Revista Opinión

Alsasua contra los derechos civiles

Publicado el 19 octubre 2016 por Vigilis @vigilis
En un pueblo de Navarra cuatro personas tomaban algo en un bar y varias docenas de abertzales les dieron una paliza que los mandó al hospital. Este es el resumen de la historia, a partir de ahí cada uno tira del hilo que más le conviene: unos insisten en la profesión de dos de los tipos que estaban en el bar (guardias civiles), otros recuerdan que el ayuntamiento racista permite fiestas públicas de escarnio al Jefe de Estado y los cuerpos policiales, hay quien señala incidentes previos relacionados con la lucha antidroga en ese pueblo (recordemos que los proetarras no viven del aire). En fin, los hechos concretos de este suceso no nos importan demasiado.
Alsasua contra los derechos civiles
A donde me dirijo es a los satélites que orbitan este suceso. ¿Cosas que a mí me parecen relevantes? A mí me parece relevante que se permita alegremente la actividad de plataformas discriminatorias y racistas en nuestro país. Me parece relevante que incluso entre quienes no comulgan con esas plataformas se comulga un poquito con esas plataformas: me refiero a la parte de las conversaciones que se sobreentienden. A la parte de los discursos y declaraciones que no se dicen porque no hace falta decir. A la parte de las imágenes que van calando. Pongo ejemplos muy prosaicos: los mapas del tiempo en las televisiones autonómicas, los nombres de las secciones de los diarios, los nombres de los grupos parlamentarios, la insistencia en decir que aquellos tipos eran guardias civiles (esa microjustificación: "lincharon a un hombre", "¿cómo?", "era negro", "ah"), las constantes declaraciones de cargos públicos y presentadores de la tele (la tele es el mayor instrumento de aprendizaje que hay) aludiendo a que en su pueblo son diferentes. La apología o defensa de la diferencia que se hace constantemente aunque sea una diferencia inventada que responde a intereses partidistas. Y por fin, la permisividad de diferentes gobiernos centrales hacia este estado de cosas (que es lo que a mí me produce más arcadas).
La configuración administrativa del estado no ayuda en nada de esto: las administraciones regionales forman parte de la estructura del estado pero se dedican a crear lealtades alternativas a la del estado. Una vez que la gente es más leal a su aldea endogámica que a su país tienes un problema de aplicación de la justicia en esa aldea. Esto sucede en Guipúzcoa, en el Lebensraum vasco de Navarra y en otros lugares pero nadie parece tener prisa por arreglarlo. Es más, ni siquiera se intenta solucionar porque está mal visto. Luchar contra la discriminación y el discurso del odio en España —y me refiero a la discriminación real no a las chorradas de salvar a la foca monje— está mal visto. (Una inexistente educación filosófica también opera aquí: la gente no sabe qué significa "tolerancia" o "ley", por ejemplo).

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Antes de entrar en un sitio en el que no hay derechos civiles leed bien los carteles.

¿Por qué está mal visto? Buena pregunta. En primer lugar existe una tendencia del estado en mantener el statu quo: todo estado es conservador por naturaleza (que Navarra sea una Comunidad Foral es consecuencia de un anexo de un tratado de paz de una guerra civil de hace 180 años). En segundo lugar, existe un interés partidista: "yo dejo que tú hagas ahí si tú me dejas hacer aquí a mí". En tercer lugar está la configuración de los mitos políticos españoles: en las izquierdas se relaciona la defensa de España con la defensa de la dictadura franquista y en las derechas tenemos los pactos silenciosos mencionados en la anterior oración.
Existen obviedades que tocan este asunto que tienen muy mala prensa y por eso no se discuten. Las leyes de concierto económico son dos excepciones que se otorgan a dos regiones y parece que es pecado quitarlas (o extenderlas al resto de regiones). Se da por hecho que es una región la que decide cómo se financia el resto en lugar de ser el parlamento nacional (ya que cómo se financia una región afecta a todo el país). La apología de la diferencia de la que hace gala una sociedad enferma como la de Alsasua existe en el resto del país tan solo un grado por detrás.

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Abrazo de Vergara.

