Amor a quemarropa

Cuando nos dejó Tony Scott muchos se apresuraron a decir que había muerto el director de "Top Gun" y el hermano menos creativo de los Scott ( Ridley es un genio absoluto). Pero la justicia si existe debe dejarle a Tony el placer de haber dirigido una película soberbia.
Cuando la revista GQ publicó un listado de títulos para ver en pareja me sorprendió para bien que "Amor a Quemarropa" figurara como una de ellas. Es una historia de amor. No nos engañemos. Es el "Pretty Woman" que todos habríamos querido protagonizar, y si viviéramos dos veces, cualquier romántico querría ser Christian Slater en esta historia. Es una historia sublime llena de grandes personajes. Como olvidar a Brad Pitt en su fugaz aparición, a un joven Gary Oldman o a una estrella que apuntaba como Val Kilmer.
NO es de extrañar que el título original sea "True Romance" puesto que no hay amor más grande que el que es capaz de apostar la vida por su pareja. Es un amor verdadero en toda regla, que te atrapa de repente. Quentin Tarantino aporta a este filme su categoría en los diálogos.
James Gandolfini (el posterior inmortal Tony Soprano) protagoniza una escena que nada tiene que envidiar a  Vigo Mortensen en la pelea en "Promesas del Este". Como no hacer mención de un Christopher Walken soberbio, que atiende atónito y a una disertación sobre los orígenes de los sicilianos. Denis Hopper es el autor de una teoría cuya escena no sólo es recordada por la bufanda de Walken. Disfrutad de Patricia Arquette, en ese momento para mi fue la novia de América. Atrévanse a ver "True Romance" porque posiblemente nadie, habrá vivido una historia de amor parecida. El amor es el protagonista.