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Antonio Gutiérrez y el nacionalismo, “esa ideología terrible”

Publicado el 03 diciembre 2017 por Alfonso65 @AlfonRoldan

El conflicto catalán y la clase trabajadora (I)

Antonio Gutiérrez y el nacionalismo, “esa ideología terrible”

Momento de la intervención de Antonio Gutiérrez Vergara.



Hace un par de semanas me enteré a través de las redes sociales que Antonio Gutiérrez, ex secretario general de CCOO, iba a intervenir en un acto sobre El asunto. O sea, sobre Cataluña, o Catalunya, no se me enfade nadie, que no es éste el objeto de estas líneas. Junto a Gutiérrez completaban un interesante y potente cartel: Laura Freixas, escritora; Laureano Cuerdo, presidente de la tertulia Macario Barjas; Laura Pinyo, sindicalista de CCOO y Montserrat Muñoz, subinspectora de Trabajo (con intensa vida política). El evento, bajo el título “El conflicto catalán y la clase trabajadora” fue presentado por Andrés Hidalgo, coordinador del Foro Sindical de Izquierdas.
Aunque el plantel era importante, confieso que fue la presencia de Antonio Gutiérrez la que me llevó a acudir en un día en que mi hija cumplía 18 años. Precisamente, cuatro días después, el 26 de noviembre coincidió con los 30 años de la elección de Gutiérrez como secretario general de CCOO. Pocas semanas después, en enero, le realicé una entrevista de estudiante de periodismo. Luego vendrían más para otros medios, pero aquella me gustó porque fue para Joven Unidad Obrera, una humilde revista de la juventud de CCOO de Madrid de hace 30 años. Era un tiempo en que, sin redes sociales, la comunicación era más horizontal en muchos ámbitos.
Dejando de lado nostalgias que no llevan a nada, Gutiérrez sigue siendo ese tipo serio de verbo fácil y contundente y que abogó por, siguiendo al veterano López Bulla, “promover, encabezar nítidamente el movimiento sindical confederal”, para pasar a criticar sin circunloquios el nacionalismo: “debemos encabezar la lucha contra esa ideología terrible que es el nacionalismo”, y continuó, refiriéndose a esa ideología que “se sale con la suya cuando logra embaucar a la pobre gente”. Consideró además que el nacionalismo siempre es “engendro de violencia y enfrentamiento visceral”.
Animó Gutiérrez a hacer frente a ese nacionalismo compareciendo en el mundo de la cultura “porque no hemos comparecido al debate y esto va a ser largo y complicado”. Es más, aseguró que “en muchos casos se ha actuado entre la confusión y la cobardía”, haciendo del denominado referéndum pactado el eje principal de la confusión.
“Ganar al nacionalismo”
Con extrema claridad, el execretario general de CCOO abogó por “ganar al nacionalismo, en términos culturales e ideológicos, para convencer cabalmente de que lo mejor es la unidad para estar en los ámbitos en que ya opera el mercado”. En este sentido, consideró que “sindicato de proximidad es un buen eslogan, pero es mejor la unidad”.
En su opinión fue “una coalición entre malvados y necios” la que, con la reforma del Estatut dio el pistoletazo de salida a la marcha hacia el precipicio actual. Eso sí, miró por el retrovisor hacia la historia reciente de la izquierda y en tono autocrítico se refirió a esa “confusión tonta y necia entre nacionalismo y progresismo”, proveniente de aquella época en que todo lo que oprimía Franco era digno, aunque en realidad la autodeterminación nunca existió.
Sería en la Constitución de 1978 donde por primera vez, la unidad de España es consecuencia de un pacto por el autogobierno, lo cual no impide que esa Constitución se reforme dotándola de alma federal. Sobre ello recordó Antonio Gutiérrez cómo se reformó con agostidad y alevosía, además del apoyo de PNV y CiU el artículo 135 de la Constitución, “algo mucho más relevante que el federalismo” y que nos convierte en dependientes de poderosos intereses económicos nada amigos de la clase trabajadora. 
Criticó Gutiérrez también la guerra de banderas de unos y otros. “Sacan banderas para anular a la otra” y se preguntó por qué en vez de banderas de España frente a las estelladas no se han sacado senyeras, que es la bandera oficial y estatutaria de Cataluña, o Catalunya, no se me enfade nadie. 
No evitó la autocrítica al reconocer el “sinsentido” de que, al igual que en el PCE, el I Congreso de CCOO de 1978 aprobara “por inercia” en sus estatutos el “derecho a la autodeterminación” siguiendo la redacción de la Constitución. Explicó cómo en el V Congreso propuso quitarlo, que ya no eran tiempos de Transición y, además, la Constitución no contempla el “derecho de autodeterminación”. El problema -explicó Antonio Gutiérrez- es que se armó una “bronca terrible” y ahí se quedó el artículo… No es descartable que este lío estatutario tenga su origen en “una mala digestión del marxismo”, descontextualizada conceptual e históricamente entre otros por Lenin, que aprueba el término “nación”. También recordó cómo en su Congreso de despedida no le importó no contemporizar con la defensa de un IPC catalán, aunque perdiera muchos aplausos por ello…
Y aunque pueda resultar llamativo a primera vista, Antonio Gutiérrez no está por la solidaridad con los trabajadores y trabajadoras catalanes porque “la solidaridad es entre diferentes”. Por contra defendió la necesidad de “tejer” redes, Todo ello, recordando que en las confrontaciones entre nacionalismos, siempre ganan las derechas y proclamando que “los humanos no tenemos raíces, tenemos piernas”.
¡Caray! Me dice el Pages que llevo más de 800 palabras, que ya es. Así que mañana sigo comentando sobre este evento.

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