Revista Maternidad

Aventuras en el Bosque / Una Cola de Lunares

Por Cuchu
Aventuras en el Bosque / Una Cola de Lunares
Panda, señor Topo y Kimono están jugando a tirar piedras en el río, a ver quién llega más lejos, casi siempre gana Kimono, entre otras cosas, porque tiene los brazos más largos que sus amigos. El señor Topo no ve muy bien y eso le impide apuntar muy lejos, por eso no ha ganado ni una sola vez.
-Si tuviera unos lentes más potentes seguro que os ganaría de vez en cuando… ¡Estoy harto de ser un cegatón!- Topo parecía un poco enfadado al decir esto.
-¡Chan Tatachaaaaaaaan!
Todos volvieron la cabeza y se encontraron con la cola de Pusi. La tenía toda llena de papelitos pegados en varios colores.
-Pusi tu cola parece una piñata jajaja- rió Kimono bromeando.
-¡Eres un tonto! No está bien reírse de los demás ¿es que no os gusta mi cola? ¡Eso es porque no estáis a la moda! Son lunares, en la ciudad se llevan mucho- concluyó muy orgullosa de su aspecto.
-No te enfades Pusi; pero Kimono tiene razón, pareces una piñata. Además los papeles se te irán despegando de la cola- contestó Panda con cautela para no enfadar a la ardilla, ¡porque vaya genio se gasta!
-Hoy he recibido una carta de mi prima, la que vive en la ciudad, y me ha dicho que está de moda entre las ardillas tener lunares en la cola. Viene esta semana a visitarme y quiero estar a la última para recibirla- explicó Pusi haciéndose la interesante.
Panda, Kimono y señor Topo se miraron, por sus caras estaban pensando los tres ¡la que nos ha caído encima!!! ¡Con lo cabezota que es, seguro que les esperan un montón de quebraderos de cabeza!
-Bueno ¿os gusta o no?- volvió a preguntar Pusi.
¡Claro que nos gusta! Contestaron los pobres, sin atreverse a llevarle la contraria. Cuando algo se le mete en la cabeza ¡no hay quien le haga cambiar de idea!
-Tengo que enseñarle mi nueva imagen a Cuchufleta, ella entiende mucho de moda ¡seguro que le encanta!- Y se fue por la Cuesta del Huerto dando saltitos y cantando.
-Uff ¡cualquiera le lleva la contraria! ¿Seguimos con nuestro juego?- preguntó señor Topo
Cuchufleta no estaba en casa y Pusi estaba deseando mirarse de nuevo en el espejo, de modo que volvió a su árbol para seguir admirando sus lunares…
-¡Noooooooo! ¡Ayyyyyyy! ¡Ayyyyyyy!- nadie es más escandaloso que Pusi llorando, sus gritos se escuchaban en todos los rincones del bosque…incluso en el río.
Señor Topo se quedó parado escuchando, los demás le imitaron. Un quejido desconsolado llegó a sus oídos “ayyyyyyy” “ayyyyy”
-Parece que a pelusilla le ocurre algo- observó señor Topo-será mejor que nos acerquemos a su casa- concluyó.
Pusi estaba mirándose la cola en el espejo sin parar de llorar.
-Si sigues llorando así vas a inundar el bosque- bromeó Kimono
-Tengo un problema muy serio ¡he perdido los lunares! ¿No lo ves? No es momento de bromear ¡ayyyyyy!- Pusi lloraba desconsolada cada vez que se miraba al espejo.
-A mí no me parece nada grave no tener lunares en tu cola, siempre la has tenido así y no te parecía mal- trató de animarla Panda.
-Yo tengo una idea ¿qué te parece si te pintamos los lunares?- dijo señor Topo, que siempre tenía una solución para cualquier problema.
Todos coincidieron en que la idea era genial. Se pusieron manos a la obra sin desperdiciar ni un solo segundo.
Panda trajo unos pinceles que tenía guardados en su baúl de los tesoros. El señor Topo trajo tintes de colores que compró en la tienda de manualidades. Kimono tiene un gran talento para la pintura, cogió todos los materiales y se encargó de pintar la cola de Pusi.
Tardó aproximadamente una hora en terminar su obra de arte…
-¡Listo Pusi! Han quedado estupendos- dijo Kimono muy satisfecho con el resultado.
Cuando la ardilla se volvió a mirar en el espejo, se le iluminó la cara.
-Tengo una cola preciosa ¡preciosa, preciosa!- dijo muy sonriente Pusi.
Como agradecimiento preparó el mejor de los bizcochos y les invitó a merendar. Se sentaron todos alrededor de un mantelito que colocó en el suelo… ¡Qué bien prepara Pusi los bizcochos! Se relamieron hasta los dedos.
