Revista Cultura y Ocio

"As de corazones", de Antonia J. Corrales: tres corazones contra un único destino

Publicado el 27 febrero 2014 por Lidiacasado

Ficha técnica: 

Título: As de corazones        Autora: Antonia J. Corrales          Editorial: Vergara  Género: novela contemporánea  Páginas: 368  Publicación:  Noviembre 2013   ISBN:  978-84-15420-66-8

Sinopsis (editorial):

 Un broker que sueña con ser escritor, una enfermera que, a pesar de adorar a los niños, se niega a ser madre y una editora que jamás quiso serlo. Atrapados por un secreto inconfesable que dominará sus vidas. Amor, rencor, traición, superación personal, crítica social y la realidad más cruda y más hermosa. Ayala, Samantha y él: Bastián. ¿Cuántas formas hay de amar? ¿Realmente el amor lo disculpa todo? ¿Es Dios el culpable de nuestras desgracias, o confundimos su nombre y en realidad es el Diablo?  As de corazones: tres vidas paralelas contadas en primera persona que encogerán tu alma y se harán un hueco en tu corazón.
  Por cómo está escrita y por lo que cuenta, As de corazones es una de esas novelas en las que el lector ha de implicarse casi tanto como el autor a la hora de reunir las piezas del puzle, completar los silencios y encontrar el significado global de la obra. Así que vamos a intentarlo.
   Como decía, el lector debe construir la historia. La autora la presenta a través de tres personajes, en un principio inconexos, a los que habrá que hallar vinculación. Además, las piezas del puzle van apareciendo sin orden temporal y, también desconectadas, repetidas, incluso, en ocasiones: cada personaje nos va contando una parte de la historia, basada en su vivencia presente, en su pasado lejano o en un pasado un poco más cercano. El lector debe colocar cada una de sus piezas en su lugar para recomponer la historia de estos tres personajes con los que el destino, o Dios, o los hombres... o quien sea parece haber estado jugando sin piedad. 
   Estas tres voces (Samantha, Bastián y Ayala) nos hablan en primera persona y desnudan su pasado ante los ojos del lector quizá a modo de justificación de sus decisiones (acertadas o desacertadas), quizá como una forma de exorcizar los demonios que llevan dentro. Quizá su intención es descargar su propia conciencia. O tal vez que el lector ejerza de juez y condene o absuelva a quien crea conveniente según su criterio. Porque es muy difícil abstraer una sentencia global, válida para todos, de lo que Antonia J. Corrales nos cuenta en su novela. Es imposible. Cada lector, dependiendo de sus propias creencias y valores tendrá un veredicto para Samantha, para Bastián, para Ayala, para sus padres, para sus abuelos... y para todos los que tomaron alguna decisión alguna vez, para todos los que participaron a la hora de liar una madeja imposible de recomponer.
   Y, en definitiva, ¿qué es lo que pretende la autora con esta novela? ¿Reflexionar sobre el inexorable destino o los designios de Dios? ¿Poner el acento en las mentiras con las que están tejidas las relaciones familiares, aunque sea para ahorrar sufrimientos? ¿Hablar de amores imposibles, de amores más fuertes que la sangre, que la distancia, que el pasado y el presente? ¿Hacer pensar al lector sobre la capacidad de renuncia, sobre las pulsiones, sobre seguir los propios pálpitos, lo que a uno le dictan el corazón y las tripas, o pararse a pensar, poner un poco de orden en el ciclón que los sentimientos despiertan en nuestra vida en ocasiones? ¿Hacer sentir que la vida a veces no tiene sentido, que hay gente condenada de antemano, que a veces el mundo parece un mal chiste o un infierno más temible que el que espera a los impíos tras la muerte? Yo sí he pensado sobre todo esto mientras leía la novela y tras acabarla. Son algunas de las cuestiones (muchas sin respuesta) que se me han pasado por la cabeza mientras acompañaba a Samantha, Bastián y Ayala en su trayectoria. Y, en el fondo, me ha quedado un regusto amargo, un deje de impotencia, una pizca de infelicidad al cerrar el libro.
