- Mal aliento o halitosis. El mal aliento se puede producir por muy distintas causas, como son: aseo bucal inadecuado, caries dentales, infecciones bucales, enfermedades crónicas de la nariz, amigdalitis, fiebre, intoxicaciones, enfermedades pulmonares crónicas (como el absceso pulmonar) y cualquier trastorno del sistema digestivo.
mal aliento.
Se debe acudir al médico para que diagnostique la causa que lo produce y consecuentemente
establezca el tratamiento adecuado.
Es muy útil el uso de enjuagues antisépticos y el cepillarse cuidadosamente los dientes, encías,
paladar, parte interna de los carrillos y lengua después de cada comida (sobre todo después de
desayunar y después de cenar).
- Ardor o pirosis. El ardor o sensación de quemazón en la parte alta del estómago o incluso en el pecho está relacionado con el reflujo del contenido gástrico. Se puede producir simplemente tras una comida copiosa o excesivamente condimentada. Aparece también en las esofagitis. Es muy frecuente en el embarazo, aunque mejora en las últimas semanas de la gestación y desaparece después del parto.
evitar la ropa ajustada y en caso necesario tomar antiácidos.
- Náuseas y vómitos. Estos síntomas aparecen muy frecuentemente juntos, aunque pueden darse de formas aislada.
nivel del aparato digestivo.
Cualquier padecimiento visceral, como la hepatitis o la colecistitis, puede originar también
náuseas y vómitos, así como las intoxicaciones y determinados factores psicológicos.
Los vómitos simples, como los que ocurren en las borracheras, intoxicaciones alimentarias o
en el primer trimestre del embarazo, generalmente no necesitan ser tratados. En caso de
náuseas y vómitos prolongados se debe acudir especialista para que investigue la causa que
los produce.
Como medidas generales son de utilidad:
- Tomar alimentos sencillos y apetecibles en pequeñas cantidades y frecuentemente.
- En caso necesario, puede ser conveniente la administración de medicamentos antiespasmódicos y sedantes.
- Estreñimiento. Se considera que un sujeto está estreñido (o constipado) cuando la defecación se retrasa de forma inmotivada durante varios días o si las heces son secas, duras y cuesta esfuerzo expulsarlas. En muchas ocasiones se produce por ingerir pocos líquidos o por tener dietas muy refinadas (con poca fibra); la inactividad física y el reposo prolongado en la cama también pueden ocasionarlo, así como el uso de algunos medicamentos (belladona y derivados, diuréticos, narcóticos, sales de calcio, etc). Cuando aparecen cambios repentinos en los hábitos intestinales, o sangre en las heces, se debe pensar en una causa orgánica. Esta puede ser cualquier lesión en el colon o en el recto.
ingestión de suficientes líquidos. Las infusiones de manzanillas pueden ser útiles. No se deben
utilizar ni laxantes, ni enemas sin prescripción facultativa.
Un vaso de agua caliente en ayunas ejerce una suave acción laxante.
El ejercicio físico moderado es esencial.
- Gases, flatulencia o timpanismo. El gas que existe en el intestino proviene del aire que tragamos al comer y beber, de gases de los alimentos y de la acción de las bacterias del colon. Normalmente parte de este gas se absorbe por el intestino y parte se expulsa en forma de flatos.
excesivamente rápido o en exceso, el beber grandes cantidades de líquido con los alimentos y
el mascar chicle.
Para evitar el exceso de gases se debe establecer una dieta nutritiva evitando ciertos alimentos
como judías, verduras aromáticas y bebidas gaseosas. Se debe comer con calma y masticar
cuidadosamente la comida.
- Diarrea. Es la evacuación frecuente de heces líquidas o semilíquidas. Las causas que la originan son múltiples: ingestión excesiva de fruta fresca, el uso de laxantes, infecciones intestinales (enteritis, cólera, amibiasis, etc.), inflamaciones intestinales, padecimientos pancreáticos, exceso de alcohol y ansiedad, entre otras. Si va acompañada de vómitos puede ser peligrosa, ya que es más fácil que se llegue a la deshidratación. En cualquier caso se debe consultar al médico.
tomando únicamente líquidos. Se irán añadiendo poco a poco alimentos, preferentemente
suaves y cocidos, en pequeñas tomas. Hay que evitar las verduras, frutas, alimentos fritos,
entremeses, dulces, especias, café y bebidas alcohólicas.
Son de utilidad las sopas o caldos de arroz y zanahoria cocida, el té con limón y los sueros
orales.
By @garchito85
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