Revista Cocina
Hay cosas en la vida que pueden esperar: dejarse crecer el cabello, esperar la llegada del invierno, inscribirnos en el gimnasio... pero hay otras que sencillamente no pueden. Las arepitas dulces son unas de ellas, deben ser hechas en el momento de comerlas, se debe tener la mesa lista con los manteles, los platos, el café con leche, la mantequilla y el queso. Todos sentados y con las manos limpias y la servilleta metida por el cuello de la pijama. Prohibido esperar a que se enfríen porque se pondrán blandas, se desinflarán y ya nada será lo mismo.
Por lo general no como frituras, y no porque no me guste -a quien no- sino porque odio limpiar el reguero y lo más importante: me cae como un plomo en el estómago si como muy grasoso y abundante, y es que sufro de hernia hiatal y cuando me excedo siento que muero. Pero la clave de todo está en la moderación, y yo que ya tenía al menos un año que no preparaba arepitas dulces, creo que bien merezco darme el gusto ¿si no qué sentido tiene la vida si la vamos a pasar privándonos de lo bueno?
Pero la idea no es filosofar sobre el sentido de la vida, la idea es mostrar cómo se hace esta especialidad Venezolana que gusta a todos, grandes y pequeños. Mi tía las preparaba y recuerdo mi asombro al ver cómo se inflaban magicamente en el caldero hasta parecer un globo dorado, dulce, crujiente y oloroso a anís ¡lo máximo!
Por eso este post de hoy está escaso en fotografías. Las preparé y salí corriendo a la sala a tomarle unas pocas fotos antes de que perdieran la forma, cuando regresé a la cocina ya Juan estaba sentado, con el café servido y los cubiertos en la mano, los platos puestos y el queso telita esperando.
Sin embargo tuve el acierto de pedirle a mi costillo que grabara un video para registrar cómo se hacen las arepitas y mostrar cómo mágicamente se inflan en el aceite como un pez globo ¿verdad que son hermosas?
Nota: el secreto para una buena fritura es la temperatura, el aceite debe estar bien caliente, de lo contrario los alimentos absorberán mucho de éste, empapandose hasta el centro quedando blandos y aceitosos, por el contrario el aceite caliente producirá una costra que evitará que el mismo penetre demasiado, evitando a su vez que el vapor de agua salga, haciendo que los alimentos queden crujientes por fuera y jugosos por dentro.
Ingredientes para el melao de papelón: (aquí a nadie se le ocurriría decirle "melado" , suena demasiado snob)
1 taza de papelón (panela, piloncillo, raspadura, panocha, chancaca) rallado. Tambien se consigue en polvo
1/4 de taza de agua
Ingredientes para las arepitas:
1 taza de harina PAN (harina de maíz precocida)
1/4 de taza de harina de trigo
1 pizca de sal
1/2 taza de melao de papelón
1/2 taza de agua (un poquito más si hace falta)
2 Cdas. de semillas de anis dulce
aceite vegetal de sabor neutro para freír
Instrucciones para el melao
fundir el papelón y el agua en una olla pequeña, dejar espesar un poco y retirar del fuego (debe quedar más líquido que la miel, mas parecido al jarabe de maple). Dejar enfriar.
Intrucciones para las arepas:
En un recipiente mezclar las harinas, el anís y la pizca de sal. Crear un hueco en el centro y agregar el melao y el agua. Mezclar bien con un tenedor o con la mano y dejar reposar la masa 5 minutos para que absorba bien los líquidos.
Amasar con la mano para integrar bien, si la masa está muy seca agregar un poquito de agua, la masa debe quedar maleable, suave y fácil de manipular (uff! no me había fijado en lo difícil que es explicar esta consistencia a quien nunca ha hecho arepas)
Hacer pequeñas bolitas con la masa y aplastar con la mano o sobre una superficie (yo las cubro con plástico para que no se peguen). Para que queden bien delgadas también pueden ayudarse con un rodillo, un vaso o una botella, pasándolo muy suavemente sobre la masa. Las arepitas deben tener un espesor entre 5 y 7 mm
Si son necios como yo, se puede utilizar una taza o vaso para cortar las arepas con forma redonda, así quedarán todas del mismo tamaño y con la forma perfecta.
Freir en aceite caliente bañándolas una y otra vez con la espumadera hasta que se inflen, voltear para dorar por lado contrario hasta que se doren.
Retirar del caldero y dejar escurrir sobre una servilleta de papel absorbente.
Comer inmediatamente, solas o con queso y mantequilla.
Da para 12 arepitas.