Después de décadas sufriendo esta clase de ataques, da la sensación de que se ha convertido en una tradición que parece no tener fin, pero ahora parece que las autoridades han dado con “la solución” a los tiroteos o “school shootings” como ellos los llaman.
Obviamente, no es una solución, más bien otro parche a un bidón que hace tiempo que va perdiendo agua. Hay que dejar bien claro, que toda ayuda extra es buena, pero ni mucho menos deben buscarse soluciones en mejorar la defensa ante estos ataques sino a evitar estos ataques. Estados Unidos es un país que vive de su historia, y la ama con locura, por lo que no es capaz de renunciar a nada de su pasado. Sobre el dilema de las armas, se han escrito libros, se han llenado periódicos y noticiarios, filmado películas y debatido constantemente sobre su prohibición o el derecho a usarlas que los defensores tanto aclaman. Señores, estamos en 2015, ya no hace falta protegerse de los ataques de navajos, sioux, hurones, cherokee y demás, que más que ataques eran respuestas a los ataques e invasiones constantes de los colonos… Hay que empezar a darse cuenta del poder de las armas en las manos equivocadas.
En resumen, los estadounidenses deben abrir los ojos, aprender a adaptarse a una sociedad del primer mundo que crece sin armas y darse cuenta de que el único peligro que existe en su país son ellos mismos (y si eres negro, también los policías).
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