Revista Psicología

Ansiedad por separación en la infancia y adolescencia

Por Centro Psiconet

Ansiedad por separación en la infancia y adolescenciaLa ansiedad del niño al separarse de los cuidadores y de las personas a las que está vinculado afectivamente, sobre todo de los padres es uno de los temores más frecuentes. La relación de los bebés durante los primeros meses con sus padres es muy estrecha ya que éstos le proporcionan atención, estimulación y todos los cuidados necesarios, pero a medida que el niño crece y evoluciona los padres esperan que éste lleve a cabo conductas de forma autónoma como dormir o jugar en la habitación sin la presencia de los padres. La ansiedad que experimentan la mayoría de los niños al separarse de sus padres es leve y transitoria, pero a veces la ansiedad persiste y aparecen síntomas en el niño de elevada activación con dolores de cabeza, náuseas, sensación de ahogo, dificultad para tragar y pueden aparecer pesadillas relacionadas con la separación de los padres. También aparece una preocupación excesiva en el niño sobre algún acontecimiento negativo que haga que éste se separe de los padres y tristeza. Esto puede provocar rabietas, llantos, súplicas para que los padres no se separen de él. Según los autores Costello y Angold el 41% de la población infantil presenta características de ansiedad por separación.

Es muy frecuente que un niño muestre ansiedad por separación el primer día de guardería o al dormir en casa de un amigo por primera vez, pero a veces la ansiedad aparece con mucha frecuencia o es muy intensa o dura mucho en el tiempo. Si esta ansiedad altera el ritmo cotidiano del niño o repercute en el estado anímico podemos seguir un tratamiento cognitivo-conductual para mejorar el problema siempre personalizado al problema que presenta el niño, pero serán de gran ayuda técnicas de relajación, ir exponiendo al niño a las situaciones temidas, identificar pensamientos generadores de ansiedad y transformarlos en otros alternativos y que el niño vaya adquiriendo autocontrol a base de reforzar las conductas de autonomía que deseamos incrementar en él. También, la técnica de autoinstrucciones parece ser muy positiva. Esto puede ayudar a que el niño incorpore habilidades de afrontamiento que resultarán muy útiles ya que en el futuro la vida planteará desafíos que generarán estados de ansiedad. También los padres a lo largo del tratamiento van consiguiendo extinguir  conductas que queremos reducir y van reforzando y animando al niño a practicar las habilidades adquiridas, como la relajación y las autoinstrucciones.

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