Revista 100% Verde

Argumento: "Los animales no poseen capacidad para sentir dolor y, por lo tanto, no tienen el interés de evitar el dolor"

Por Respuestasveganas @respuestasvegan
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Algunas personas, para intentar justificar el maltrato a los animales no-humanos, dicen que todas o algunas especies de animales no-humanos (toros "de lídia"[0], crustaceos, etc.) no tienen capacidad para sentir dolor.
Otras personas, en cambio, dicen que los animales no-humanos tienen capacidad para sentir dolor, pero añaden que sienten dolor de diferente manera a cómo sienten dolor los humanos[1]:
"Es evidente, indica, que aunque las ratas sufren dolor, hay que controlar sus poblaciones, aunque se pregunta si hay que hacerlas sufrir con venenos muy dolorosos. Eso sí, hay que tener en cuenta que su dolor no es igual al nuestro, pero también que no son máquinas, sino seres capaces de sufrir". Agustín Blasco, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia

Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Éste iría como sigue:
(A1) "Existen animales no-humanos que no tienen capacidad para sentir dolor, por lo tanto, no tienen interés en evitar el dolor".
(A2) "Los animales no-humanos sienten dolor pero de manera diferente a los humanos".
(A3) Como (A1) y/o (A2) es verdadero entonces "Es éticamente correcto esclavizar y asesinar a los animales no-humanos".
RESPUESTA VEGANA:
Este argumento puede rebatirse de las siguientes maneras:
1. Desde el punto de vista de la Ética:
(i) Hay que diferenciar la capacidad para sentir dolor del dolor mismo. La capacidad para sentir dolor es muy útil para la supervivencia del individuo, pues mediante una experiencia negativa llamada "dolor", que puede presentarse en diferentes grados, el individuo se hace consciente de la necesidad de reaccionar frente a una amenaza para su integridad física. Por ello, dolor y consciencia no son cosas separadas sino que el dolor es un estado de consciencia, en este caso una experiencia negativa.
El dolor físico puede haber sido producido o estar produciéndose por una fuente externa o interna. La fuente de dolor externa produce una fuente de dolor interna. La reacción frente a una fuente de dolor externa puede consistir en un movimiento de huída o en un movimiento de ataque contra ella. La reacción frente a una fuente de dolor interna es la búsqueda de condiciones de bienestar o de curación, ello puede consistir en adoptar posiciones de encogimiento, búsqueda de alimento, búsqueda de alivio y de medicinas, etc. Tanto si la fuente del dolor es interna o externa, puede llegar a perderse la consciencia si es un dolor muy intenso.
Además de por un daño físico, una experiencia de dolor también puede producirse por otras causas: la muerte de un ser querido, por miedo, etc. En este caso no hablamos de dolor físico sino de dolor emocional. El dolor emocional intenso puede llegar a producir enfermedades físicas y por lo tanto un daño físico. Por lo tanto, daño físico y experiencia de dolor se retroalimentan porque cerebro y mente son la misma cosa.
Sin la capacidad para sentir dolor el individuo se dañaría sin ser consciente de ello, peligrando su integridad e incluso su vida, por ello, es bueno tener la capacidad de tener malas experiencias.
Quienes son sadomasoquistas tienen interés en sentir dolor, por lo tanto, para ellos el dolor es bueno, pero esto no es así para el resto de individuos: el dolor es malo pues frustra el interés de evitar el dolor. Como el dolor es malo, el individuo tiene el interés de aliviarlo y de acabar con la causa que lo produce, para que no peligre su integridad física. El dolor innecesario es malo.
(ii) Que alguien no sienta dolor no es una razón que justifique producirle un daño innecesario ni que justifique asesinarle. Debemos distinguir entre daño y dolor, pues puede haber daño con o sin dolor. Si a un individuo con capacidad para sentir, es decir, capaz de tener experiencias positivas y negativas, se le anestesia para no sentir dolor eso no es una razón que justifique no tener en cuenta los intereses de dicho individuo. Por ejemplo, si nos quedamos paralíticos y, por lo tanto, no sentimos dolor en las piernas, no hay ninguna razón que justifique que alguien nos las dañe. Igualmente, si nos ponen una anestesia general, eso no es una razón que justifique que nos maten.
(iii) Que existan diferencias entre experiencias de dolor de dos individuos no es una razón que justifique producir un dolor innecesario a uno de ellos. Las experiencias de dolor de los animales no-humanos pueden ser diferentes a las experiencias de dolor humanas pero también son negativas, y podrían ser más intensas que las experiencias de dolor de los humanos. Esto mismo ocurre entre los humanos adultos sanos y los humanos marginales (bebés, disminuídos psíquicos profundos, seniles, etc.).
"Brigid Brophy ha expresado la opinión de que, en la misma medida en que un animal no puede razonar abstractamente, el dolor que sufre puede ser aún mayor que el experimentado por un ser humano. El animal, en efecto, no tiene «otra cosa en qué pensar» (...) Brigid Brophy sugiere la idea de que el dolor puede inundar «la capacidad total de experiencia [de los animales] de un modo que es infrecuente entre nosotros, por cuanto nuestra inteligencia y nuestra imaginación pueden producir huecos en la inmediatez de nuestras sensaciones» (...) Así, aunque es cierto que animales y seres humanos poseen sistemas nerviosos similares, creo que no es adecuado sacar conclusiones respecto a los sufrimientos de un animal a base de nuestras propias experiencias. En otros términos, es muy probable que, al suponer que la conducta de un animal tiene que ser análoga a la propia, terminemos por calcular por debajo al tratar de determinar el grado de sufrimiento que el animal experimenta (...) Por tanto, nos es imposible tener una idea del dolor o sufrimiento que puede experimentar un animal y poder decir «cuánto» sufre, pues su mundo y el nuestro son distintos, de modo que aquí se quiebra toda analogía. No podemos simplemente sustraer en la imaginación lo que estimamos que constituye nuestra racionalidad y entonces concluir que sabemos cómo siente un animal. La similitud de los correspondientes sistemas nerviosos no da pie para afirmar que el dolor causado es idéntico. El sufrimiento que experimenta un animal puede ser en algunos casos menor que el nuestro y en otros casos puede ser más intenso (...) [Por ejemplo] en los seres humanos el estado de tensión desempeña un papel importante en la producción de úlceras, en la jaqueca e inclusive en el cáncer. Experimentos llevados a cabo sobre animales han mostrado que los ratones sometidos a alguna tensión que resultaba inevitable sufrían de tumores mayores y más numerosos que los ratones no sometidos a tensión, o a una tensión menor. Es posible que la tensión engendre una más aguda sensación de dolor o que ella misma sea causa de dolor. Si así es, la vida de animales en parques zoológicos, en circos, rodeos, (...) «granjas industriales», etc., donde quedan frustrados los instintos naturales y donde hay que vivir en condiciones de apiñamiento, puede muy bien engendrar estados de tensión y, con ello, de sufrimiento." José Ferrater Mora y Priscilla Cohn, Ética aplicada: del aborto a la violencia, Alianza Editorial, Madrid, 1981, pp. 73-77.

