Revista Sociedad

Alternativas

Publicado el 06 febrero 2017 por Tomarlapalabra
AlternativasMusulmanes orando en una calle europea.

Propongo hacer un análisis entre todos y revisar desde cuando este tema del extremismo musulmán y su terrorismo adjunto es un problema serio en occidente, los antecedentes que lo han promovido y las alternativas reales que existen para su solución.

Después de la Segunda Guerra Mundial y casi hasta terminar el siglo XX poco se hablaba de este problema. Musulmanes había por todo occidente, que traían con ellos su religión y costumbres. Muchos venían atraídos por las ofertas de trabajo y salarios. También por las medidas impuestas por la democracia occidental que otorgaba ayudas, seguridad social, incentivos por hijos, facilidad para documentarse y reagrupar a su familia, respeto a sus creencias y a sus formas de vivir.

Recuerdo que entonces sólo nos preocupaba el diferendo israelí – palestino que iba teniendo sus altas y bajas.  Los otros conflictos bélicos que surgían entre países de aquel entorno (auspiciados en muchos casos por occidente o por los rusos) garantizaban una demanda creciente de la industria armamentista y también aseguraban aliados que satisfacían nuestras necesidades de petróleo. Aunque existía el Corán, no se hablaba entonces de Al Qaeda, ni de ISIS, ni de camiones arrasando un paseo lleno de personas en Paris. No era necesario que la Merkel o el Trump de turno se metieran en esos tremendos líos en el que las dos alternativas (aceptar o rechazar) terminan siendo malas de gestionar ante la sociedad y el electorado.

Hasta esas fechas los musulmanes residentes en occidente no eran un peligro para nuestra seguridad. A ellos no les imponíamos nuestra fe ni ellos pretendían inculcarnos la de ellos. Así pues, el problema se ha creado en los últimos 20 años y por tanto no es fruto de la religión musulmana, ni de la católica (que también tuvo su historia de masacres y discriminación unos siglos antes).

A los árabes gilipollas que decían en una esquina tonterías sobre nuestra cultura, no se les tomaba en cuenta, ni se les divulgaba en la red y la prensa como testimonio de lo mala y cruel que era toda su familia de fe. Ni siquiera la guerra de Argelia trajo incertidumbre en los parques occidentales, los atentados, la guerra de guerrillas y los muertos siempre ocurrían fuera de nuestras fronteras…. En fin, que vivíamos ajenos al pánico terrorista de hoy y ni siquiera te revisaban el maletín de manos cuando tomabas un avión.

Primero la invasión rusa a Afganistán y luego las americanas, también a Afganistán e Irak, fueron los grandes detonantes de odios y muertes. El componente religioso o extremista no es el origen del actual estado de cosas y por ello es un error considerar y actuar teniendo esto como fundamento. Ni por las buenas ni por las malas se podrá cambiar aquel mundo tan lejano al nuestro en ideas y costumbres. Pero a la vez tampoco se le puede ignorar ni marginar.

Se dice que los “moros” nos quieren imponer su religión y su forma de vida, lo cual sería un sinsentido. Como también lo es el deseo de imponer por la fuerza en aquella zona el estilo de vida occidental. ¿Cuál de las dos áreas ha tenido primero esa pretensión?. Y deberíamos pensar que influencia en todo este tema tan escabroso tiene el proceso de globalización que tanto nos interesa, con grandes beneficios para la Humanidad pero con sus incertidumbres, al acercar distancias, abrir fronteras, aumentar accesos, liberar mercados y competencia y hacernos, en teoría, a todos potencialmente iguales.

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Un número considerable de militantes del grupo terrorista Estado Islámico han nacido en occidente.

Pero fuere por la causa que fuere, el problema existe, es muy importante y requiere alguna alternativa de solución. Yo -haciendo un ejercicio de simplificación- anotaré tres alternativas diferentes, pero la lista la podremos hacer tan larga como ustedes deseen:

1,- Variante ZP o Alianza de las Civilizaciones: que plantea una alianza entre Occidente y el mundo árabe y musulmán con el fin de combatir el terrorismo internacional por otro camino que no sea el militar. Se propone además la cooperación antiterrorista entre ambas áreas, la corrección de desigualdades económicas y el diálogo cultural.

Es como “ir a por las buenas”. Es como pedirles a ellos que nos ayuden a liquidar a los de ellos que se portan mal con occidente. Resulta tan infantil e irreal que no merece una especial atención. Además, ni siquiera soluciona el problema adjunto que es el movimiento de grandes masas de inmigrantes árabes hacia los países occidentales donde ya habitan (de manera legal o ilegal) millones de parientes y amigos.

2,- Variante Trump o Por mis santos cojones: que ve la solución en el uso del poderío militar (inc. nuclear) en la zona árabe y cierra sus puertas a cal y canto a todo el que viene de allí. Es tan infantil y errática como la primera, es pan para hoy y hambre para mañana,  aumenta el odio y los conflictos. Esta variante, que oficializa la xenofobia ante el diferente de religión o zona de origen, justifica o alienta que los otros utilicen el terrorismo como venganza. Además, si deja “rendijas” abiertas por intereses económicos o políticos, por ellas se le colará “la peste maldita” (ya hubo un desgraciado ejemplo).

Es el uso desmedido e irresponsable de la fuerza que más que solucionar, agrava el problema, que le trae mucha contestación en la sociedad occidental, en la americana, en sus socios de otros gobiernos y en todo el mundo árabe, incluyendo a sus aliados. Era más inteligente usar esos 90 días de cierre de fronteras, para estudiar una opción más adecuada y favorable a los intereses de EEUU y de su seguridad nacional. ¿Se podrá mantener esta medida después de los 90 días?…. y si la retiran.. ¿no estarían haciendo un ridículo magistral y mostrando debilidad ante el enemigo terrorista?

3,- Variante canadiense o la de “no pasa na”: que se mantiene en el siglo XX, que evita o ignora el problema, que limita su acción a los controles fronterizos y a las leyes de inmigración (generales para todos los orígenes), que no establece distinciones entre razas y costumbres, que delega a su sociedad la acción de integración de los llegados.

La “minoría visible” en la que también se incluyen a los árabes en Canadá representa el 20 por ciento de la población del país, cifra muy alta pero que al parecer no tiene incidencia real en el fenómeno del terrorismo extremista que abruma a occidente. No dan besos a los musulmanes pero tampoco se les tira piedras ni se les tiene tanta manía. Más de 130 años recibiendo árabes (cristianos, musulmanes o santeros) y no ha habido grandes conflictos en Montreal.

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En resumen, el problema del extremismo islámico se ha generado de forma artificial, no es congénito a la religión musulmana ni a viejos mandatos del Corán. A los musulmanes “malos” que son minoría no se les derrota o convence con palabras. Pero a los “buenos” que son mayoría tampoco se les puede aplicar políticas de marginación y odio, eso es echarle gasolina al fuego.

No defiendo los intereses de los musulmanes, que ya se defienden por si solos. Creo que órdenes alocadas o poco pensadas del Sr. Trump en ese sentido, afectan sobre todo a la seguridad de USA (y occidente en general). No es tema tan simple como para tomar medidas provisionales, ni conseguirá con ello obtener méritos y prestigio en su mandato, que es lo que muchos deseamos.

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