Amour (Michael Haneke)

La crítica os dirá que es preciosa. Muchísimos espectadores, que es leeeenta leeeenta. Y es que "Amour" es absolutamente nada comercial y absolutamente bella.
El título no puede ser más perfecto, ni la historia de Georges y Anne más conmovedora en su aceptación de la implacable vejez.
Haneke nos destroza con su ternura, pero no con una ternura de lágrima fácil, sino honesta, sencilla y sumisa. Una verdad que, de tan común, se convierte en especial.
No se trata de nada más que de un matrimonio acompañándose entre las cuatro paredes de una casa que sólo parece respirar a través de las notas de un piano. No es más que una mujer enferma y un marido humilde. Y es precisamente por no ser más por lo que llega hasta la médula.
Una verdadera joya de serenidad peligrosa de la que Haneke puede estar orgulloso.