Destacar el apoyo que Armani ha mostrado hacia el desastre de Japón con prendas derivadas del tradicional kimono, donde el blanco y el negro tienen un lugar especial junto a trazados y estampados brillantes.
Chanel, con una colección muy tenebrista por parte de Karl Lagerfel. Utilizó colores oscuros y neutros, aunque también presento algunos diseños en fucsia y en azul eléctrico entre otros. Un detalle característico de su colección es el encaje que cubría los ojos de las modelos. Cinturas marcadas, faldas rectas y estampados metalizados predominaban en la colección. La verdad es que no me ha convencido demasiado, hace tiempo que Chanel no me inspira interés por ver lo que se muestra.
Givenchy, por su parte, presentó unos diseños realmente preciosos y ricos tanto en imaginación como en realización. Su diseñador, Riccardo Tisci, mostró con esta colección tejidos muy delicados, flecos y transparencias que le daban un aire etéreo a sus diseños.
Valentino, mostró diseños muy distintos a los que hemos podido ver este año sobre las pasarelas. Vestidos largos, trajes de falda y chaqueta y prendas perforadas predominaron en la colección, en colores tierra, tonos dorados y bronce, y nude, sin olvidar el rojo Valentino, que también apareció en un par de diseños. Una colección bastante elegante, donde las transparencias y los tejidos vaporosos y brillantes también tuvieron su lugar.
La colección de Jean Paul Gaultier, se presentó mucho más llamativa y atrevida que lo diseños presentados por otras firmas. Prendas llenas de fantasía en la que las modelos mostraron una vestimenta masculina y viceversa. Plumas, bordados y flecos en tonos fluorescentes y metálicos, con prendas en negro, beige o rojo entre otros. Al fin y al cabo, una colección que te cautiva, o que te decepciona rotundamente. En mi caso, y creo que en general, hubo diseños muy buenos y otros no tan buenos, pero en definitiva una buena colección.
Elie Saab... Tengo muchísimas palabras para describir su colección, y todas son buenas. Esperaba encontrar entre los desfiles de los distintos diseñadores, algo que verdaderamente me transmitiera lo que es la moda, algo que me impresionara, que me hiciera soñar, y por fin llegó. Feminidad y glamour en vestidos dignos de autenticas princesas. Una elegante paleta de tonalidades conformada por el nude el dorado, el plata o el azul entre otros que iluminaron una por una a las modelos. La colección incluía tantos vestidos largos como cortos, en los que no faltaron las lentejuelas, los bordados, los brillos ni los encajes. Predominaron las prendas con escotes en V y con transparencias. Para rematar, un precioso vestido de novia con un largo velo, y adornado con cientos de cristales pequeñitos.
Sin duda, para mi, fue la mejor colección de todas. Sencillamente porque considero a la moda un arte capaz de transmitir, y estos diseños lo consiguieron.
El modisto Giambattista Valli se estrenaba por primera vez en el club de la Alta Costura y la verdad es que lo ha hecho de una manera fantástica. Su colección estaba compuesta por preciosos vestidos con tejidos muy pomposos, en blanco y negro y alguno que otro en rojo y bronce. También había diseños de vestidos cortos con volúmenes preciosos que predominaron durante toda la colección, y detalles en tono coral muy cuidados a la hora de su elaboración.
Dior... una firma que sin Galliano ya no es lo mismo. Una firma que en su día cambió la percepción que yo tenía de la moda, de la feminidad, y hoy es un fracaso rotundo. Una colección plagada de figuras geométricas, tejidos plisados y con muchísimas capas. Es que no tiene nada que ver con el trabajo de Galliano, es que los diseños que antes me hacían soñar ahora lo único que me provoca es pasarlos sin ni siquiera haberlos ojeado. Creo que Toledano va a tener que pensar seriamente en el futuro de Dior, y de la imagen que la firma esta dando.
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