2. Desde el punto de vista de la ciencia:
(iv) Todos los individuos con un sistema nervioso central tienen capacidad para sentir dolor. Un individuo no tiene capadidad para sentir dolor porque sea un "animal" sino porque tiene un sistema nervioso central (sistema nervioso centralizado en un cerebro o en un ganglio cerebroide).
Las esponjas son de los pocos seres vivos que han sido clasificados como animales sin poseer un sistema nervioso, debido a ello no tienen capacidad para sentir y, por lo tanto, no tienen experiencia alguna. Los individuos con sistemas nerviosos no centralizados parece que tampoco pueden sentir[2].
Disponemos de tres indicadores que nos permiten concluir que los seres humanos no son los únicos animales que pueden sufrir y disfrutar: conducta, fisiología y lógica evolutiva. Pasamos a detallar cada uno de ellos:
CONDUCTA:
"Conducta: En ocasiones, se dice que podemos saber si un ser humano sufre o disfruta porque nos lo puede decir. Sin embargo, si viésemos a alguien llorando y retorciéndose y, entre sollozos y gemidos, nos indicase que está disfrutando, no lo creeríamos. Cuando vemos a alguien gesticular, retorcerse, chillar o gritar de un modo determinado, deducimos que está sufriendo. Y si lleva a cabo otro tipo de gesticulaciones, por ejemplo, si se ríe, suponemos que lo está pasando bien. Lo mismo ocurre en el caso de los animales de especies distintas a la nuestra. Cuando vemos a un perro que salta y mueve el rabo podemos deducir que está disfrutando, mientras que si gime de un modo determinado cabe concluir que está sufriendo. La clase de conducta que alguien manifiesta es un motivo para creer que está sintiendo placer o sufriendo, tanto en el caso de los humanos como en el animales de otras especies." Óscar Horta, "Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto" [3]
FISIOLOGÍA:
Al contrario que las plantas, los humanos poseen un sistema nervioso y receptores benzodiazepínicos u opioides endógenos, como endorfinas, que alivian el dolor cuando reciben una lesión seria, lo que nos lleva a plantearnos la pregunta de por qué los animales no-humanos también poseen estas estructuras y sustancias si no sintieran dolor; no tendría sentido. Voltaire (1694-1778) ya se mofaba de los filósofos cartesianos –aquellos que defendían el mecanicismo animal, es decir, que los animales no sentían dolor– preguntando: "¿Ha dispuesto la naturaleza todos los resortes del sentimiento en este animal, para que finalmente no sienta?¿tiene nervios para no moverse?"

