Revista Cine

Aquel componente x...

Publicado el 08 abril 2014 por Jesuscortes
AQUEL COMPONENTE X... Perdido durante casi sesenta años, la recuperación en 2009 de "King of the Royal Mounted", devolvió a la circulación a uno de los más baratos seriales de la Republic, filmado por William Witney y John English durante el verano de 1940, apenas un año después de la muerte de su creador, el venerable Zane Grey. Un western en tierra, una dinámica peripecia acuática sobre un lago, un río o el mar, un clásico film de aviación en cuanto se eleva al cielo, la trepidante "King of the Royal Mounted" es un ejemplo supremo de aventura total circa ese imaginario límite para la cultura americana arraigada en los comics que tendrá su punto álgido en marzo de 1941 cuando haga su aparición el primer número de Captain America, con la mítica imagen de Steve Rogers propinando un puñetazo a Hitler.
Lo aprendido por el veinteañero Witney de Busby Berkeley (casi una técnica de stop motion) y la experiencia del veterano English cristaliza en doce capítulos, una exhalación, que conmueven más por su precisión y su espíritu inarredrable que por su ingenuidad, nada infantil en todo caso. AQUEL COMPONENTE X... Son todos ellos miniaturas (no llegan a veinte minutos) de puesta en escena vertiginosa que debieran ruborizar a muchos supuestos especialistas en cine de acción, a los que no llegaría el dinero ni para localizar exteriores, menos aún para dotar a cada imagen y secuencia de una vivacidad que es la mejor plasmación posible de esa continuidad imaginada por el lector que se deleitaba con las viñetas de los personajes creados por Zane Grey.
Aquella vieja diatriba entre dinamismo y reflexión, un cine donde se ejecutan automatismos según estímulos y reacciones vs un cine acompasado a los distintos tiempos del pensamiento, que no es tanto la del primitivismo frente a la modernidad (si fuese así, Keaton sería el paradigma de lo antiguo y en realidad no hay cineasta más inmarchitable), sino más bien la de la eficacia frente al énfasis, queda absolutamente diluida cuando se halla un ejemplar tan puro como "King of the Royal Mounted", que no quiere ser otra cosa que elocuente.
AQUEL COMPONENTE X... Así, proyectado semanalmente, cada episodio fija rasgos de sus personajes e incita a contemplar la siguiente andanza con el recurso más sencillo imaginable, el del movimiento.
El pasado, el futuro incluso, la trascendencia de los acontecimientos vividos (estamos en los prolegómenos de una guerra en Europa cuando se publica el comic y ya en la antesala de la entrada de Estados Unidos en la contienda cuando se estrena el film), la propia integridad personal de King, su padre y los chicos, no ocupan un lugar predominante en el plano.
Habrá quien sólo vea entonces pueril patriotismo y sacrificio orgulloso en horas propicias para alinearse frente a la amenaza de una hipotética invasión, pero no parece que planificando para veinte días el rodaje de más de 200 minutos, con 130000 dólares y con el aval de tantos trabajos anteriores y en particular la exitosa, no precisamente "comprometida" e igualmente encantadora "Drums of Fu Manchu" a English y Witney les ocupara otra cosa que la, esta vez sí, ancestral cuestión de crear la ilusión de que veinticuatro fotos fijas encadenadas en un segundo parece que se mueven.    

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