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Arthur vs Pjanic, ¿Quién sale ganando?

Publicado el 02 julio 2020 por Trescuatrotres @tres4tres

Ya es oficial. El FC Barcelona y la Juventus han cerrado el intercambio de Arthur Melo y Miralem Pjanic en una operación de trueque más 12 millones para los azulgranas sin contar variables.

Dejando de lado el apartado económico, vamos a centrarnos en analizar esta operación desde un punto de vista futbolístico. Está claro que la edad de ambos jugadores (23 años Arthur y 30 el bosnio) nos permiten hacernos una idea de la intención de ambos clubes. Uno llega como fichaje de rendimiento inmediato, en su madurez futbolística y con 3-4 años al máximo nivel y el otro como una apuesta de futuro y una oportunidad para confirmarse como un jugador trascendente y diferencial a nivel mundial.

Arthur Melo, toque y control para la Vecchia Signora

Arthur Melo abandona la ciudad de Barcelona tras 2 temporadas discretas, en las que ha tenido luces y sombras. Llegó como futuro estandarte para recuperar la identidad en el juego y para liderar el centro del campo, marcando los ritmos. Si bien es algo que se notó en algunos encuentros, está claro que no ha llegado a consolidarse como titular con ninguno de los dos técnicos que ha tenido. Esto se puede deber a las lesiones y falta de continuidad que ha sufrido, o a las polémicas extradeportivas marcadas por su carácter indisciplinado según algunos medios.

Los minutos que ha tenido, los ha jugado como interior, ayudando en ocasiones a la salida de balón, pero siempre escoltado por un mediocentro (Busquets, generalmente). Ha demostrado tener mucha fiabilidad en el pase, con un porcentaje de acierto muy alto, pero también es cierto que dichos pases pecaban en exceso de horizontalidad y de poco peligro. Esto último puede ser útil en determinados escenarios, sobre todo si la circulación es a ritmo alto, pero se vuelve monótono e inofensivo si se abusa de ello.

Arthur llegará a una Juventus para jugar, probablemente, en la base de la jugada, como hacía en Gremio, acompañado del músculo de Matuidi y Khedira, que juegan a sus costados y por delante del mediocentro. Al menos esto es lo que venía pasando con Pjanic, que ha jugado más cerca de área propia que de la contraria, convirtiéndose en el mejor pivote de la Serie A.

Pjanic, versatilidad en la base de la jugada

Por su parte, el bosnio llega al Barcelona como un jugador mucho más hecho, contrastado, que alcanzó su pico de forma en la temporada 2017/2018, ganando el Scudetto con la Juventus y llegando a cuartos de final de la Champions League, dónde perderían contra un Real Madrid que acabaría siendo campeón.

Pjanic destacó en Francia, en el Olympique de Lyon, desplegando un juego ofensivo, apareciendo muy cerca del área rival y haciendo gala de un gran disparo de media distancia, pero poco a poco fue retrasando su posición al llegar a Italia. En sus 5 temporadas en la A.S. Roma, se convirtió en un interior asociativo, con apoyos en salida de balón y anexando el mediocampo con el ataque de su equipo. En esta etapa estuvo acompañado, entre otros, de jugadores como De Rossi, el cual aportaba más trabajo sucio y de barrida y permitía brillar más al bosnio.

Desde su llegada al equipo de Turín, Pjanic ha ido retrasando aún más su posición, jugando como el clásico Regista, sacando el balón jugado, con pocos toques y pocas conducciones, algo que recuerda a la labor que hace Sergio Busquets en el Barcelona. En la Juventus ha ido de más a menos, tras pasar de jugar en un centro del campo con Pogba o Pirlo, a hacerlo con Matuidi, Khedira o Bentancur.

Muchos nombres, mismas características

No obstante, el verdadero debate sobre esta operación es el contexto del equipo azulgrana. Está más que claro que Pjanic tiene nivel de sobra para jugar en el centro del campo, al menos por 2-3 años, pero hay dudas sobre si es lo que necesita el Barça.

En las últimas temporadas, el Barcelona ha necesitado gente que aporte cosas cerca del área contraria, que juegue por dentro pero que conecte el centro del campo con el final de la jugada. Por este motivo Arthur no logró destaparse en la Ciudad Condal, y se le tildó de demasiado horizontal. El Barcelona acumulará ahora a jugadores de funciones diferentes, pero matices similares. Busquets, Rakitic y De Jong, son jugadores con buen toque de balón, con buena conducción y capacidad para sacar el balón jugado. Les gusta jugar por detrás de la línea de balón, mandando y jugando de cara, pero huyen del juego entre líneas. Con la llegada de Pjanic, se suma un jugador más a este rol, lo que puede hacer que De Jong se acerque más al área, dónde es mucho menos relevante que saliendo con el balón desde el inicio de la jugada.

Esto hace que el Barcelona no ponga fin a sus problemas en ¾ de cancha y jugadores como Griezmann, Suárez, Messi o Braithwaite tengan que retrasar un poco su posición para recibir el balón y acercarlo al área. Por ese motivo destacan perfiles como Riqui Puig o Carles Aleñá, jugadores interiores que acercan el balón con peligro y que pueden aportar movilidad entre líneas.

Veremos qué posición y rol ocupará Miralem Pjanic en el Barcelona que viene, y si habrá alguna salida más (Rakitic, Vidal...), pero por el momento, da la impresión de que el club italiano sale ganando en esta abrupta operación.


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