El sistema nervioso central

"Fisiología: Este es el indicador más importante. No sufrimos y disfrutamos por arte de magia, por alguna capacidad misteriosa cuya causa no podemos explicar con claridad. Por el contrario, podemos sufrir y disfrutar porque tenemos una estructura fisiológica que lo permite. Esta consiste en un sistema nervioso centralizado, mediante el cual no sólo recibimos estímulos, sino que tenemos la experiencia que nos ocasiona tal estímulo. No sólo ocurre que nuestro organismo reacciona ante una bajada de temperatura (por ejemplo, mediante el erizamiento capilar), sino que percibimos la sensación de frío. Pues bien, no sólo los seres humanos poseen un sistema nervioso. También muchos otros animales las poseen. Esto ocurre tanto en el caso de los vertebrados como en el de muchos invertebrados." Óscar Horta, "Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto" [3]
LÓGICA EVOLUTIVA:
"Lógica evolutiva: La capacidad de sufrir y disfrutar posibilita a los seres con la posibilidad de moverse huir de aquello que les daña y acercarse a lo que les puede beneficiar (por ello, sería un absurdo evolutivo que aquellos seres sin la posibilidad de efectuar movimientos pudiesen sufrir y disfrutar). Ahora bien, no sólo los seres humanos podemos movernos, alejándonos o aproximándonos a lo que nos resulta negativo o positivo. Muchos otros animales tienen también esta capacidad. Así, no hay motivo evolutivo por el que sólo los seres humanos puedan tener experiencias positivas y negativas. Por otra parte, los seres humanos y los demás animales nos encontramos emparentados evolutivamente. No tiene sentido pensar que la capacidad de sufrir y disfrutar haya aparecido tan recientemente en la historia evolutiva que sólo los seres humanos la puedan poseer(1)." Óscar Horta, "Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto" [3]

CONCLUSIÓN: Disponemos de tres indicadores que nos permiten concluir que los seres humanos no son los únicos animales que pueden sufrir y disfrutar: conducta, fisiología (sistemas nerviosos centrales) y lógica evolutiva. La similitud de los correspondientes sistemas nerviosos no da pie para afirmar que el dolor causado es idéntico: el sufrimiento que experimenta un animal no-humano puede ser en algunos casos menor que el nuestro y en otros casos puede ser más intenso. Esto mismo ocurre entre los humanos adultos sanos y los humanos llamados "casos marginales" (bebés, disminuídos psíquicos profundos, seniles, etc.). Que existan diferencias entre experiencias de dolor de dos individuos no es una razón que justifique producir un dolor innecesario a uno de ellos.


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INFORMACIÓN ADICIONAL:
CAPACIDAD DE DOLOR EN VERTEBRADOS
Richard Sargeant, en El espectro del dolor (1969), escribe lo siguiente[4]:
"Cada partícula de evidencia apoya la afirmación de que los mamíferos vertebrados superiores experimentan sensaciones de dolor al menos tan agudas como las nuestras. Decir que sienten menos porque son animales inferiores es absurdo; puede ser fácilmente demostrado que muchos de sus sentidos son mucho más agudos que los nuestros - agudeza visual en ciertas aves, oído en la mayoría de los animales salvajes y el tacto en otros; estos animales dependen más que nosotros hoy del entendimiento más agudo de un ambiente hostil. Aparte de la complejidad de la corteza cerebral (que no percibe el dolor directamente) sus sistemas nerviosos son casi idénticos al nuestro y sus reacciones al dolor extraordinariamente similares. Aunque careciendo (hasta donde sabemos) de los tonos filosóficos y morales. El elemento emocional es muy evidente, principalmente en la forma de miedo y enojo".

