Revista Moda

Anorexia. Ofelia+Narciso+manipulación mental = AUTODESTRUCCIÓN

Publicado el 30 agosto 2013 por Pilar Baselga
Hace tres años, escribí una reflexión sobre el tema de la anorexia, viendo en mis clases un gran número de jóvenes que padecían esta distorsión en la percepción de la autoimagen, porque no me gusta llamarla enfermedad. 
Ahora, y a la luz de todo lo investigado desde entonces, entiendo que la anorexia no es una fatalidad,  una moda o una manía más de los tiempos posmodernos sino que forma parte de la agenda: llevar a la juventud a la esterilidad y la autodestrucción. Pues si las modas han podido ser muy dañinas (como el corsé o los pies de loto) hasta donde yo sé, son muy escasas las modas suicidas. Porque entiendo que los kamikazes o el sepukku  (hara kiri) no son modas, sino rituales. 
El siguiente artículo vuelve a retomar la estructura del anterior pero con cambios sustanciales. Espero que la información sea constructiva y pueda ayudar a las personas que están atrapadas en este círculo infernal del ego.
Anorexia. Ofelia+Narciso+manipulación mental = AUTODESTRUCCIÓN
Historia y mitos Dicen que la primera anoréxica fue Santa Catalina de Siena, porque ayunaba días y días. Pero confundir ayuno con anorexia es un error, pues el místico que ayuna no busca un aspecto exterior y aún menos una aprobación externa a su físico. El ayuno ha sido y sigue siendo un medio que tiene el hombre para entrar en estados modificados de conciencia. Estar delgado será pues un medio no un fin. Santa Catalina de Siena no era anoréxica sino mística, porque el ayuno es un camino hacia la iluminación, ayuda  a la meditación profunda y al paso a otra dimensión.
El místico que ayuna está buscando algo en su interior. Y con tanta intensidad que los demás no entran en consideración, directamente los demás no existen. En cambio la persona anoréxica está obsesionada con su imagen, con el afuera, con lo que ven, con lo que piensan los demás.  Pero esta confusión entre ayuno y anorexia es interesante porque pone en evidencia que existe una relación entre el no comer y el deseo de trascender lo físico.
Todos queremos, de una manera u otra, gustar y ser queridos. Pero el caso de la anorexia constituye un extremo del miedo a no gustar, un miedo que en este punto se ha convertido en una trampa mortal. La persona anoréxica ha perdido todo control sobre su existencia, está vendida a la opinión ajena,  vive esclavizada a la mirada externa, ya no controla su vida, depende de los demás para ser, para vivir. Y está dispuesta a gustar desapareciendo. Es un tipo extremo de esclavitud consentida. Estar dispuesto a morir con tal de gustar, y para ello se adopta el look Auschwitz,  la estética del exterminio -en este caso auto-exterminio-. Al estar obsesionada con la valoración externa,  el espejo se convierte en compañero de viaje, en compañero letal.
Aquí aparece la combinación de dos mitos: Ofelia y Narciso.
Ofelia decide suicidarse al no poder soportar la deshonra de amar al asesino de su padre: amor filial y amor a la pareja entran en conflicto pero no se resuelven,  no se aceptan dentro,  sino que se elije morir por miedo, pues la deshonra es miedo al qué dirán. Pero para su suicidio, la Ofelia anoréxica roba el arma a Narciso, el espejo, el traidor espejo,  creyendo tener en él a un aliado que le va a permitir alcanzar la forma perfecta, cuando de hecho se va a convertir en su peor enemigo. Espejar, especular significa también fantasear, imaginar. El reflejo no es la realidad, sólo es una ilusión, deformada por nuestro juicio; nuestra mente cree que lo que ve, lo que percibe ES la realidad. Estaríamos ahora, en este fin de ciclo, en el extremo autodestructor del imperio del ojo - aquel ojo que se instauró como centro de la concepción humanista del mundo con el Renacimiento-. El anoréxico confunde realidad con realidad percibida, cree que él ES lo que ven sus ojos. La mente nunca duda de lo que sus ojos ven, cuando está científicamente estudiado que una persona se altera y hasta grita cuando ve que su mano imaginaria está siendo sometida a algún tipo de agresión[1]Deberíamos desconfiar más de los que nuestros ojos ven. Narciso se enamoró de la imagen que veía reflejada en el agua. Y tanto se quiso acercar a besar esos labios que cayó en las aguas y en ellas pereció, fundiéndose con su propia imagen.
Pero la Ofelia anoréxica es un Narciso invertido porque en lugar de enamorarse de su autoimagen, se odia ; y ese reflejo, deformado por la percepción de la mente, lleva a la muerte por inanición.
Romanticismo y puritanismo
Pero volvamos a la historia. Donde sí podemos hablar de anorexia es con el primer hombre anoréxico que aparece en la historia como tal, Lord Byron. El poeta romántico se jactaba de haber adelgazado 17 kilos en unos pocos meses. Ayunaba durante días, se alimentaba exclusivamente de leche porque, en su afán de absoluto, quería ser etéreo, lograr ser sólo espíritu. El ayuno sigue en este caso relacionado con lo espiritual, pero el cambio se sitúa en la preocupación de Lord Byron por su aspecto físico: ser delgado significaba para él ser espiritual, y no bajo y carnal. Los monjes y monjas que ayunan y meditan no están preocupados por el aspecto que tienen.
Sigamos estudiando la relación entre el cuerpo y el espíritu en la religión de Occidente. En la ideología cristiana que culpa a la carne de nuestra caída, el cuerpo es la sede del pecado. El cuerpo y sus necesidades son enemigos del alma porque nos arrastran a las cosas terrenales, que son consideradas bajas y sucias. El cuerpo impide alcanzar la pureza. La carne es vil y no nos deja ascender a las cumbres de la espiritualidad. El cuerpo entonces percibido como el enemigo. Aunque parezca imposible, esta es la ideología que subyace, todavía hoy, tras el rito de la anorexia. La percepción negativa del cuerpo y de sus necesidades encuentra en el puritanismo británico el espacio ideal para prosperar a partir del Romanticismo, es decir hacia 1830, y durante la etapa victoriana, es decir todo el siglo XIX. Si el siglo XVI europeo vivió bajo la fascinación de lo español, el siglo XVIII lo fue de lo francés. El siglo XIX fue el triunfo indiscutible del Imperio británico y los ideales puritanos se extendieron a las clases acomodadas de todas las naciones occidentales. Así, de la mano del puritanismo, la anorexia iba a cebarse con las mujeres.
Anorexia. Ofelia+Narciso+manipulación mental = AUTODESTRUCCIÓN. Libro de medicina de siglo XIX en el que vemos la deformación de la caja torácica por el uso cotidiano del corsé.
Bajo el influjo inglés, la estética en boga en Occidente exige que la mujer idealmente femenina tenga una cintura de avispa que el hombre pueda rodear uniendo sus pulgares por delante y dedos corazón por detrás, aunque para ello la mujer deba vivir asfixiada por un corsé que deforma el tórax y desplaza los órganos, provocando enfermedades y abortos. El grabado adjunto ilustra un libro de medicina del siglo XIX en el que el autor denuncia esta insana costumbre. Pero de nada sirvió advertir a las mujeres del peligro de aquellas prácticas, del mismo modo que hoy en día la gente sigue friéndose en las playas a pesar de la advertencia del cáncer de piel.  La historia de la  moda revela que, en los hábitos estéticos, la peligrosidad de un hábito no evita su práctica.
En el siglo XIX, desmayarse era lo-más, era ser finísssssssssima. Una tez pálida era la prueba visible de tener una exquisita educación. La dieta ideal: langosta con champán. La dieta preferida de las modelos de pasarela. ¿Carne roja? ¡Qué horror! El hambre de carne llevaba al hambre de carne[2] y eso era impensable en una mujer comme il faut.
Años 30 y estética nazi

