Revista Cultura y Ocio

Anna Allen

Publicado el 02 marzo 2015 por Juliobravo
Anna Allen
Doy fe de que, en esta foto, Anna Allen no recurrió al photoshop. Yo estaba allí y ella también. La foto se tomó en julio de 2013, el día del estreno en Microteatro de una obra escrita y dirigida por la propia Anna, «Exit». Anna y yo nos habíamos conocido en Nueva York (os aseguro que también estaba allí, e incluso nos hicimos otra foto juntos) en febrero de 2010. Yo había ido al Flamenco Festival y coincidí allí con ella. Fuimos juntos al teatro (vimos a Catherine Zeta Jones en «A little night music») y compartimos la primera de las conversaciones que mantendríamos a partir de entonces.

Ignoro lo que ha llevado a Anna Allen a querer hacer creer a todo el mundo que ha estado en la gala de los Oscar y a fingir y falsificar amistades y retratos, pero me ha dado mucha pena verla convertida en motivo de escarnio y burla por parte de tanta gente (sobre todo, de los que cayeron en su «trampa» e informaron sobre su presencia en la ceremonia; cosa que a mí tampoco me parecía algo imposible, por otra parte. Siento verla en la diana de todos los chistes y no quiero ni pensar en lo que esto puede suponer para su carrera como actriz. Pero me duele más pensar que detrás de todo esto pueda existir un trastorno o una enfermedad.

Todos ahora se ríen de Anna Allen y hablan de ella como una embustera y una farsante, pero yo me quedo con lo que yo conozco de ella; en julio de 2011 protagonizó en el festival de Mérida «Antígona», y entonces escribi: «su interpretación es poderosa y conmovedora. Ha arañado hasta el último resquicio de Antígona, que se muestra a través de una mirada vidriosa y magnética. Ha devorado al mito masticándolo con cuidado para comprender cada uno de sus actos, cada uno de sus sentimientos. Y lo ofrece al público con una pasión desabrochada y feroz, especialmente en su tan comprometido como emotivo monólogo final. Me gusta poder darle la bienvenida al teatro a esta actriz, a la que espero aplaudir muchas más veces, y me alegra haber podido asistir a este nacimiento escénico de una mujer a la que aprecio y admiro».

Me quedo con la Anna Allen luchadora, insistente, en ocasiones obsesiva, perfeccionista, que yo entreví en nuestras varias largas conversaciones. Con la mujer apasionada por su trabajo y deseosa de aprender que yo me encontré. Con la actriz magnífica, vibrante y enérgica, que yo conocí y a la que vi trabajar, aunque poco. No sé la verdad que hay detrás de la historia de los Oscar, pero en cualquier caso no me provoca hilaridad, sino lástima.

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