En 1962, Lord Brain, uno de los más eminentes neurólogos de su tiempo, publicó The assessment of pain in men and animals, donde escribió lo siguiente[5]:
"Casi todas las señales externas que nos llevan a deducir dolor en otros humanos pueden ser vistas en otras especies, especialmente las especies más cercanas a nosotros -las especies de mamíferos y aves. Las señales de comportamiento son retorcerse, contorsiones faciales, quejas, alaridos u otras formas de grito, intentos de evitar la fuente de dolor, apariencia de miedo ante la perspectiva de su repetición, y otros. Además, sabemos que estos animales tienen sistemas nerviosos como los nuestros, que responden psicológicamente como los nuestros cuando el animal está en circunstancias en las que nosotros sentiríamos dolor: una elevación inicial de la presión en la sangre, pupilas dilatadas, transpiración, pulso agitado, y si el estímulo continua, una caida de la presión sanguínea. Aunque los humanos tienen una corteza cerebral más desarrollada que otros animales, esta parte del cerebro está relacionada con las funciones pensantes más que con impulsos básicos, emociones y sentimientos. Estos impulsos, emociones y sentimientos están localizados en el diencéfalo, el cual está muy desarrollado en algunas otras especies de animales, especialmente en mamíferos y aves".

En 1871, Charles Darwin publicó El origen del hombre, y la selección en relación al sexo, donde escribió lo siguiente[6]:
"es obvio que los animales inferiores, al igual que el hombre, sienten placer y dolor, felicidad y miseria. La felicidad nunca se exhibe tan claramente como cuando juegan juntos animales jóvenes, tales como los gatitos, los cachorros, los corderos, etcétera, al igual que nuestros propios hijos". Charles Darwin

Los animales son capaces de sentir emociones. [7]
Al retirar a las crías de cobayas de sus madres, se activan los mismos mecanismos que en los seres humanos son indicativos de soledad y abandono (Wilheim, 2006, 29).
El divulgador Eduard Punset, escribe[8]:
"El hecho fundamental a tener en cuenta, sin embargo, es que las emociones -aunque transiten por oficinas dispares- tienen su sede oficial en el cerebro reptiliano. Tal vez por eso me ha costado siempre aceptar la tesis de que los reptiles y, con menos motivos todavía, los mamíferos no humanos, incluidos los primates sociales, no tienen emociones. Sería paradójico que en el curso de la evolución los homínidos hubieran situado el control de las emociones en el cerebro evolutivo si careciera de experiencia en estas lides. Con toda probabilidad, cuando hablamos de felicidad estamos refiriéndonos a una emoción compartida con el resto de los animales y gestionada desde la misma zona cerebral: la amígdala. Negarlo supone no solamente descartar la evidencia científica sino la empírica, pero ¡resulta tan cómodo ignorar las emociones de los animales!" Eduard Punset

Darwin escribe[9]:
"es obvio que los animales inferiores, al igual que el hombre, sienten placer y dolor, felicidad y miseria. La felicidad nunca se exhibe tan claramente como cuando juegan juntos animales jóvenes, tales como los gatitos, los cachorros, los corderos, etcétera, al igual que nuestros propios hijos”, y “el hecho de que los animales no humanos se excitan con las mismas emociones que nosotros está tan bien establecido." Charles Darwin


