Revista Ilustración

Ardimiento, lectura primera e inconexa

Por Davidrefoyo @drefoyo
Ardimiento, lectura primera e inconexa
Una sola sombranos dio cobijo
y ardimos en la linde de los municipios.
Los perros seguían nuestra estelacomo nosotros a los pilotosallá arribacomo los conspiranoicos las hipotéticas fumugaciones masivas
con la vista. Calmos.
Nuestras botas descifraban el futuroy sabían a cerveza, a espuma blanca de sal y letargo.
Después de veinte kilómetros no quedará nada, dije.
Después de veinte kilómetros, nosotros, la fiebre y los barcos a punto de hundirse, dijiste.
Regresamos a casa y olvidamos a Kerouacen el fondo del armario.
No hay camino suficiente para resistir mi ritmo.
Ahora duerme el sueño dulce del peregrino.
Un romero se inmola en mitad de la pradera.
Desde aquí puedo ver el humo, piensas.

Mientras, preparo la cena. Y, sediento, bebo de ti.

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