   Más allá del amor y de las relaciones personales (tan complicadas) que la autora propone, quisiera destacar otros temas secundarios que me han interesado de la novela. En primer lugar, la trama relacionada con el mundo editorial (¿cómo no iba a conquistarme a mí esa parte metaliteraria de la obra?) y todo lo relacionado con lo artístico (la pintura, la talla...). Me parece que esta dimensión creativa dice mucho de los personajes y abre la puerta a una parte irracional de la existencia, contra la que muchas veces se lucha porque es más importante ganarse unos garbanzos a final de mes que dejarse llevar por lo que uno lleva dentro y apostar por las propias capacidades.
   También me ha gustado mucho el leve reflejo del mundo financiero que Antonio J. Corrales recoge en su novela. Creo que dice mucho de nuestro mundo actual o de los valores que mueven a los habitantes de ese universo (y de los que, a veces, lo queramos o no, nos contagiamos) y pone un contrapunto muy enriquecedor a ese mundo creativo del que he hablado antes.
   Finalmente, me han conquistado todos esos guiños de complicidad con el destino, toda la simbología de corazones, póquer, amapolas, jirafas y documentos escondidos que podemos encontrar en la novela. Símbolos que dentro de ella significan una cosa pero que cada uno puedo llevar a su propio contexto, traducirlos a su propio lenguaje y crear, así, una historia distinta, una lectura diferente, un significado único.
   Y no quiero dejar de hablar del estilo de la autora, que también me ha robado el corazón. Tenía pendiente leer algo de ella desde hace tiempo pero, por hache o por be, no lo había conseguido, así que ha sido un gratísimo placer descubrir su poesía. Digo bien: poesía. Porque Antonia J. Corrales sabe salpimentar su narración con toques de pura poesía, con frases hermosas y, lo que es mejor, llenas de significado, de esa que llenarían mi carpeta de apuntes si aún fuera una joven estudiante. Como no lo soy, me conformo con haberlas subrayado bien para volver a ellas siempre que quiera. Porque hacen pensar, hacen sentir, provocan identificación y conmueven. Y esa es una experiencia que quiero repetir muchas veces en mi vida.   Nos seguimos leyendo.
  Agradezco a El búho entre libros que organizase el sorteo en el que gané este libro. ¡Todo un regalo!
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Reto100 libros: 20/100
  • Reto Genérico: 16 (2º amoroso)/40
  • Reto 25 españoles: 19/25 
  • Reto Libros Musicales: 10/10
  • Reto Encuentra al personaje: 9/12
  • Reto San Valentín: 3/3
   En esta novela he encontrado a otro de los personajes del Reto Encuentra el Personaje: un personaje masculino con cabello largo. Es Bastián y así nos lo describe Samantha en la página 161:
Levantó su mano al entrar en la terminal, despidiéndose con aquella sonrisa ancha, clara y seductora. Llevaba una única maleta. Vestía unos vaqueros Levi’s de segunda mano comprados en el Rastro, decolorados como el negro de sus ojos, que a veces parecían de carboncillo. El pelo revuelto, despeinado rozándole los hombros. Negro y liso. Tenía, desde hacía unos años, un aire de bohemio intelectual que me fascinaba.
   Solo hay una canción en As de corazones pero... ¡menuda canción! Imposible no aprovechar para compartirla. 
Alumbrada por los farolillos chinos que después, llorando en silencio, sin un quejido, como ella me hizo prometer, dejé volar tras su último aliento. Con 'Let It Be', sonando, bajito, como a ella le gustaba, en el tocadiscos, dentro del salón: «Déjalo estar, déjalo estar. Habrá una respuesta, déjalo estar... No habrá más desconsuelo, déjalo estar...» (página 168).

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