Anorexia. Ofelia+Narciso+manipulación mental = AUTODESTRUCCIÓN

Tanto Matisse como Picasso, siempre amaron las mujeres hermosas,  "formosas", con formas.

Los años 30 serán testigos de una sorprendente innovación que hoy pasa desapercibida porque se ha normalizado, una innovación venida de la estética del fascismo alemán, que también compartían los soviéticos, por cierto, y de su obsesión por un cuerpo sano y atlético. Greta Garbo y Marlene Dietrich con sus cuerpos andróginos sin pechos ni caderas,  inauguran la llegada de la estética nazi  al celuloide que se contagiará rápidamente a toda la sociedad occidental: a partir de ese momento, para ser bella una mujer deberá ser alta, rubia, atlética, con ojos azules y muy delgada. La estética nazi está tan implantada en nuestras mentes que no percibimos la extrañeza de sus normas. Si bien la cabellera rubia es un arquetipo de feminidad, juventud y pureza en Occidente presente desde la Biblia, jamás, en la historia de la humanidad,  las mujeres altas, delgadas y andróginas habían sido iconos  de belleza. Basta observar que, en aquellos mismos años 30, Picasso y Matisse seguían prefiriendo las mujeres entraditas en carnes, como siempre habían sido los modelos de belleza femenina anteriores al fascismo alemán.
Años 60, años de palillos
Otro paso importante hacia la moda de la extrema delgadez  lo fue dado cuando, en los años 60, la mayoría de los diseñadores, siendo homosexuales y prefiriendo, lógicamente,  las formas masculinas a las femeninas, comenzaron a vestir a mujeres planas y delgadas como estacas generando la estética Twiggy, la modelo “palillo”, alta, delgada, sin caderas ni pecho que paseaba los primeros trajes de chaqueta pantalón de Yves Saint Laurent. El diseñador francés y homosexual fue el primero en vestir a las mujeres con la prenda que simboliza la elegancia masculina, una expresión visible en la indumentaria del movimiento de liberación de la mujer que ya no pararía, hasta hoy, en que la mujer liberada empieza a descubrir que el feminismo es feminicida, como muy bien describe Prado Esteban [3].

