Mira que ha cambiado el mundo con la llegada de las redes sociales. Ahora nuestra vida se basa en subir fotos a Instargram de la comida en nuestros restaurantes favoritos, de nuestro gatos o perros, y como no, de pies en la playa en verano. En Facebook es imprescindible colgar el número de copas que nos tomamos todos los fines de semana y rematarlo con una del final de la noche. Y Twitter, o Twitter, bendita red social para lanzar indirectas o desahogos en menos de 140 caracteres.
En resumen: Exponemos nuestro día a día a gente que ni le va ni le viene (¡¡menos a l@s viej@s del visillo, que l@s hay, y muchos!!)
No contentos con exponerla en vida, un grupo de emprendedores españoles han decidido crear una red social para después de muerto… De nombre Alife, esta red social se financia mediante microfinanciación colectiva. Actualmente cuenta con 3.000 personas inscritas.
¿Dónde ha quedado el luto que todos merecemos y necesitamos hacer? ¿De verdad es necesario que también los que ya no están sigan dando guerra en las redes sociales? Si hay algún psicólogo en la sala me gustaría muy mucho saber su opinión acerca de este cambio que no solo es digital.
¿Qué pensáis que será lo próximo?
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