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Ansiedad precompetitiva

Publicado el 03 mayo 2015 por Ivan Ivan Pernia @IvanPernia9

IkerTodos necesitamos un cierto nivel de tensión para exponernos a situaciones que consideramos importantes o de evidente repercusión en nuestra trayectoria. El problema surge cuando esa activación sobrepasa unos límites a partir de los cuales se desatan una serie de síntomas de gran incomodidad. En esas circunstancias, se suele hacer un análisis de la situación en la que, según nuestra percepción, no disponemos de las habilidades adecuadas para resolver lo que se nos demanda.

Diferentes investigadores identifican la respuesta de ansiedad como una de las emociones que puede tener un impacto considerable en el desempeño del deportista, por lo tanto, es muy necesario ocuparnos de ella y gestionarla, a fin de que se canalice de manera favorable.

La ansiedad como una de las emociones que puede tener un impacto considerable en el desempeño del deportista

Este alcance sobre el rendimiento es debido a la naturaleza multidimensional de la repuesta de ansiedad, que se manifiesta a través de componentes tanto cognitivos, como somáticos:

La ansiedad cognitiva se presenta a través del miedo a una evaluación social negativa, al fracaso, la pérdida de autoestima y reincidentes paseos de la mente por toda clase de ejecuciones de futuro catastróficas, además de dispersión de la atención e irritabilidad.

La ansiedad somática es el componente físico de la ansiedad y se traduce en un aumento del ritmo cardíaco, la respiración y la tensión muscular, que pueden entorpecer la capacidad física del futbolista, aumentar la probabilidad de lesiones, favorecer la anticipación de fatiga y, sostenida en el tiempo, puede llevar a una mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades.

TorresLa respuesta de ansiedad se desencadena por el procesamiento o evaluación que hacemos de la situación, que consideramos como amenazante, desbordante, por encima de nuestras capacidades o fuera de nuestro control. Sin embargo, con un buen entrenamiento podemos llegar a modificar estos pensamientos, de manera que jueguen a nuestro favor. Se trata de trabajar los factores psicológicos con el mismo ahínco que otros aspectos físicos, técnicos o tácticos, puesto que el margen de mejora que ofrece en el futbolista repercute directamente en su productividad, y sobre todo, en su calidad de vida.

con un buen entrenamiento podemos llegar a modificar estos pensamientos, de manera que jueguen a nuestro favor

Algunos factores que predisponen a originar esta respuesta de ansiedad, y que podemos modificar son:

  • El perfeccionismo muchas veces nos juega malas pasadas. Estamos más pendientes de una ejecución excelente, y eso precisamente nos hace olvidar el aspecto más lúdico, divertido y satisfactorio del deporte. La idea de excelencia no está exenta de errores, ni mucho menos. El fútbol convive con el fallo como parte del espectáculo. Una cosa es ser disciplinado y responsable de tus progresos y mejoras, y otra olvidar por el camino hacia la superación que la pasión fue lo que te animó a formar parte de esta aventura futbolística.
  • En ocasiones, dejamos exclusivamente en manos de los demás la valoración de lo que consideramos éxito o fracaso, y su baremo pasa a convertirse en el único válido. Nadie mejor que el equipo y el jugador conoce lo que ha trabajado y el esfuerzo invertido previo al momento competitivo. Enumera qué circunstancias o situaciones suman puntos en tu marcador cada día, más allá de anotar goles en la portería. Apóyate en tus progresos, en la energía invertida para superar tus propios objetivos individuales, y en la que sumáis todos para que la colectiva resuelva de la mejor manera posible la trama futbolística.
  • Estudia qué actitud es la más adecuada para que pase a formar parte de la equipación, con la misma importancia que si de tus botas se tratara. Diversas investigaciones demuestran que los optimistas presentan menos niveles de ansiedad precompetitiva, disfrutan más de la práctica deportiva y se apoyan más en sus compañeros, de modo que el enfrentamiento puede pasar a convertirse en una ocasión genial para practicar lo trabajado durante la semana y poner a prueba tu evolución. Si no hay intento, si nos castigamos continuamente por el error, nos atreveremos cada vez menos, y ese modo de proceder estanca y limita el talento.
  • Ejercita el sentido del humor, relativiza la trascendencia de los encuentros. Tanto el éxito como el fracaso es efímero, lo que al final permanece es el esfuerzo, los grandes momentos vividos con los compañeros, los gestos de ayuda, la ilusión, el apoyo dado y el recibido, los valores incorporados y la identidad de equipo, y un sinfín de anécdotas en torno a partidos y competiciones, que es lo que da sentido a esta revolución de los banquillos. El hecho de que los juegos en equipo involucren a otros jugadores ayuda a controlar el impacto negativo que puede generar la ansiedad.
  • Practica ejercicios tan sencillos y útiles como pueden ser la visualización, o técnicas de relajación basadas en el control de la respiración. La visualización o entrenamiento en imaginación activa las mismas estructuras cerebrales que la práctica deportiva real. El potencial de este descubrimiento es enorme. La justificación de este tipo de trabajo se basa en que si una persona ha practicado bajo condiciones de presión, no experimentará en situación real los mismos estados emocionales negativos que una persona no entrenada. Además, puedo anticiparme a las diferentes circunstancias propias de la competición, desarrollando un amplio abanico de posibilidades para reaccionar a ellas y manejar de este modo el factor sorpresa. El objetivo principal es que los futbolistas se habitúen y se acostumbren a actuar con presión psicológica, y aprendan a responder eficazmente ante ella.
  • El líder es el principal gestor a nivel psicológico de jugadores y equipo, y debe atender y abordar estas situaciones favoreciendo un ambiente donde la autoexigencia conviva con un clima de confianza, el apoyo diario motive a dar lo mejor de uno mismo, los objetivos propuestos sean tan desafiantes como alcanzables, y la comunicación se convierta en algo tan vital como el modelo de juego. Este tipo de entrenadores además de ganar en credibilidad, generan un mayor compromiso en el grupo, animan a empujar los límites de los jugadores y a que se originen sensaciones de competencia y bienestar.

Aprendamos a manejar los niveles de autoexigencia, y a ser más tolerantes con nosotros mismos, para no convertir algo tan útil y necesario en un arma de doble filo. Debemos aceptar la progresión en la dificultad y la posibilidad del error. Sólo de esa manera podremos ofrecer nuestra mejor versión sin que los miedos se interpongan en el camino hacia nuestros sueños.

Llanos Quijada @LlanosQuijada

Dar las gracias a nuestra nueva colaboradora Llanos Quijada (@LlanosQuijada), psicóloga, coordinadora del área de Psicología de Centro PRONAF, profesora en los cursos de entrenador de fútbol y colaboradora en varias revistas especializadas. Es todo un honor contar con Llano en nuestras filas. Podéis ver muchos mas artículos de nuestra colaboradora en su blog “Entrena con alma”pinchando aquí.


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