Anorexia. Ofelia+Narciso+manipulación mental = AUTODESTRUCCIÓN

Twiggy, la modelo niña de los años 60

Twiggy físicamente no era una mujer, era una niña que preparó al look Auschwitz. Que los homosexuales prefieran las mujeres andróginas puede ser comprensible. Pero, nos podemos preguntar, ¿por qué los hombres que no son homosexuales también las prefieren delgadas? Por varios motivos. 
Lolitas, Electras e incestos
Muchos hombres las prefieren niñas, pequeñas, modositas, obedientes: lolitas. Por el deseo  natural de incesto. Pero esto no se puede decir. El deseo de incesto es un impulso natural del ser humano; por eso se prohíbe. Sólo se prohíbe lo que apetece[4]. El deseo de incesto ha sido y es aceptado en muchas culturas. En la nuestra, no, por razones que han sido estudiadas por Marvin Harris[5] y otros. Muchos padres desean a sus hijas. Algunos llegan a hacerlo, otros consiguen controlarlo, pero el deseo de incesto está ahí, soterrado, oculto. Pero nunca hay una sola causa a un fenómeno: en el siglo XX el hombre contemporáneo ha perdido su lugar tradicional de proveedor de protección y alimento de su  manada y no sabe cómo reubicarse. La mujer que durante milenios estaba circunscrita al ámbito de la casa y la familia ahora está por todas partes: en la empresa, en la política, en la universidad….Ante una mujer que ocupa los espacios tradicionales del hombre, los hombres no saben dónde ubicarse ellos mismos, y prefieren relacionarse sentimentalmente con mujeres que ocupen poco espacio físico, y que se parezcan más a sus hijas, inexpertas y frágiles con las que poder mantener el papel tradicional de superioridad y protección.

Anorexia. Ofelia+Narciso+manipulación mental = AUTODESTRUCCIÓN

Un hombre de 60 años casado una mujer de 30 es aceptado como algo normal. Lo inverso sería percibido como grotesco.

