Revista Cultura y Ocio

Aute, te, ti, contigo...

Publicado el 14 noviembre 2017 por Alfredojramos

Aute, te, ti, contigo...

Los participantes en el AuteHomenaje posan al final.

Con ocasión de la publicación de toda su poesía en un volumen editado por Espasa, se celebró en la tarde-noche de lunes 13 de noviembre de 2017 (que es hoy, pero quien sabe cuando estará usted, improbable lector, y menos improbable *lectriz, ejerciendo de tal) un homenaje a Luis Eduardo Aute, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Aunque el artista no pudo estar presente, su palabra, su arte y su sensibilidad se apoderaron del salón de columnas del Círculo, la zona más noble del lugar, que estaba completamente lleno. Luis Antonio de Villena, Fernando Beltrán y Miguel Munárriz hablaron del amigo y del poeta. Pastora Vega, Aitana Sánchez-Gijón y José Luis Gómez leyeron poemas y algunos otros textos creativos e inclasificables de su obra. 

Aute, te, ti, contigo...

Ana Belén, la belleza que dura.

Cantaron sus canciones Ana Belén, bellísima y a la altura emocional de esa crónica perfecta de una pasión cotidiana que es/son Las cuatro y diez, y acompañada al piano, con toda familiaridad, por  David Sanjosé; Xoel López, que hizo una vibrante interpretación de Al alba, ese icono; y Cristina Narea y Luis Mendo, que demostraron su completa cercanía al universo auteano con Acaso una mirada. El gran Miguel Poveda, sobre unas divertidas plataformas blancas y dueño de la sabia madurez que ya le habita, puso un brillante colofón dándole aire flamenco a las notas del maestro (Prefiero amar), remontando en las frases finales mucho el quejío, después de que un breve lapsus de memoria, rápidamente corregido desde la primera fila, le hiciera titubear un segundo. Se quitó el maestro por completo cualquier posible espinilla de incomodidad ofreciendo como propina un divertido soneto-para-no-escribir-un soneto con el que Aute respondió a la petición que le hizo Pedro Guerra cuando preparaban el disco de sonetos que grabó el propio Poveda. Y no hubo más.
En suma, un acto emotivo, sencillo —pese a contar con tantas y tan relevantes figuras—, sincero y muy gratificante. Un Auténtico homenaje que durante algo más de hora y media convirtió el lugar, como apuntó el poeta Fernando Beltrán, en un «Círculo de Bellas Autes», todas las que el maestro ha cultivado con tanta dedicación, magia, creatividad y acierto. Larga vida.

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