Atención Temprana y Familias

En mi trabajo diario, además de estar directamente con los niños, ayudándoles en su proceso de aprendizaje o desarrollo, también trabajamos codo con codo tanto con la comunidad educativa, como con las familias, y en este último pilar es en el que me quiero centrar.
La forma de trabajar con las familias es la siguiente, además de contarles diariamente, al final de la sesión, lo que hemos trabajado, y cómo han trabajado sus hijos, ofrecemos pautas para, o bien que refuercen lo aprendido desde casa también, o bien  para trabajar algún aspecto que ellos mismos nos demandan.
Hoy quiero centrar este post sobre todo para los niños de 0-3 años, con los que trabajamos atención temprana y enseñaros de que manera ofrecemos orientaciones a las familias de niños con desfases en su desarrollo para dar a éste las mejores condiciones y favorecer su crecimiento y aprendizaje.
Comenzaremos por  una serie de pautas generales que tenemos que tener en cuenta:
Controlar las condiciones ambientales, luz, temperatura, seguridad, de nuestra casa, o bien de nuestro espacio de juego, para favorecer el mismo. Esto es muy importante pues una estancia mal iluminada, o fria puede hacer desviar la atención de los pequeños.
Reservar un espacio para el uso específico del niño, con juguetes a su alcance y donde pueda desarrollar actividades. Generalmente en las casas suele ser la habitación del niñ@.
Es importante que el niño disponga de juguetes adecuados a su nivel evolutivo y saber que ello no viene determinado por la marca, el precio o la publicidad del producto. De esto ya hablé en su momento en un post de estas navidades en Diario de Mujer.
Respetar el tiempo de atención que el niño puede prestar hacia los objetos, juegos, situaciones, en cuanto veamos que se levantan o cambian de actividad, lloran etc... es posible que su atención esté ya muy baja por lo tanto es mejor cambiar de actividad o dejarla.
Integrar al niño dentro de la dinámica familiar haciéndole partícipe de los acontecimientos diarios, incluirle en las cenas, comidas, en rutinas como poner la mesa, ayudar a recoger entre otros.
Dedicar siempre algún tiempo a jugar con el niño.

Fomentar la conversación con el niño aunque aún no hable; utilizar para ello los recursos comunicativos que tenga el niño en cada momento evolutivo,  no incorporar en nuestro lenguaje las palabras mal pronunciadas que él utilice, tened en cuenta que somos su modelo, hay que ser el mejor.
Estas son algunas de las pautas generales, luego para cada caso específico ofrecemos a cada familia sus orientaciones. De esta manera damos al niño una visión mucho mas integrada y coordinada.
Espero que os haya gustado.
Hasta otra!