A resolver el entuerto no ayuda nada que las izquierdas hayan decidido no tener una teoría del estado, una posición política sobre el estado más allá de los cuatro lugares comunes de botellón adolescente ("¡federalismo!", "¡confederalismo!", "¡que todo el mundo vote todo con el móvil!", etc). Tampoco ayuda nada que aquellos que parece que defienden ese principio liberal de que la acción del estado llegue a todas las esquinas de la nación lo hagan por mera pose estética, en mayúsculas y con avatares en tuiter con la bandera del pollo (o del águila de San Juan según a quién preguntes).
Sinceramente no sé lo que tiene que pasar para resolver un entuerto que cumple 100 años pero sí sé que ir postergando el problema igual no es buena idea.
Qué combatimos
En algunas capitales europeas hay barrios que llaman "no go zones" o sitios a los que no ir. Incluso algunos ayuntamientos tienen leyes especiales para ciertos barrios: se prohíbe pasear a perros (os recuerdo que el Islam prohíbe los perros si no son para el pastoreo), cierta indumentaria y muestras de afecto para no "perjudicar la convivencia" (igual alguien debería de definir el concepto de convivencia).

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Cartel electoral de AfD que alude a las "zonas a las que no ir".

La creación de guetos endogámicos tiene que ver con procurar mantener la homogeniedad fuera del gueto. El principal problema de esto es que... tienes guetos. Ciertamente estos casos no tienen mucha relación con nuestros irredentistas locales pero sí hay ciertas similitudes entre la aspiración de los predicadores salafistas y la aspiración de los que quieren "derecho a decidir": a ninguno de los dos le gusta la Guardia Civil, ni los símbolos del estado, ni que autoridades externas supervisen el cumplimiento de la ley y su base doctrinaria son nubes de colores (en resumen: particularistas e irracionalistas).
A los que sí se parecen más nuestros racistas locales es a los racistas de la vieja tierra del algodón. De hecho, en la misma Alsasua, existe una organización cuyo fin es expulsar a la Guardia Civil del pueblo. Esa organización —con el visto bueno del ayuntamiento, claro— hace fanfarrias populares donde queman muñecos de guardias civiles y la gente se echa unas risas mientras los niños tienen día de fiesta.

El aspecto de una sociedad enferma

En los condados de Wayne o Forsyth del estado de Georgia también "quemaban cosas" para que "ciertas personas" se fueran del pueblo. Por supesto con la aquiescencia del ayuntamiento.
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Alsasua contra los derechos civiles

Si son cuatro gatos no hacemos nada porque son cuatro gatos y si son muchos no hacemos nada porque son muchos. A mí esto no me sirve.

Uh. Si los proetarras ven que los comparo con el Klan igual no les parece tan gracioso. A mí me da un poquito igual lo que les parezca o deje de parecer. A mí me preocupa más la acción de la autoridad y ver cómo se repite siempre la misma historia. La historia del odio.
Después de la Guerra de Secesión se aprueban unas enmiendas a la Constitución de los EE.UU. y se extienden los derechos de ciudadanía y voto a la población negra. El caso es que los negros tuvieron que pasar cien años más sin ser completamente ciudadanos porque las autoridades locales escribían las notas al pie de las leyes. Así, un ciudadano negro del sur tenía derecho a voto pero la ley local exigía el pago de una tasa. La población negra con menor poder adquisitivo no se la podía permitir y a los blancos que iban a votar el colegio electoral no les decía nada si no pagaban esa tasa. Si un trabajador negro protestaba en su trabajo se le despèdía y el resto de empleadores locales recibían aviso de no contratarlo. La diferencia de salarios y la imposibilidad de obtener ascensos para los trabajadores negros los mantenía en una posición subalterna. Las leyes de segregación les reservaban peores lugares en los espacios públicos con el objetivo de "preservar la pureza racial" y perpetuar s condición de ciudadanos de segunda. Las escuelas de negros estaban peor financiadas que las de blancos. Etc.
Sobre el papel negros y blancos tenían exactamente los mismos derechos pero el papel no aguanta la realidad. Fueron las autoridades locales del sur las que mantuvieron el racismo oficial hasta que el gobierno federal empezó a mandar allí precisamente a la Guardia Ciivil.
—No nos interesan sus historias sobre el viejo Mississippi, ¿por qué motivo se marchó?
—Bueno quería... cambiar de paisaje. Ya sabe: el pan de maíz empezaba a sentarme mal.
—Si tan mal le sienta, señor hombrecito del FBI, ¿por qué no se acaba la cerveza y vuelve con sus jefes comunistas del norte que tanto aman a los negritos?
—Ja, ja, seguro que no conoce a mi jefe, el señor Hoover. A él no le gustan los comunistas en eso estaría de acuerdo con usted.
—Me importa un carajo con quién esté de acuerdo su señor Hoover. Sólo sé que tenemos cinco mil negros en este condado que todavía no se han inscrito para votar y haré lo posible para que no se inscriban jamás. Así que dígales a esos pijos de mierda de Washington que no nos van a cambiar ni un tanto así... o pasarán por encima de mi cadáver y el de un montón de negros.

