Anjem Choudary, el más peligroso apologeta del jihadismo en Europa

Anjem Chudary en una manifestación. Yo creo que sus ideas y sus objetivos estaban muy claros desde el principio.

The Daily Beast: The Jihadi Joker: Anjem Choudary, Was a Terror Mastermind por Maajid Nawaz:

Eventualmente, dejé el Islamismo del todo, pero después del asesinato de Newham los más extremos del grupo Al-Muhajiroun rompieron con HT y Anjem fue nombrado su líder en GB. Empezaron a apoyar abiertamente la jihad.

Durante las dos décadas que siguieron, muchos de nosotros, tanto musulmanes como no musulmanes, consideramos a Anjem como un extremista irrelevante, casi la parodia de un extremista. Pero como un payaso maligno, Anjem utilizó a ese personaje bufonesco para esconder debajo una red increíblemente vil. Nuestro rechazo y burla de su maníaca llamada a obligar a usar el burka a la Reina Isabel o a ondear la bandera negra del ISIS sobre Downing Street, le convenían perfectamente.

Pero las pruebas apuntan a que Anjem Choudary ha sido uno de los más peligrosos extremistas de Europa.

Durante los pasados 20 años, el grupo de Anjem, Al-Mujahiroun y sus vástagos del “Sharia Para…” han sido responsables de más de la mitad de todos los ataques terroristas en el Reino Unido. El mismo Anjem ha sido vinculado directamente al complot contra la base de la RAF de Lakenheath, a la radicalización del sucesor de Jihadi John, Siddharta Darr, al complot del Día de Anzac en Australia, al complot para degollar a un soldado británico, el asesinato del batería Lee Rigby en Woolwich en Londres, el complot de Royal Wooten Basset, el de la Bolsa de Londres  y con el terrorista suicida Omar Khan Sharif, responsable del ataque de 2003 en Tel Aviv. Anjem ha sido también vinculado a los atentados del 7/J, el suicida del zapato, el complot del ricino, el complot de la bomba de fertilizante, el de la bomba sucia y el de la bomba en el Transatlántico.

De todo el artículo quiero destacar esto:

Una guerra civil se ha extendido dentro del Islam, y ninguno de nosotros puede ya permitirse el lujo de permanecer neutral. En primer lugar, se trata de una guerra ideológica. El Estado, las empresas privadas y la sociedad civil deben intervenir en favor de los seculares. Una manifestación de miles de personas a favor de un califato en Wembley en 1995, seguido de un asesinato yihadista en las calles de Londres debería haber actuado como una clara advertencia de la brutalidad que ISIS estableció como consecuencia.

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