Boris, el toro, fue rescatado por Hillside Animal Sanctuary de una granja de producción industrial en Reino Unido, donde las espantosas condiciones de existencia lo habían enfermado. Aunque, una vez rescatado, se le proporcionaron todos los cuidados, no logró sobrevivir. Antes de morir, lloró con su cuidadora, quizá por agradecimiento, quizá por pena por no tener ya más fuerzas. (Link)
Los peces sienten dolor y miedo, y su comportamiento busca evitar el dolor. [10-12]
La neurología moderna está a punto de probar ahora la existencia de una moral innata en la que se sustentaría el altruismo social que hasta hace muy poco tiempo se cuestionaba. Ahora resulta que hasta los elefantes, dejados a sí mismos, son altruistas y se preocupan y hasta lloran por la salud del vecino.[13]
CAPACIDAD DE DOLOR EN INVERTEBRADOS
Muchos animales invertebrados no poseen cerebro tal y como lo entendemos, el sistema nervioso de los invertebrados superiores está constituído por una red de ganglios cerebroides o cerebrales que se disponen lateralmente por el cuerpo del animal, a diferencia de los vertebrados, en los invertebrados el sistema nervioso se ubica en posición ventral con respecto del cuerpo.
Los animales invertebrados pueden experimentar dolor gracias a sus ganglios cerebrales y huyen cuando sienten peligro.
Las leyes de varios estados incluyen a determinados invertebrados como los cefalópodos (pulpos, calamares) y crustáceos decápodos (langostas, cangrejos) en el ámbito de aplicación de las leyes de protección de los animales, lo que implica que a estos animales también se les considera capaces de experimentar el dolor y el sufrimiento.
Capacidad para sentir dolor en medusas
Hasta hace poco se pensaba que las medusas tenían un sistema nervioso sin cerebro.
En junio de 2011, se descubrió que las medusas son mucho más que plasma y veneno. Estos antiguos animales carnívoros multiorgánica son mucho más que un protoplasma sin sentido. Poseen un complejo sistema visual que les permite navegar por los pantanos en que viven y tienen lo que podría llamarse un sistema nervioso central y un cerebro. No son flotadores meramente pasivos y los patrones de comportamiento que exhiben no son simples reflejos pero están bastante bien organizados. Por ejemplo, cuando la medusa mira al cielo está efectivamente en busca de una guía para la navegación[14].
Capacidad para sentir dolor en moluscos
Los moluscos (Mollusca, del latín molluscus, "blando") forman uno de los grandes filums del reino animal. Son invertebrados protóstomos celomados, triblásticos con simetría bilateral (aunque algunos pueden tener una asimetría secundaria) y no segmentados, de cuerpo blando, desnudo o protegido por una concha. Los moluscos son los invertebrados más numerosos después de los artrópodos, e incluyen formas tan conocidas como las almejas, ostras, calamares, pulpos, babosas y una gran diversidad de caracoles, tanto marinos como terrestres.
El modelo básico del sistema nervioso de los moluscos comprende un anillo periesofágico del cual salen dos pares de cordones nerviosos hacia atrás. Los órganos de los sentidos comprenden ojos (muy complejos en los cefalópodos), estatocistos (sentido del equilibrio) y quimiorreceptores, como los osfradios (situados en las branquias), papilas y fosetas olfatorias en la cabeza y el órgano subradular (asociado a la rádula). El grado máximo de cefalización se da en los cefalópodos, en los que se puede hablar de un auténtico cerebro, protegido por un cráneo cartilaginoso.
Almejas y mejillones son moluscos bivalvos que poseen sistema nervioso y ganglios cerebroides. Los ganglios cerebroides son un conjunto de neuronas que constituyen el centro de control de los órganos de los sentidos. Los ganglios cerebroides son el cerebro rudimentario de los moluscos.
El sistema nervioso típico de los bivalvos está formado por 3 ganglios y un par de largos cordones nerviosos; el primer ganglio es el cerebropleural, el segundo el pedio y el tercero el visceral. Los dos primeros inervan el pie y el músculo aductor anterior, mientras que el último controla los músculos de los sifones y el músculo aductor posterior. Existen numerosos órganos de los sentidos en el borde del manto, como tentáculos con células sensoriales y quimiorreceptores y es posible la presencia de ocelos. En el pie existen estatocistos. Es típico también la presencia de un osfradio, en la parte posterior, en la cámara exhalante, que "detecta" la calidad del agua que circula por el interior del animal.
El sistema nervioso de los moluscos está muy diferenciado, y muy evolucionado en determinados grupos, como los cefalópodos. Está compuesto por una anillo de ganglios situados alrededor del esófago, que incluyen dos ganglios cerebroides y dos pleurales. De esta cadena de ganglios nacen cuatro cordones, dos hacia el pie y otros dos hacia la masa visceral. Los sentidos están compuestos por ojos cefálicos (situados en la cabeza), o extracefálicos (situados o esparcidos por el manto); células sensoriales de estabilización llamados estatocistos; y órganos de función quimiorreceptora (terminaciones nerviosas sensitivas) llamados osfradios. En los cefalópodos (como los pulpos) todos los ganglios están fusionados formando una importante masa cerebral, esto les imprime una alta capacidad de aprendizaje y de sofisticado comportamiento. [15]
"La dopamina controla la persistencia de la memoria de largo plazo en animales y en moluscos." [16]
Capacidad para sentir dolor en crustaceos
Los crustáceos (Crustacea, del latín crusta, "costra" y aceum, "relación o la naturaleza de algo") son un extenso subfilo de artrópodos, con más de 67.000 especies y sin duda faltan por descubrir hasta cinco o diez veces este número. Incluyen varios grupos de animales como las langostas, los camarones, los cangrejos, los langostinos y los percebes. Los crustáceos son fundamentalmente acuáticos y habitan en todas las profundidades, tanto en el medio marino, salobre y de agua dulce; unos pocos han colonizado el medio terrestre, como la cochinilla de la humedad (isópodos). Los crustáceos son uno de los grupos zoológicos con mayor éxito biológico, tanto por el número de especies vivientes como por la diversidad de hábitats que colonizan; dominan los mares, como los insectos dominan la tierra.
