ANÁLISIS: Stray

Lo que un gato esconde

Que curiosos e interesantes son los proyectos que los estudios indie siempre esconden tras su halo creativo. Sacando a luz ese mundos únicos y particulares, que esconde un amor por el detalle, muchos sentimientos, y una narrativa más que particular.

Por ello, y bajo el siempre buen ojo de la gente de Annapurna Interactive, ya está entre nosotros uno de los proyectos indies más esperado de este año. Y es que con el desarrollo HK Project, un pequeño gato, y una inquietante historia postapocaliptica, planta una especial obra que no deja indiferente a nadie en ninguno de los sentidos.

BELLA SIMPLEZA GATUNA

Llegado el momento con ansias de jugar a Stray, más que nada por saber que concepto y mecánica se le había dado al juego sabiendo que el protagonista es un gato. Todo empieza sorprendiéndome por lo bien introducido que está el juego. Dejando ante nosotros un integrado e intuitivo tutorial, que nos acerca a las principales mecánicas. Además de empezar a introducirnos en una clara concepción narrativa, que poco a poco nos va mezclando zonas abiertas con otras más lineales.

Y es que S tray quiere complicarnos poco la vida. Manteniendo un control bastante ágil y preciso cuando deambulamos por terreno sencillos, e interactuamos con lo que nos rodea. Pero que termina por volverse demasiado simple y mecánico, en lo que a la parte vertical se refiere. Y es que movernos será un sin fin de pulsaciones para pasar de forma automática de cornisa en cornisa, o de cartel de neón a aire acondicionado, siguiendo casi un laberinto predefinido que es efectivo, pero poco creativo y falto de libertad. La cosa es que pese a ello está bien integrado, te mete dentro del mundo, y es ágil, consiguiendo no hacerlo para nada tedioso. E incluso sorprendiendo por lo inteligente del diseño de algunos niveles.

Más allá de esto, nos encontramos con un juego con objetivos bien marcados. Con misiones cristalinas y concisas. Y con una clara tendencia hacia la resolución de puzles de entornos, la adquisición y utilización de objetos, y de la búsqueda de coleccionables que nos sirven como hilo conductor y parte de la narrativa del lugar. Y donde la introducción de un compañero robot que nos vale como traductor, hacker o defensa, además de ayuda e inventario, supone un aporte esencial dentro del juego. Y un claro punto de inflexión entre ser un gato normal o con cualidades especiales.

Por cierto, me han parecido muy curiosas y bien integradas, pese a su sencillez, ciertas secciones de sigilo, de carrera, e incluso de acción. Que pese a ser pocas, dan cierto refresco al ritmo pausado del juego. Destacando además algunas acciones como el maullar, el arañar lugares o incluso el dormir que quedan un poco como anécdotas con la que quieren hacernos sentir más gato.

En general Stray es una aventura sencilla y fluida. Que en no más de seis horas la tendremos más que superada casi sin ningún problema. Y donde ciertos momentos de desorientación pueden que sean los únicos que nos puedan resultar algo de quebradero de cabeza para nuestros sentidos.

BUSCANDO UN POCO DE VIDA

A nivel narrativo ha sido curioso en primer plano como se ha creado una trama bastante inquietante e interesante. En un mundo donde; humanos, robots, y una apocalipsis, se irán mezclando con la vida de nuestro gatuno amigo en su afán por volver a su lugar de partida tras sufrir un accidente. Todo ello bajo una forma narrativa bastante simbólica y visual, que llegado cierto momento da un giro que la vuelve interesante pero más habitual.

Por lo que se refiere a la historia general es de esas que te enganchan. Te mantiene inquieto. Es capaz de darte a entender mucho con poco. Y consigue transmitir toda clase de sensaciones a base de pequeños objetos, pintadas, y actividades o situaciones del mundo que nos rodea. Y donde un objetivo mucho mayor del que te esperas se esconde tras todo esto.