Revista Cine

Another happy day, EE.UU. 2011

Publicado el 08 agosto 2012 por Cineinvisible @cineinvisib

Si Ezra Miller, el actor mejor dotado para establecer un drástico y  severo control de natalidad, continúa escogiendo papeles como en Tenemos que hablar de Kevin, o el de esta malvada comedia, el mundo se enfrentará los próximos años a un descenso generalizado de ingresos en maternidad entre las espectadoras, dado que el público sale del cine con la firme convicción de que en vez de hijos “mejor cerdos que dan jamones y no tienes que hacer la cola en la charcutería”.

Another happy day, EE.UU. 2011
La madre en el cine es una larga y generosa historia de inmenso amor y, sobre todo, odio ilimitado. El mojito cinematográfico de todos los veranos: ácido por el limón, dulce con el azúcar moreno, perfumado a la menta y chispeante en sus pequeñas burbujas. Desde los clásicos rusos de la época silente hasta la última generación, como por ejemplo Xavier Dolan en su primer film J’ai tué ma mère, pasando por nuestro director más enmadrado, Pedro Almodóvar, casi todos los grandes del cine han sabido plasmar y, en la mayoría de los casos, homenajear la figura materna. Quizás sea el profundo conocimiento del tema, pero este casi subgénero suele brillar por su lucidez y emoción.

Another happy day, EE.UU. 2011
Pasa el tiempo desde su merecido mejor premio al guión en Sundance y sigue sin estrenarse este fabuloso debut en la dirección cinematográfica de Sam Levinson. Desde hace tiempo quería resaltar la fuerza de esta película, la intensidad de las escenas y un elenco que se sale literalmente de la pantalla.

Another happy day, EE.UU. 2011
Reunión familiar en Maryland. Poco a poco van llegando los miembros de este clan para preparar la boda de uno de sus vástagos: LA madre al borde de un perpetuo ataque de nervios, psicótica como sólo lo pueden ser las desperate housewifes americanas, el hijo menor con graves problemas de alcohol, drogas, estupefacientes, cola de pegar o cualquier sustancia que coloque (aunque no sea mucho), la hija mayor que no se sabe con seguridad si al final tendrá el valor de venir o no, misterios del pasado, traumas flotantes y tensión en el ambiente.

Another happy day, EE.UU. 2011
Difícil mantener la calma en estas circunstancias y mucho menos las risas en el patio de butacas. El escenario perfectamente instalado recuerda a Chejov y sus damitas con perro en jardines de alusiones (de hecho influencia totalmente asumida y reconocida por el director). Una primera parte de comedia deja lugar a un sutil cambio de tono que gira hacia el drama.

Another happy day, EE.UU. 2011
Evidentemente LA madre, divorciada, no soporta la llegada de la nueva esposa de su exmarido: una bomba sexual, photoshopeada hasta la médula y lifteadas hasta las arrugas del alma. ¿Quién mejor que Demi Moore para interpretar tal rol? Actriz perfecta para papeles de pendones verbeneros, ligeritas de cascos y costumbres y zorrones de tacón alto y baja extracción. Sencillamente sublime, para ella va el Cruella de Vil del año: mala malísima con buen corazón.

Another happy day, EE.UU. 2011
LA madre, Ellen Barkin, como hacía tiempo no se la veía. Segura de sus infinitas dudas, perdida en la certeza de que no sabe lo que debe hacer. Humana demasiada humana, como todos. Me gustaría pensar que la coincidencia de que Ellen Barkin haya protagonizado la primera película de Sam Levinson, como años atrás en 1982, también lo hizo con la de padre Barry (Rain Man y Good morning Vietnam) sea un excelente presagio para una carrera prometedora y, por otra parte y sobre todo, que la película no sea autobiográfica.


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