El sistema es el típico de los antrópodos pero con una marcada tendencia a la fusión de los ganglios de los segmentos. En algunas especies es frecuente la presencia de axones gigantes que transmiten rápidamente los impulsos. Entre los órganos de los sentidos se encuentran ojos, pelos sensitivos y estatolitos. Los cangrejos y las langostas poseen unas cien mil neuronas.
- En 2009, una investigación realizada por Bob Elwood y Mirjam Appel de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Queen en Belfast (Reino Unido) mostró que el cangrejo no sólo sufre dolor sino que además guarda memoria de esa circunstancia. Según Elwood: "Ha existido un largo debate respecto a si los crustáceos como los cangrejos, las langostas o los camarones sienten dolor. Esta investigación demuestra que no se trata de un simple acto reflejo, sino que los cangrejos calibran su necesidad de encontrar un caparazón de calidad con la necesidad de evitar estímulos dolorosos", dijo a Science Daily[17].
- En octubre-noviembre de 2007, un estudio publicado en la revista New Scientist mostró que las gambas y otros crustáceos experimentan dolor. El estudio fue llevado por un grupo de científicos dirigido por Robert Elwood, experto en comportamiento animal de la Queen's University de Belfast. Según Elwood, el hecho de sentir dolor resulta crucial incluso para los animales más primitivos porque les permite cambiar de comportamiento trás una experiencia dañina y aumenta sus posibilidades de supervivencia.[18]
Capacidad para sentir dolor en insectos [19]
- En marzo de 2010, la edición digital de la revista Nature ha publicado un estudio de investigadores de la Universidad Brandeis en Waltham (Estados Unidos), dirigidos por Paul A. Garrity, en el cual descubrieron un mecanismo molecular ancestral asociado al dolor común en humanos e insectos como las moscas y los mosquitos. Los resultados, arrojan luz sobre los orígenes evolutivos de la sensación del dolor
El estudio muestra que la proteína de canal iónico TRPA1 ayuda a las neuronas del gusto de los insectos a detectar los componentes químicos nocivos. TRPA1 participa en la respuesta humana al dolor ante tales irritantes, lo cual sugiere que este mecanismo molecular concreto no es exclusivo de los vertebrados.
Según estos investigadores, no ocurre como con otros sentidos químicos, como el olfato o el gusto, sino que parece que la detección humana de irritantes recae en un sensor químico ancestral conservado a nivel molecular a lo largo de 500 millones de años de evolución.
- Otro estudio da evidencias de que las abejas sienten dolor. El acetato de isopentila (IPA) es un componente principal de una feromona enviada por las abejas guardianas para alertar al resto de la colmena de que existe un peligro, y para estimularlas a picar al atacante. Núñez et al. mostraron que la exposición al IPA produce que el sistema opioide endógeno de la abeja produzca analgesia. Con lo cual las abejas defensoras continuarán atacando incluso si son heridas.
Las abejas fueron sometidas a descargas eléctricas para producir una picadura. Descubrieron que hace falta un voltaje más alto para producir una picadura por parte de las abejas que habían sido expuestas al IPA y, por tanto, tenían su sistema analgésico natural activado, en comparación con las abejas que no habían sido expuestas. La respuesta también se incrementó con la cantidad de IPA a la que se expuso a las abejas. Es más, si las abejas eran expuestas a IPA y naloxona (que bloquea el sistema opioide), el efecto del IPA fue completamente compensado y las abejas continuaron picando incluso a una descarga más alta.
Esto explica los resultados del estudio de Balderrama et al., que intentó descubrir si las abejas africanizadas eran más agresivas que las abejas europeas. Descubrieron que las africanizadas respondían con menos picaduras que las europeas al mismo estímulo. Sin embargo, esto no se debe a que las europeas sean menos agresivas, sino más bien a que tienen un sistema de respuesta al dolor más efectivo. Es decir, el distinto sistema de dolor de las abejas se relaciona con su comportamiento ante las amenazas.
- En 1987, Balderrama et al. llevaron a cabo un experimento en el que las abejas eran expuestas a descargas eléctricas, siendo anotada su respuesta. A continuación se inyectó a varias abejas morfina y naloxona, procediendo a repetir las descargas eléctricas. La conclusión fue que las abejas tienen un sistema antineurálgico, que tiene efectos anagélsicos, y que puede ser aumentado con morfina o bloqueado con naloxona.
"La morfina (50 a 200 n-moles/abeja) produce una inhibición de la respuesta de las abejas a los estímulos eléctricos según la dosis, y este efecto es antagonizado por la naloxona. Estos hallazgos indican la incidencia de receptores opioides en las abejas y sugieren la existencia de opioides endógenos, es decir, un sistema endorfínico para la modulación de la percepción del dolor. Sin embargo, hay que tener en cuenta dos hechos. Primero, incluso aunque las dosis de naloxona que atagonizan la morfina son similares para las abejas y los vertebrados, el D50 [inhibición del 50% de la respuesta de aguijonear] de la morfina para las abejas (927 ug/g) fue mucho más grande que la que se informó para pruebas terapéuticas de los vertebrados (0.30 - 10.0 ug/g), y entre 3 y 10 veces más alta que la que se informó de otros artrópodos. Segundo, las abejas inyectadas con encefalinas y péptidos relacionados a una dosis de 200 n-moles/bee no exhibieron el mismo efecto que el de la morfina. Los resultados obtenidos por los experimentos con morfina sugieren que un sistema endorfínico es responsable de la modulación de dolor en las abejas".