Este tipo de conversaciones se dan todos los días en multitud de lugares de nuestro país. Hay como burbujitas de excepciones a la igualdad ante la ley o lo que es lo mismo a la autoridad del estado y se deja correr. La analogía con el viejo Dixie es inmediata si atendemos a lo que hacen las autoridades locales.
Para muestra la declaración del ayuntamiento de Alsasua depués de que algunos protestaran contra el Klan (si nadie dice nada ni habrían sacado un comunicado ya que "el sur es así" y "estas cosas pasan").
Alsasua contra los derechos civiles
Yo espero poder ver este documento algún día en una vitrina del Museo del Odio que tanta falta nos hace. En la audioguía de ese museo podremos escuchar cómo se pone el acento en que de las cuatro personas que recibieron la paliza dos eran guardias civiles, recordándonos a esos titulares tipo "tres hombres y un chino..." que permiten apreciar cierta peste nauseabunda.
El ayuntamiento de Alsasua, Mississippi, 1947, condena "todo tipo de violencia" incluyendo "las pequeñas violencias" "vengan de donde vengan". Es decir, ahí les parten la cara a dos chavales y a sus novias (¿cuántas quejas de las feministas de guardia? ¡cero!) y el ayuntamiento condena la disputa por Cachemira y la guerra de Sudán del Sur. Si el ayuntamiento fuera una persona se le diagnosticaría una psicopatía.
El ayuntamiento muestra su solidaridad con los guardias civiles agredidos junto a sus novias... al mismo tiempo que seguirá apoyando a la organización que demanda la expulsión de la Guardia Civil del pueblo. Cabalgar contradicciones supongo que es esto.
El ayuntamiento apuesta por la convivencia. Yo diría que tiran el dinero porque apuestan por algo que ellos mismos se esfuerzan por perder.
"El ayuntamiento muestra su rechazo..." ahora sí, ahora es cuando vas leyendo y te esperas encontrar "muestra su rechazo hacia los racistas e intolerantes que usan la violencia y el miedo para imponer su cerrada idea del mundo sin respetar la integridad de nadie que no piense como ellos", pero no. Muestran su rechazo "a la prensa por dar una imagen equivocada del pueblo". Ya sabéis: esos amigos de los negros del Washington Post y del New York Times. El Ombligo de Alsasua es toda la prensa que ese pueblo necesita y si no te gusta el pan de maíz te largas.
El quinto punto es gracioso: al ayuntamiento le preocupa que la policía investigue el linchamiento. En Endogamialandia cuando la víctima es negra la investigación del crimen es mala para la convivencia de los blancos. Claro.
En el sexto punto dicen que quieren avanzar hacia la paz y la convivencia pero que si no te gusta el pan de maíz ¿a qué esperas para largarte de su pueblo, amigo de los negritos?
Los tontos útiles
Alsasua contra los derechos civiles
Pasan los días y se van sucediendo las réplicas del terremoto. Básicamente todas se concentran en la idea de que si a una chica la violan la culpa es suya por llevar falda. Ahí está el jefe del círculo Podemos de "policías trabajadores demócratas" (sic) diciendo que la culpa era de las víctimas por estar en un bar donde él cree que sólo pueden entrar gente que comparte cierta opinión política. Y este señor fue policía.
La presidenta de Navarra fue a visitar a los heridos al hospital y condenó los sucesos y a continuación volvió a reunirse con sus socios de gobierno de EH Bildu, partido que considera estos sucesos una pelea de borrachos. Vamos, el comportamiento normal de una persona cuya brújula moral está desnortada.
Añado que el gobierno de Navarra tiene una consejería de "Convivencia y Paz" cuyas competencias alguien me las tiene que explicar con un osito de peluche señalando las zonas donde le ha tocado.
Voy acabando
No tengo solución para curar la enfermedad de odio y miedo que cubre con un tétrico manto pueblos enteros de nuestro país pero podíamos al menos fijarnos en cómo solucionaron en otros sitios problemas similares. Ahí está JFK federalizando la Guardia Nacional de Alabama y cuidando que todo apareciera en televisiones de todo el país. Un plan con dos patas: hacer presente al estado allá donde se discute y procurar que todo el país esté informado y participe de ello.
Un ejemplo anterior lo tenemos en la desnazificación de Alemania, un proceso que hizo pasar por el juzgado a millones de personas y no había Internet. Yes we can.



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