En la pareja Harrison Ford y Calista hay algo incestuoso pero, en nuestra sociedad, machista en muchos aspectos, esta gran diferencia de edad no resulta chocante. En numerosas películas, las estrellas de cine masculinas no suelen compartir la cartelera con actrices de su misma generación, sino con mujeres mucho más jóvenes. A partir de sus 50 años, actrices como Faye Dunaway, Merryl Streep, Susan Sarandon o Emma Thompson dejaron de ser las parejas de sus colegas generacionales Sean Connery, Al Pacino, Robert de Niro, Jack Nicholson o Michael Douglas. Ellos siguieron interpretando historias de amor pero con actrices veinte o treinta  años más jóvenes que ellos.
Estas parejas de hombres sesentones con jóvenes treintañeras son tan frecuente en el cine que ha pasado a ser algo completamente normal, porque lo habitual se vuelve normal, aunque sea un despropósito. En este caso, hay casi 30 años de diferencia. Cuando una mujer de sesenta se acuesta con un joven de treinta no tiene glamour, se ve grotesco, pero en los hombres no. Calista es tan frágil que parece que se va a romper, tan menuda que cuando es necesario su marido la pliega y se la mete en el bolsillo como si fuera una muñeca. Y ella, como Electra, se ha enamorado de su padre protector llevando así a la realización el deseo de incesto que también tenemos las mujeres. 
Mujeres fuertes y hombres desubicados La estética de la extrema delgadez coincide en el tiempo con la liberación de la mujer. Tras miles de años de sociedades  en las que los roles de hombre  y mujeres estaban muy bien definidos, la mujer en el siglo XX ha entrado en terrenos reservados desdibujando los espacios de acción. Mujeres artistas, empresarias, científicas, políticas, filósofas, a la vez que madres, educadoras, cuidadoras...Las mujeres han tomado tanto poder tan deprisa que el hombre no sabe qué hacer, qué espacio ceder y las prefiere pequeñitas. Según algunos sociólogos[6] ,  la anorexia podría también ser un arma del inconsciente colectivo para que la mujer ocupe físicamente menos espacio en la sociedad.
Perchas anoréxicas y  manipulación mental de la juventud
Anorexia. Ofelia+Narciso+manipulación mental = AUTODESTRUCCIÓN
Pero hay un factor más detrás de la moda de la delgadez extrema, y éste está ligado a la economía de la alta costura y a los desfiles de pasarela. Hubo en los años 80 y 90 una tendencia a las modelos-divas como Claudia Schiffer. Estas modelos tenían cuerpos espectaculares y los vestidos se hacían a sus medidas, por lo que si en el último momento antes de desfilar la modelo decidía exigir un aumento en sus honorarios, el diseñador estaba pillado pues nadie más podría llevar esas prendas. La solución fue diseñar ropa para “perchas anoréxicas intercambiables”: si la modelo prevista se desmaya, se deprimía o simplemente se muere, no habrá problema para  encontrar a una reemplazante, pues todas son el mismo esqueleto andante. Este motivo de gestión de ahorro del look Auschwitz en los recursos humanos de las pasarelas puede sorprender pero es la cruda realidad.
Existe, en mi opinión, otra causa, nada causal, y que tiene una intención mucho más siniestra: fomentar subliminalmente en el inconsciente de la juventud un modelo autodestructivo. Existe abundante literatura sobre la existencia de mensajes destructivos, pero invertidos, en las letras de famosas canciones del los ídolos del Rock and Roll. Es un hecho indiscutible que las estrellas del Pop y del Rock, apoyadas masivamente por los medios de manipulación de masa, guían, como estrellas que son, a los jóvenes hacia el consumo de alcohol y drogas, la falta de respeto a uno mismo, la completa ausencia de valores, la celebración del nihilismo, la autodestrucción y la muerte.  Importante es saber que las anoréxicas pierden la regla, lo que es vivido por muchas jóvenes, ignorantes de todo lo que aquí describo, como una ¨"liberación" del rollo de la menstruación: el cuerpo muy inteligente, sabiendo que no hay apenas comida para uno, no se arriesga a traer a otra vida en ese cuerpo...

Autodestrucción y esterilidad: la anorexia es el sueño del eugenista que quiere eliminar una parte de la población. Como también lo fue la auto-esterilización de Angelina Jolie.

Amy Winehouse drogada

Como muy bien describe Allan Watt, gracias al trabajo de los medios y la TV, que están todos controlados por los mismos grupos de poder, estas estrellas logran convencer a los jóvenes que el consumo habitual de drogas y alcohol expresa libertad. Que la adicción a todo tipo de sustancias sea entendida como una liberación es digno de ser tema de reflexión. 

A pesar de los intentos por parte de algunos gobiernos, de impedir por ley que las modelos sean extremadamente delgadas, varios grandes diseñadores se han negado a cambiar su estética en las pasarelas. Y yo sospecho que éstos forman parte de esta élite que busca llevar a la juventud hacia su autodestrucción.

Y por si fuera poco,  la publicidad  nos vende la delgadez como sinónimo de salud y de belleza, cuando las defensas de la mujer se acumulan en su grasa corporal. Está científicamente demostrado que las mujeres muy delgadas no tienen mejor salud que las que tienen su capita de grasa.
Bueno, os dejo, ¡que me voy corriendo a tomar un chocolate con churros!  

[1] Este mecanismo es el mismo que funciona en elexperimento de la mano de goma, en el que tu brazo real queda oculto mientras el investigador toca un brazo de goma que lo sustituye. Cuando va a pinchar el brazo de goma, la persona retira su mano automáticamente, porque ha interiorizado que el brazo falso es el suyo. Ver  http://es.noticias.yahoo.com/blogs/neurolab/qu%C3%A9-le-pasa-tu-cerebro-si-lo-metes-184720276.html [2]  Cuando yo era niña en los años 60,  la madre de nuestros vecinitos ingleses decía  que no les daba carne roja para evitar que se excitaran con deseos impuros. [3] Este es un tema muy serio que merece un artículo específico. [4] Remito a mi artículo sobre el Tabú del incesto. [5] Marvin HARRIS, Nuestra Especie. [6] Josep TORO,  El cuerpo como delito.
  



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