El etólogo Vitus B. Dröscher nos habla sobre el dolor de los insectos:
"¿Qué pasa con los insectos? Cincuenta años atrás, un investigador especializado en abejas hizo un experimento espantoso: “una abeja posada en el borde de un plato de cristal saboreando miel, está tan cautivada que ni siquiera se da cuenta si alguien le corta la parte posterior del cuerpo. El insecto sigue chupando miel pese a que esta vuelve a salir por el abdomen seccionado”. Esto se consideró como prueba de que los insectos no sentían nada.
En 1965, el profesor Vincent Dethier descubrió y demostró que los insectos sienten dolor. La perdida de una pata o un ala es sentida por el animal. Esto lo demostró con análisis bioquímicos de insectos con los cuerpos heridos. Éstos envían al torrente sanguíneo (hemolinfa en los insectos) hormonas y otras sustancias necesarias, de manera parecida a lo que sucede en el hombre, en estado de fuerte excitación anímica.
Las abejas pueden llegar a sentir una especie de “añoranza”. Si se caza en una flor, encerrándolas luego en una jaula, en su sangre se derrama una sustancia que les provoca un sentimiento de pánico. De no dejarla pronto en libertad, una abeja morirá de miedo al cabo de pocas horas." Dr. Vitus B. Dröscher, Etólogo

