Revista Sociedad

Alimañas de dos patas

Publicado el 05 abril 2022 por Salva Colecha @salcofa

Hay días en los que sentarse e intentar contar alguna cosa en este púlpito resulta muy complicado. Muchos lo sabréis, sabréis lo complicado que resulta intentar escribir algo coherente porque se te ha metido la cabeza en una especie de estado shock que te lleva a quedarte en blanco. Seguro que has sentido esa sensación, es horrible.

Pues exactamente así estoy yo ahora, en plena fobia al folio en blanco con una extraña mezcla de rabia, estupefacción y perplejidad que me han dejado paralizado como un gato ante los focos de un coche. Siempre pensamos que lo que sale por la tele sucede “en otros lugares”, ya se que no es así porque donde yo estoy también es un lugar como otro cualquiera. Igual esa sensación es algún tipo de método de defensa que usa nuestro cerebro para sentirse más seguro, se lo preguntaré a mi psicóloga de cabecera. Pero al final sucede que llega un momento en el que se te cae el castillo y te das cuenta que la barbaridad no está sólo en Ucrania, en Madrid o en Valdemorillo de la Sierra. También puede esconderse en tu pueblo, en tu escalera o incluso más cerca, en ese momento te planteas muchas cosas.

Verás, resulta que el domingo se cometió otro de los crímenes abyectos que evidencia que puede que pertenezcamos a la peor de las especies que pueblan el planeta. Un sujeto asesinó a su hijo, otro caso de violencia vicaria, otro más de los que aparecen en las noticias, que nos llenan de horror hasta que la noticia de después vuelve a horrorizarnos en una sucesión de espantos que nos lleva a pensar que todo está perdido. Pero claro, cuando te has cruzado por la calle con los implicados, cuando has podido hablar con ellos, cuando les pones cara, voz y cuerpo la cosa cambia parece que toma otra dimensión y duele, sientes rabia, mucha rabia.

Es difícil entender, por lo menos para mí, que pueda existir tanta violencia en pleno SXXI. Igual es que soy cortito porque viendo hace un rato a Zelensky hablar a sus señorías de las similitudes entre Guernika y Mariupol me parece tiene razón el presidente ucraniano, no hemos mejorado mucho desde entonces. Pero como decía, si es difícil entender como todavía después de lo vivido recurrimos a los bombazos, más me cortocicuita el cerebro entender como se repiten una y otra vez, hasta niveles pandémicos, la violencia de genero y que encima existan negacionistas al respecto ya es alucinante.

Pero todavía existe un sótano más en el infierno de la violencia de género, la violencia vicaria ¿De verdad puede existir alguna alimaña de dos patas tan insensible e irracional como para asesinar a su propio hijo solo por hacer daño? ¿De verdad que es capaz de no sentir nada por él? Pues lo hizo, acabó con la vida de su hijo a cuchilladas y se quedó a ver el efecto de su obra. Si alguien no es capaz de sentir empatía ni por su propio hijo no se si ese alguien puede considerarse perteneciente a la especie humana y claro ¿Cómo podemos defendernos de semejantes bestias inmundas? Parece que en este caso los engranajes de la justicia han fallado, una vez más, igual deberíamos pensar de una vez que está fallando para que ni siquiera dos juzgados sean capaces de estar intercomunicados entre sí. Puede que si quitásemos ya el polvo a la máquina judicial se salvase otra vida porque decir “antes de que sea tarde” es insultar a tantos que ya no están y a tantas familias rotas por el dolor. Les debemos acabar con esto.

Perdóname hoy pero ya te digo, mi cabeza está en otro sitio. Lleva dos días a dos manzanas de mi casa. Hoy es un día de esos que piensas que lo que me enseñaron en la facultad no funciona porque es incapaz de parar la barbarie de los animales con forma humana que viven entre nosotros. Mañana supongo que ya podré pensar de otra manera, sacar de mi cabeza las ideas del ojo por ojo que todos tenemos alguna vez y poder darme cuenta de que más vale justicia coja que la ley de la selva. Eso es lo que nos diferencia de las alimañas sin nombre que andan sueltas.


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