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Ánima - Wajdi Mouawad

Publicado el 21 julio 2014 por Rusta @RustaDevoradora

Ánima - Wajdi MouawadEdición: Destino, 2014 (trad. Pablo Martín Sánchez)Páginas: 448ISBN: 9788423347773Precio: 19 €
Los humanos están solos. A pesar de la lluvia, a pesar de los animales, y de los ríos y de los árboles y del cielo, a pesar del fuego. Los humanos se quedan en el umbral. Han recibido el don de la verticalidad y, sin embargo, se pasan la vida encorvados por un peso invisible. Algo los aplasta. Llueve: y se ponen a correr. Esperan la llegada de los dioses, pero no ven los ojos de las bestias que los miran. No oyen cómo los escucha nuestro silencio. Encerrados en su razón, la mayoría no conseguirá nunca franquear la sinrazón, o lo hará al precio de una iluminación que los dejará locos y exangües. Lo que tienen entre manos los absorbe y, cuando las manos están vacías, se las llevan a la cara y lloran. Los humanos son así. Pág. 112.

Pocas situaciones impactan tanto como presenciar una escena de la violencia más macabra que el ser humano es capaz de infligir a sus semejantes. Y recalco esta palabra, presenciar, porque los medios de comunicación han trivializado tanto las guerras, el terrorismo y otras atrocidades que no basta con oír, informarse o ver en imágenes las muestras de brutalidad; hay que conocerlas en directo, sufrirlas y comprobar cómo afectan a las personas cercanas para saber de qué va eso llamado barbarie. Wajdi Mouawad(Beirut, 1968), reconocido director y actor de teatro, lo sabe, ya que de niño tuvo que emigrar junto a su familia por los conflictos civiles que asolaron el Líbano durante la segunda mitad del siglo XX. En 1983, se establecieron en Canadá, donde el autor ha desarrollado su carrera. Con su segunda novela, Ánima (2012), que le llevó diez años de escritura, acaba de ganar el Premi Llibreter 2014.Ánima - Wajdi MouawadLa novela comienza como un thriller: Wahhch Debch encuentra el cuerpo de su esposa, cruelmente asesinada, en el salón de su casa. El sospechoso es un hombre del que no sabe nada; no parece haber cuentas pendientes que motivaran el suceso. El protagonista se obsesiona con él y decide ignorar los trámites oficiales para ir a buscarlo él mismo. No se mueve por el deseo de venganza, sino por una extraña necesidad de ver al culpable con sus propios ojos para asegurarse de que no ha sido él quien ha cometido esa salvajada. Emprende un viaje que lo lleva desde Canadá hasta el oeste de Estados Unidos; un recorrido por territorios indómitos que tiene ecos de westernpor su aridez y la amenaza constante que se cierne sobre el protagonista.La particularidad es que la aventura se narra desde la perspectiva de más de veinte animales, entre los que se cuentan gatos, perros, moscas, caballos, ratas, pájaros y muchos más. Cada uno narra, en fragmentos breves (útiles para no entorpecer el ritmo), una parte del itinerario del hombre; y, por supuesto, no se limita a referirse a sus acciones, sino que evidencia su voz de bestia, su mirada de animal. Esta estructura tan ambiciosa tiene justificación: para empezar, una analogía entre el animal y el ser humano, que dadas las circunstancias del crimen aún resulta más potente: ambos pueden ser fieras, depredadores, carroñeros; pero también leales, tiernos, compasivos. Mouawad destruye dos tópicos de una tacada: ni los animales son los únicos seres «salvajes» (es curioso constatar cómo el léxico asociado a la violencia está lleno de vocablos del reino animal: bestia, alimaña, bicho, fiera, etc.), ni los humanos los únicos «inteligentes» o «racionales». Ánima muestra la irracionalidad que los mueve a todos, para bien y para mal.Este no es el único objetivo del punto de vista. Los animales no perciben la realidad del mismo modo que los humanos; y empleo este verbo, percibir, porque, además de la vista, conocen a través del oído, el olfato e incluso el gusto. El autor se introduce, no solo en una hipotética «mente», sino en el cuerpo de cada uno: capta sus movimientos, sus instintos, su metabolismo (ha consultado tratados de zoología para documentarse). Aunque cae en algunos clichés (el perro como amigo del hombre, la serpiente como perversa, etc.), el esfuerzo para caracterizarlos de forma individual es enorme. El protagonista, para ellos, es un hombre sin pasado, un desconocido (un «humano», como lo llaman; lo designan de este modo —y no como «persona»— para enfatizar el hecho de ser una especie más, sin atribuirle superioridad); y los animales cuentan lo que advierten sin entrar en cábalas psicológicas. Aquí radica la genialidad de Mouawad: el lector carece de la información habitual sobre el personaje (edad, trabajo, familia, orígenes) y debe averiguarla con los detalles que dejan caer las bestias, testigos (¿imparciales?) de su camino. Un gran ejercicio de sutileza en el que destaca el uso de los diálogos, que desvelan, poco a poco, los datos necesarios para comprender a Wahhch Debch.

