Revista Cine

'always in my mind'

Publicado el 15 agosto 2012 por Alma De Frontera @almadefrontera
Las casualidades no sólo existen sino que vienen a nuestro encuentro inexorablemente. Unicamente podemos, advirtiendo su presencia, adelantarnos para esquivarlas o exponer nuestra inacción a su hallazgo. 
Pareciera que un destino caprichoso hilase bien fino y se ocupase de cada uno de nosotros, como si en verdad algo importásemos a los designios del mundo. Una conjetura fuera de toda lógica y razón que nadie puede enunciar sin ser tomado por loco. Y sin embargo, se mueve..., la casualidad se burla de nosotros o nos premia con fabulosos encuentros, a diario tras cualquier esquina, como una paradoja que desafía las prudentes leyes de la inteligencia.

La obra, vida y temprana muerte del 'Rey del Rock' le auparon a icono universal, paradigma y enseña del movimiento rockero. No fue casual por tanto, el hecho de que desde los primeros albores de mi tupé celebrase el obituario de Elvis, religiosamente cada 16 de Agosto. 

En verdad que era y sigue siendo difícil sustraerse a una rememoración amplificada anualmente por toda clase de medios de comunicación. Mayor hoy si cabe, como pueden demostrar los miles de tweets y espacios de internet puntuales a la cita y consiguiente glosa de la estrella, como éste mismo sin ir más lejos. 
Por tal motivo, en los días de mi juventud acostumbraba a despachar la efeméride con la indisimulada vehemencia de rockero militante hacia su música, recurrentes actos de afirmación alcohólica y documental sobre su vida privada, y encendidas loas a la eternidad del mito. Un coro de parroquianos y bebedores fomentaban la comunión. Al hilo de su música, desenpolvada para la ocasión y devuelta a rasgar la noche con su sonido añejo, enfrentada a la postmodernidad imperante de aquellos días, fervorosas rondas de whisky poblaron los mostradores, devotas cervezas se alzaron en innumerables brindis a la memoria de 'El Rey'... El cóctel se tornaba por momentos explosivo: el Rock & Roll se revolvía en su tumba y cobraba nueva vida al poseernos, entre risas, salmos y alaridos. Mientras nuestros espectros borrachos se adueñaban de la noche, Elvis sonreía socarrón desde lo alto del firmamento.
Siempre seguí a Elvis. A veces me asistía un pudor mal disimulado por el que desviaba la atención hacia rockeros más duros y contundentes, menos famosos, más malditos y sobre todo, sin el marchamo fatal de sex symbol o su deriva como baladista. Por no hablar de su desquiciante cinematografía. Sin embargo, fueron actitudes pasajeras, prejuicios que la edad se encargó de desechar para que triunfase finalmente sin rival entre mis estrellas favoritas, por su gran legado artístico y personalidad icónica.
Pero no es de Elvis de quien vine a ocuparme en estas líneas. !...?
Por lo que se cita aquí en primer término fue que después de años de aquella estúpida, rebuscada y triste conmemoración, ésta viniese casualmente a coincidir con uno de mis aniversarios más felices. !...Como si desde tiempo antes viniese celebrando un amor que estaba aún por llegar!.
Atrás quedó todo. Aunque divertido en su momento, el pasado se antoja ahora un aburrido trance. Su fulgor disipa mis tinieblas, nada puede compararse a la felicidad de su amor. !Con ella son dulces hasta los días más amargos!. I LOVE YOU, BABY!
!...Y resultó una ceremonia tan brillante y conmovedora como cuando Elvis entonó 'Always In My Mind' para abrir el baile!.

Y continúa siendo una celebración, 
como cada día desde hace hoy diez años, 
con auténtico y mayor feliz motivo. ! Gracias, Tusi !

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