- En 1956, ya había indicios de que las abejas tenían un sistema nervioso lo suficientemente desarrollado como para transmitir señales de dolor. Al contrario que en el caso de las plantas, el dolor es una herramienta útil para la pervivencia genética, dado que las abejas son capaces de desplazarse para evitarlo.
ANIMALES NO-HUMANOS QUE SE AUTOMEDICAN
- En 2002, la Dra. Cindy Engel, profesora en la Open University Británica, publicó el libro Wild Health: How Animals Keep Themselves Well and What We Can Learn From Them, un trabajo de recopilación de casos de automedicación en animales no-humanos realizado durante diez años. Un ejemplo de automedicación entre los chimpancés fue descubierto por Michael Huffman y Mohamedi Seifu, cuando trabajaban en el Parque Nacional de la montañas Mahale en Tanzania. Observaron que los chimpancés que tenían gusanos intestinales se comían la médula de la planta Veronia. Esta planta tiene terpenos, que son tóxicos. La dosis que se tomaban los chimpancés era suficiente para matar a los gusanos intestinales, pero no para matar al primate. Dicho sea de paso, lo mismo ocurriría a los humanos y realmente los nativos de la zona también comen la médula de Veronia con el mismo propósito. Según Teresa Giúdice, se puede constatar que los chimpancés innovan, crean, inventan. Un individuo arma un comportamiento nuevo y útil. Más tarde lo aprenden los demás.
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NOTAS Y REFERENCIAS
(1) Para un análisis del modo en que estos criterios son cumplidos por los animales no humanos véase por ejemplo Donald. R. Griffin, The Question of Animal Awareness (Los Altos: William Kaufman, 1981); J. A. Smith, “A Question of Pain in Invertebrates”, ILAR Journal 33 (1991) [visitado el 12 de abril de 2008]; Marian Stamp Dawkins, Through Our Eyes Only? The Search for Animal Consciousness (New York: W. H. Freeman, 1993); Collin Allen and Marc Bekoff, Species of Mind: The Philosophy and Biology of Cognitive Ethology (Massachusetts: MIT, 1997); DeGrazia, David, Taking Animals Seriously: Mental Life & Moral Status, (Cambridge: Cambridge University Press, 1996), capítulo 5; o K.P. Chandroo, I.J.H. Duncan and R.D. Moccia, “Can Fish Suffer?: Perspectives on Sentience, Pain, Fear, and Stress” Applied Animal Behavior Science 86 (2004): 225–50 (téngase en cuenta que, en ciertos casos, estos trabajos pueden citar experimentos con animales no humanos que las conclusiones de este artículo llevan a rechazar).
[0] Argumento: "Los toros tienen capacidad para sentir dolor pero cuando son lidiados no sienten dolor"
[1] elmundo.es - Una mirada científica al sufrimiento animal
[2] Argumento: "Debemos considerar éticamente a los individuos que tienen sistema nervioso, no sólo a los individuos con sistema nervioso central"
[3] RespuestasVeganas.Org - Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto
[4] Richard Sarjeant - The Spectrum of Pain. London: Hart Davis, 1969, p. 72.
[5] Lord Brain, 'Presidential Address'. In C.A. Keele & R. Smith, eds., The Assessment of Pain in Men and Animals. London: Universities Federation for Animal Welfare, 1962.
[6] Charles Darwin - The descent of man, and selection in relation to sex (El origen del hombre, y la selección en relación al sexo) (1871)
[7] ¿Existen o no emociones en los animales? MVZ MC Claudia Edwards Patiño, MVZ MC Sandra Hernández Méndez, Dra. Beatriz Vanda Cantón.
[8] ¿Existen o no emociones en los animales? MVZ MC Claudia Edwards Patiño, MVZ MC Sandra Hernández Méndez y Dra. Beatriz Vanda Cantón.
[9] lacoctelera.com - Viaje a la felicidad
[10] Yue S, Moccia RD, Duncan IJH. "Investigating fear in domestic rainbow trout, Oncorhynchus mykiss, using an avoidance learning task". Applied Animal Behaviour Science 87, pp. 343-354, 2004.
[11] Stephanie Yue, Ian J. H. Duncan, and Richard D. Moccia. "Investigating Fear in Rainbow Trout (Oncorhynchus mykiss) Using the Conditioned-Suppression Paradigm". Department of Animal and Poultry Science. University of Guelph, Canada. Journal of applied animal welfare science, 11:14–27, 2008.
[12] "Pain perception, aversion and fear in fish". V. A. Braithwaite*, P. Boulcott. Institute of Evolutionary Biology, School of Biological Sciences, Ashworth Laboratories, University of Edinburgh, Edinburgh EH9 3JT, UK. Diseases of aquatic organisms, Vol. 75: 131–138, 2007.
[13] eduardpunset.es - Hasta los elefantes lloran por la salud del vecino
[14] psychologytoday.com - Emotional honeybees and brainy jellyfish: More "surprises" in animal behavior
[15] natureduca.com - Zoología. Invertebrados: Moluscos (1ªparte)
[16] Ciencia y lenguaje: sus múltiples dimensiones actuales y futuras. Eduardo A. Santiago Delpín.
[17] europapress.es - Los cangrejos sufren dolor y además no lo olvidan
[18] lavozdegalicia.es - Los crustáceos sufren al terminar en el puchero
[19] axxon.com.ar - Humanos e insectos comparten un mecanismo molecular ancestral asociado al dolor
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- (14/08/2006) elmundo.es - Los elefantes muestran compasión en la muerte y la enfermedad
- (08/02/2005) news.bbc.co.uk - El "falso dolor" de la langosta
MÁS INFORMACIÓN
- astrolabio.net - Depresión en las aves
- asturnatura.com - Moluscos. Bivalvos
- ecosofia.org - Reconociendo el dolor en los animales
- es.wikipedia.org - Equinodermos
- es.wikipedia.org - Sistema nervioso de los artrópodos (Incluye, entre otros, insectos, arácnidos, crustáceos y miriápodos)
- huffingtonpost.com/marc-bekoff - Vegans Shouldn't Eat Oysters, and If You Do You're Not Vegan, So...
- librodenotas.com - Dolor y sufrimiento animal
- marenostrum.org - Los bivalvos
- psychologytoday.com - "Do fish feel pain?" redux: An interview with the author who shows of course they do
- RespuestasVeganas.Org - ¿Los animales sienten dolor? (Peter Singer, 1975)
- RespuestasVeganas.Org - Pregunta: "¿Por qué los veganos no comemos miel?"
- skepticalvegan.wordpress.com - Pain in Crustaceans?
- slideshare.net - Equinodermos y cordados de J.I.Noriega
VÍDEOS
- dailymotion.com - Medicina animal: Chimpances que se automedican
- dailymotion.com - Monos que se automedican
BIBLIOGRAFÍA
- Braithwaite, Victoria, Do Fish Feel Pain? (¿Pueden los peces sentir dolor?), 2010.
- Engel, Cindy. Wild Health: How Animals Keep Themselves Well and What We Can Learn From Them. Houghton Mifflin Harcourt; 1 edition (January 16, 2002).
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