Ánima - Wajdi Mouawad

Masacre de Sabra y Chatila.

Porque hay que comprenderlo para entender la complejidad de Ánima. A pesar de las apariencias, no es un thriller superficial sobre la búsqueda del asesino. Tiene un calado mucho más hondo, que conecta el asesinato de la mujer con otros sistemas macabros de matar. Con la guerra. El protagonista comparte raíces con el autor: presenció la masacre de Sabra y Chatila en 1982, cuando era pequeño. Ahora busca respuestas, aunque ni él mismo sabe con exactitud cuál es su pregunta. La obra muestra dos posibilidades de violencia: la personal (hacia su esposa, una violencia que solo sufren la víctima y sus allegados) y la política (de la contienda organizada y el ansia de poder, que afecta a toda una población). Ánimase ancla en la violencia real, bebe de ella, se desarrolla en ella. Y, en el fondo, queda la perplejidad de aceptar la irracionalidad del ser humano, la irracionalidad como elemento constitutivo de la realidad.Mouawad también plantea el conflicto por las diferencias étnicas. Además del tema israelí-palestino, no es casual que el protagonista se mueva entre mohawks, indios norteamericanos cuya comunidad está amenazada por las políticas de asimilación. Este ambiente favorece el contacto con la naturaleza —con los animales— y el estilo de vida alternativo, aunque hay que remarcar que la violencia se produce tanto en una reserva como en un apacible apartamento de ciudad; el autor no separa a indios de urbanitas en este aspecto. El entorno permite criticar asimismo algunas cuestiones disfuncionales de la sociedad occidental, como la ineficacia de los canales oficiales para asegurar el cumplimiento de la ley, porque la policía tiene sus propios intereses; y mostrar que algunos medios no institucionalizados pueden resultar válidos, como los recursos de un curandero para sanar una herida.

Ánima - Wajdi Mouawad

Wajdi Mouawad

«Perturbadora» define bastante bien todo lo que es Ánima. Perturbadora porque el lector la termina con otra conciencia de la realidad. Perturbadora porque habla de la maldad, de la crueldad, de la monstruosidad, sin buscar razones y destapando tabús con un punto de partida que recuerda a Tres noches, de Austin Wright. Perturbadora por una estructura complicada que, a pesar de sus riesgos (algunos animales aportan información superflua, sobre todo en las cien primeras páginas, y la forma de revelar el pasado del protagonista a veces peca de forzada, como al hablar en sueños), culmina el proyecto con éxito. Perturbadora por la intensidad de la escritura de Mouawad y su adaptación a la diversidad expresiva de los personajes (la novela está escrita en francés, pero incluye diálogos en inglés para acercarse a la voz de los no francófonos de la zona donde se sitúa). Perturbadora porque, aun con todas las ideas preconcebidas que se pueden tener sobre la obra, sorprende, desconcierta, conmociona.Y eso no es poco.

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