Revista En Femenino

“Anti” Síndrome del nido

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Supongo que lo que se espera de una embarazada de 37 + 4 semanas es que esté como loca dejándolo todo bien preparado y bien limpio porque en cualquier momento se puede poner de parto.

Así me visualizaba yo hace semanas. Sufriendo porque limpiaría imaginando como las motas de polvo volvían a posarse sobre los muebles y como el parquet volvía a ensuciarse, entre otras cosas.

embarazada limpieza
Fuente imagen

Pues no está siendo así.

Esta semana en concreto, en la que además me levanto cada día pensando “será hoy el día? Empezaré a tener contracciones o algún tipo de movimiento?”, es la que menos me ha apetecido hacer cosas en casa.

De hecho la veo y pienso “uuuuuy, tengo que fregar el suelo, tengo que limpiar el polvo de los muebles y las puertas (algo que jamás se me ocurrió hacer pero resulta que sí que hay que hacer), tengo que poner una lavadora, etc”. Pero en realidad estoy pasando olímpicamente de ella y quedando con amigas.

Suerte tengo de tener un robot aspirador que está programado para que pase 3 veces por semana, y además él mismo va alternando salón y recibidor con habitaciones (siempre me he preguntado cómo narices sabe lo que hace, porque lo de los mapas lo dudo a raíz de ver la de golpes que se va dando por ahí…).

Pero aún así, no es suficiente, claro, porque mi perra es una guarrindonga que coge el pienso de la cocina y lo trae hasta el salón para comérselo en compañía y si ha cargado la boca de bolitas después de beber agua, deja un camino de gotitas odiosas. Es por eso que el suelo de esta zona requiere de una limpieza un poco más habitual que la de las habitaciones, por ejemplo.

Por otro lado, la habitación de Bichito sigue sin estar lista, pues falta pintar un trozo de pared minúsculo de color blanco, además de colgar las cortinas, que no sé por qué la abuela de maridín ha acabado antes unas sábanas que no usaremos hasta los 6 meses que esto. Yo quería mi habitación Pinterest antes de que naciera el peque y a este paso me veo que con la vorágine de su llegada lo acabaremos retrasando aún más.

Aunque si que he de reconocer que lo más grande lo hice hace tiempo, pensando que ahora estaría en plan cachalote inmóvil y tampoco podría hacer mucho, así que me agradezco a mí misma esa organización. Limpiar los cristales de toda la casa, desenfundar el sofá entero, el sillón y el puf y lavarlos (nuestro querido Strandmon se ha quedado raruno después de la lavadora), etc.

Sabéis que las maletas del hospital también están listas, por lo que no me queda nada pendiente por hacer, excepto la limpieza del día a día o semanal.

Y en el fondo pienso “anda, que como me vaya a parir con el suelo así…”, pero no hay nada que me ponga en marcha. De hecho, hoy he vuelto a quedar con dos amigas y en breve voy a vestirme y prepararme.

Me pregunto si existe alguna especie de síndrome de la amistad, porque a pesar de estar cansada y necesitar sofá, hay algo que me lleva a ver a tanta gente estos días y es que “luego quizás pase mucho tiempo sin verles”.

Hasta maridín y yo iremos al cine este fin de semana a ver Sinsajo y despedirnos también de la vida en pareja hasta que podamos volver vete-tu-a-saber-cuando.

¿Soy una tía rara? ¿Debería estar en plan preggo-chacha porque quizás me ponga de parto en cualquier momento a partir de ya? ¿Alguien más no ha sufrido del síndrome del nido o pensáis que aún puedo caer en las garras de los productos de limpieza? ¡Contadme vuestras experiencias!


“Anti” Síndrome del nido
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