Revista Poesía

Antolín amador corona

Por Acalvogalan
ANTOLÍN AMADOR CORONA


Mencionado por:
Francisco Caro
Vicente Martín
Juana Vázquez
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María González Martín-Lorente
Sonia R. Fides
Francisco Caro
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Carmen Iglesia
José Luis Morales
Pedro A. González Moreno
Vicente Martín
Marian Ramentol
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Luis Oroz
Berta García Faet
Bio-bibliografía
Nace en Pedrera (Sevilla) el dos de febrero de 1980, pero habita Madrid desde que tiene la edad suficiente para el recuerdo. Es diplomado en Gestión y Administación Pública por la Universidad Rey Juan Carlos, aunque ha sobrevivido como camarero, montador de equipos musicales o recepcionista entre otras cosas.
Escribe desde el instituto, cuando un latigazo le provocó los primeros versos. Desde entonces sabe que su camino es la poesía, y por él camina con todos los sentidos alerta y una buena recámara de tropiezos en el bolsillo.
Ha publicado dos libros: Las letras pequeñas (premio Ciega de Manzanares) y Los peces verticales (Premio La Bufanda), y colabora en varias revistas impresas y digitales. Actualmente trabaja en su próxima obra y escribe la novela on line “Crónicas de La Galbana”
Sus lugares cibernéticos:
http://aforanto.blogspot.com/
http://cronicasdelagalbana.blogspot.com/
Poética
Escribir sin antídoto,
escribir en la esquina fugaz de un fotograma.
Escribir como herencia,
escribir sobre el tiempo que me parte la boca
y extraña mis rodillas.
Escribir sin probar ninguna fruta,
desesperar el verbo;
escribir de astronautas y edificios
hasta acabar cansado de andar calles vacías.
Clavarme en las palabras,
parir una ciudad desde la frente,
descomponer el aire
en mil respiraciones
y que dependa el mundo de un anhelo.
Poemas
aRoma
No tengo integridad.
Lo sé como lo saben las gotas suicidadas
en la parte trasera de un taxi a la estación.
Lo sé porque he tenido que facturar tus curvas
y me han dado un asiento en el pasillo.
Lo sé porque la luna está en rodajas
y la intento buscar dentro del vaso.
Lo sé porque las cosas se me pierden.
Lo sé porque pregunto
y todos los caminos me llevan a tu aRoma.
SOS

La casa estaba llena.
Cuarto y mitad de asombro colgaba en la pared
y tú no te vestías.
No me quedaban beSOS
en la recámara
ni solidaridad entre las uñas.
Susurraste algo (1)
y al subir la persiana vimos que amanecía.
Un enjambre de polvo cruzó la habitación.
(1) Los dos sabemos
que si amanece limpio y transparente
algo no ha funcionado.
Donde los peces verticales
No había sitio para nosotros en aquel
abril de las delicias.
Tuvimos que comprar otro billete
y viajar más al norte:
donde a las margaritas les falta un cromosoma,
los peces verticales sujetan la marea
y la luna
se depila de estrellas con cuchilla.
No es un lugar muy cómodo
pero no se declaran los bienes racionales
ni se celebran bodas a granel.

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