Ante la educación/escolarización ¿qué opción escoger?

De estos casi 4 años que llevamos como papás, es cierto que el tema de la educación es uno de los que más dudas nos ha planteado: ¿escolarizamos o no?, ¿aceptamos ciertas premisas de algunos colegios o no?, ¿hacemos educación en casa?, ¿nos involucramos en una escuela libre?... El último año ha sido especialmente intenso en este sentido, al ver que lo que antes eran teorías e información en nuestra cabeza se convertia en una realidad próxima y una necesidad que nos presentaba nuestro hijo Alejandro y a la que debíamos atender.

Hemos leído, visitado, preguntado... entre las diferentes opciones que se nos presentaban como viables para nuestra familia, y ¿sabéis qué? En todas las opciones que hemos barajado para atender la necesidad de socialización de nuestro hijo hemos encontrado cosas positivas y carencias, en todas hemos encontrado cosas que nos han maravillado y cosas que no nos han agradado tanto, en todas hemos visto virtudes y cuestiones a mejorar.
A grosso modo, las ideas con las que nosotros (desde nuestra visión particular) nos quedamos (y sin poder generalizar poque dentro de cada opción hay excepciones y particularidades) son las siguientes.
Del homeschooling nos ha encantado la flexibilidad, la adaptación al ritmo del niño, la posibilidad de planificar en familia... pero por el momento nuestro hijo precisamente lo que está pidiendo es relacionarse con iguales más allá de una visita en el parque. De las escuelas libres nos ha fascinado la libertad para los niños, la posibilidad de escoger qué hacer en cada momento,... pero por diferentes motivos no es el momento para nuestra familia. De los colegios "tradicionales" nos gustó la cantidad de recursos... pero de las visitas que realizamos (y sin generalizar) nos disgustaron muchísimas cosas: silla de pensar, horarios rígidos en las clases con los niños, poco o ningún respeto por el ritmo madurativo de cada niño, poca empatía de muchos de los profesores, poca o nula posibilidad de acordar entre padres y profesores, mínima posibilidad de adaptación los primeros días de asistencia...
Y entonces podéis decir: "pues estáis como al principio, sin tener nada claro". Pero no, el punto al que nos ha llevado todo este año, es que no hay un sitio, modelo, espacio, pedagogía perfecta, ni superior a otra, ni aconsejable de forma universal para todos. Sino, que dependiendo de las necesidades, aspiraciones, ideas,... de cada situación familiar, se elegirá una opción o una otra.
Por supuesto, que de entrada hay espacios más acordes con nuestra visión de la crianza y a los que hemos visitado, hemos mantenido reuniones; y otros que no. Con toda la información en la mano, hemos descartado muchos sitios de entrada: por no parecernos mínimamente respetuosos con las necesidades de los niños, por no darnos la suficiente confianza para que nuestro hijo se quedara allí, por no sentir que las personas fueran las adecuadas para acompañar a nuestros hijos, por diferir en temas inamovibles para nosotros...
Siempre, teniendo en cuenta cuáles son las bases indiscutibles para nuestra familia, cuáles en las que podemos debatir con el lugar al que acudamos, cuáles nos parecen irrelevantes y cuáles no aceptaríamos nunca. Tan válida una decisión como otra en particular (siempre que se respete a los niños), puesto que lo que para una familia es importante, para otra no lo es, lo que es indiscutible para unos, no tiene importancia para otros, en lo que uno cedería, otro no lo haría nunca... y valorando por supuesto, cuál es nuestra realidad.
La conclusión a la que he llegado es que a la hora de escoger, para cada familia, para cada situación, para cada momento en particular... la opción puede ser una u otra, todas respetables si se han tomado desde la libertad de cada familia y con la información pertinente.
Pero la decisión se tenía que tomar puesto que Alejandro con 3 años y medio, pedía/pide relacionarse con iguales. Y así ha sido. La decisión está tomada, y mañana os la cuento.