Revista Economía

Asesinar un asesino.

Publicado el 10 enero 2020 por Torrens

No acostumbro a estar de acuerdo con todo lo que hace Trump y en algunos de sus actos me parece un loco de atar, como cuando dejo a los kurdos a la merced del turco Erdogan y cuando se dedica a declarar guerras comerciales que nos acaban perjudicando a todos, pero en el asunto del acuerdo con Irán creo que hizo lo que alguien tenía que hacer.

El acuerdo nuclear con Irán fue una tremenda demostración de estupidez de los países occidentales dirigida por la desastrosa Federica Moqherini, antecesora de Josep Borrell como Alto Representante de la U.E. para Asuntos Internacionales.

A pesar de que las inmensas manifestaciones en Teherán no dan esa impresión una mayoría de iraníes quieren un cambio de régimen. En la actual dictadura islámica el poder en Irán se concentra en su absoluta totalidad en los líderes religiosos islámicos. Nadie puede presentarse a unas elecciones sin el visto bueno de dichos líderes e incluso en caso de ganar las elecciones y formar gobierno, los líderes religiosos pueden cesar a cualquier político incluyendo el presidente si consideran que no cumplen las normas del Corán. Los religiosos que monopolizan el poder no dedican ni un minuto a la gestión del país y a la creación de condiciones de vida correctas para sus habitantes, sino que están concentrados en la orden que da Mahoma en el Corán de extender el Islam a todo el mundo por las buenas o por las malas. El resultado de este régimen, unido a las sanciones que se impusieron a Irán por desarrollar la bomba crearon graves problemas sociales y malestar muy generalizado que habrían sido mucho peores si Irán no tuviese una de las mayores reservas de petróleo del mundo. El levantamiento de las sanciones permitió a la dictadura islámica solventar en parte el problema y evitar la crisis interna, y doña Federica y sus estúpidos socios no supieron darse cuenta que cuando un régimen como el iraní se plantea un acuerdo de aquel tipo lo primero que se ha de hacer es sospechar y desconfiar y si hubiesen usado un mínimo de inteligencia probablemente se habrían enterado que si Irán no tiene todavía la bomba, tienen ya la tecnología y los medios para tenerla cuando quieran, es decir, se levantaron las sanciones a cambio de nada..

El ataque al general iraní Quassim Suleimani que acabó con su vida es otra jugada temeraria de Trump, pero de eso a disfrazar el asunto como el héroe querido del pueblo iraní asesinado por la maldad occidental es aprovechar otra oportunidad para defender el Islam.

No he leído en ningún periódico que Suleimani fuese un benefactor de la humanidad pero sin llegar a tal extremo si he visto artículos ensalzando su figura, cuando se trataba de un tipo que en la guerra Irán-Iraq se hizo famoso por las muchas barbaridades extremadamente crueles e inhumanas que cometió y que del resto de su carrera lo más relevante fue nada menos que la creación y desarrollo de hezbollah la organización terrorista islámica que tiene en su haber buena parte de las acciones terroristas islámicas, el haberse cargado una de las poquísimas democracias que había en Oriente Medio, la del Líbano, y cuyos tentáculos llegan incluso a Latinoamérica gracias a su amiguete venezolano, el inMaduro, y un ataque terrorista a un centro judío en Buenos Aires en el que se sospecha que contaron con el encubrimiento de Cristina Fernández de Kirchner.


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