El señor Topo pensó que un bañito en el arroyo no les vendría nada mal…
Pusi salió dando saltos hacia el río- El primero en mojarse será campeón jajaja- se tiró al agua y empezó a salpicar a Panda y a Kimono…
-Acabas de declarar la guerra del agua- dijo Panda riendo y salpicando a todos.
-¡Todos contra la reina de las nueces! ¡A por ellaaaa!- gritó Kimono dispuesto a ganar la batalla acuática.
Pasaron el resto de la tarde jugando en el agua. Cuando sus estómagos empezaron a protestar volvieron a casa a cenar, fue entonces cuando señor Topo se dio cuenta que los lunares de Pusi ¡no estaban! Panda se decidió a contárselo sabiendo el disgusto que iba a sentir su amiga.
-Oh noooo! Mis lunares han desaparecido, el agua los ha borrado ¡ayyyy! ¡ayyyy!- empezó a llorar de nuevo Pusi.
-Tenemos que hacer algo- dijo señor Topo tapándose los oídos.
-Tal vez podríamos pegarle unos trozos de plastilina- agregó Panda
-¿Y con qué se los piensas pegar? La plasti pesa mucho, se le caerán de nuevo- comentó Kimono tratando de pensar en una nueva idea.
Estuvieron un buen rato pensando posibles soluciones, pero ya era demasiado tarde y el cansancio no les dejaba pensar con claridad. Kimono y Panda se marcharon prometiendo volver por la mañana. El señor Topo se quedó un rato más …
-Tengo una idea… mañana tendrás tus lunares ¡te lo prometo!- dijo Topo antes de irse a dormir.
Pusi se acostó con la esperanza de que por la mañana resolverían su problema.
Por la mañana el señor Topo se acercó a ver a Pitusa, la más popular entre las mariquitas del bosque. Hablaron de lo que le pasaba a la ardilla.
-En el bosque hay muchas mariquitas… ¡se me ocurre una idea!- dijo Pitusa muy pensativa… -Creo que podemos ayudar a Pusi- concluyó.
El señor Topo se presentó en casa de Pusi acompañado por un gran número de mariquitas.
-Mira Pelusi, aquí están tus lunares… y estos no se borran con el agua- decía señor Topo muy contento con la nueva idea.
Las mariquitas se subieron a la cola de la ardilla, formando círculos a modo de lunares.
-¡Qué genialidad!- dijo Pusi –
“Mi prima se va a quedar de piedra cuando me vea” pensó la ardilla radiante con su nuevo aspecto.
-¡Estoy muy contenta! Gracias señor Topo- dijo Pusi entre brincos y risas.
-Uf ¡`menos mal! Ahora podremos respirar tranquilos en el bosque jiji- dijo Panda cuando vio la nueva solución.
Al día siguiente llegó su prima. Panda, Topo, Kimono y Cuchufleta la acompañaron a la estación de autobuses. Las mariquitas que también iban con ellos, se colocaron en su cola como ensayaron el día anterior.
-Ahí llega-dijo Pusi emocionada.
De pronto empezó a soplar un fuerte viento, que arrastró a las mariquitas, despegándolas de su cola. Su prima ya se dirigía en dirección a ella…
-¡Pusi! Que ganas tenía de verte- dijo Isa abrazándola.
Camino del bosque Pusi no pudo resistirse a preguntar-¿Dónde llevas los lunares? En tu carta me dijiste que está de moda.
Isa le enseñó un lazo de lunares atado a su cola- ¿Te gusta?- preguntó a Pusi
-¿Los lunares de los que me hablabas se llevan en un pañuelo? Preguntó Pusi incrédula…
-Pues claro ¿Dónde quieres que los lleve? ¿Pegados en la cola? Jaja- contestó Isa entre risas.
-¡Pegadas en la cola! ¡Qué tontería ¿Verdad chicos? Jajaja- dijo Pusi mirando a sus amigos muy avergonzada, mientras intentaba disimular lo tonta que se sentía.
Una vez en casa de Pusi, Isa sacó un gran lazo blanco, lleno de lunares rosas. Se lo regaló para su cola. Pusi se lo puso, se miró en el espejo y y empezó a reír al recordar los lunares pintados. Todos rieron con ella ¡Que tontos habían sido! Jajaja
Isa los miraba sin entender qué les hacía tanta gracia. Su prima le contó todo lo que hicieron sólo para impresionarla.
-¡Ja ja jaja!- reía sin parar Isa- jajajaj ¡Una cola de lunares! Jajaja
Pusi lo pasó genial en compañía de su prima y se prometió a sí misma no volver a ser ¡tan presumida!
¿Crees que merece la pena pasarlo mal sólo para presumir? ¡A que no!
Naranja anaranjado… el cuento ha terminado ¿Os ha gustado?
*Cuchu* Aventuras en el Bosque / Una Cola de Lunares

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