaña, al final todo se descubre y el lector se queda estupefacto ante los giros brutales de los acontecimientos. Y es que 'Alex' tiene mucho de eso, de vericuetos imposibles, como uno de esos rompecabezas que, por más que avanzamos, parece que no vamos a resolver. Pero el final tiene una explicación que deja boquiabierto incluso a los que más literatura negra han leído. 

Alex es muy peculiar, un personaje complejo en el que hay que escarbar para entender su comportamiento. Poco a poco, Lemaitre va desgranando a esta mujer que esconde los secretos más oscuros jamás imaginados, algo que rompe por completo los esquemas de un lector ávido de respuestas desde el primer capítulo.

Repetir con este autor es sinónimo de éxito seguro. Además de historias brillantes y trepidantes, de personajes definidos y de finales sensacionales  e imprevisibles, Lemaitre regala un estilo breve, directo, conciso y limpio, con diálogos geniales y descripciones tan reales que a veces puede incomodar a los más sensibles. Pero es que es su seña de identidad. Lemaitre ha creado su propio género y me temo que la saga se me va a hacer corta... Una lectura imprescindible. 

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