«Avilés reúne requisitos para ser modelo urbano, todo está por hacer»

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Javier Blanco, en la plaza del Niemeyer. mara villamuza
-¿Qué destaca del mensaje de Niemeyer?
-La obra de Avilés me parece paradigmática y absolutamente consecuente con lo que él pretendía crear, que no era otra cosa que «una gran plaza abierta para todas las mujeres y hombres del mundo, un lugar para la convivencia, la educación, la cultura y la paz». La maestría con la que Oscar Niemeyer define la escala del conjunto arquitectónico es precisamente lo que en nuestro subconsciente nos hace sentir bienestar al experimentar este centro. Nunca he vivido una experiencia espacial y arquitectónica tan rica ya tan humana como la que permite percibir la obra de la ría de Avilés. Por eso, me rindo ante la capacidad del maestro brasileño para crear un espacio tan bello, amable y humano. Todos debemos estar agradecidos.
-¿Puede tener la obra de un arquitecto ya centenario alguna enseñanza de futuro?
-Es una arquitectura pensada para el hombre, y eso es lo que tanto habíamos necesitado en los últimos tiempos. Vivimos una era de cambio, y una persona de 103 años nos está indicando el camino que podríamos seguir. Además Niemeyer es coherente desde su concepción más abstracta hasta la definición del detalle más pequeño. La austeridad y desnudez de los espacios están tratadas con un cariño que pasan desapercibidos. Creo que en la arquitectura, como en la vida, austeridad y elegancia normalmente van cogidos de la mano. La aparente simplicidad de su arquitectura es el fruto de un proceso de 103 años, un camino de ida y vuelta en el que el nivel de abstracción y definición de los espacios le otorgan un contenido tan amplio y unos matices de tal perfección que elevan su arquitectura a la máxima expresión del arte y de la emoción espacial.
-¿Cómo fue la relación laboral con Oscar Niemeyer?
-Con él, e igual que con Jair Valera, su arquitecto de confianza, la relación fue exquisita. Por encima de su calidad como arquitectos, son personas de una extraordinaria humanidad de las que en seguida te enamoras por su humildad, buen hacer, comprensión y por su gran capacidad de trabajar en equipo.
-¿Qué enseñanzas extrajo usted de este trabajo y su relación con Niemeyer?
-La principal, aunque parezca mentira, no ha sido profesional, sino personal. Sus ganas de vivir, su consecuencia, su compromiso con la gente más desfavorecida, y su ejemplaridad, están por encima de su talla como artista. Él siempre ha sido consciente de que la educación es la base de una sociedad libre y plural. Defiende que una buena base educativa de un país, genera en pocos años una clase media amplia, y es esta la que genera riqueza y estabilidad a un país. Lo comparto totalmente.
-¿Cuál debe ser la misión de la arquitectura y del urbanismo en el siglo XXI?
-El mismo de siempre, dar testimonio histórico de una sociedad determinada. Lo que tiene que hacer la arquitectura es saber hacer autocrítica y volver a su cauce, ya que en las últimas décadas se han cometido muchos errores, sobre los que debemos reflexionar.
-Se habla mucho de sostenibilidad.
-Es un concepto que parece novedoso, pero no es otra cosa que reconducir la situación, retornar al punto de partida, y ver en qué momento nos equivocamos para así continuar con nuestro camino. Para mí no es otra cosa que equilibrio y sentido común. El urbanismo tiene un papel prioritario en este asunto, ya que no sirve de nada proyectar edificios energéticamente eficientes si luego fallamos en la planificación. Hay que trabajar sobre el concepto de la densidad, es la clave para encontrar el equilibrio entre espacios urbanos proporcionados y pensados para el bienestar de los ciudadanos y la racionalización de los recursos.
-Hubo un tiempo en el que el urbanismo estaba asociado a escándalos de corrupción.
-La corrupción es un claro síntoma de la degradación de una sociedad, y de que resulta necesario replantearse las cosas y comenzar una nueva era. Creo en un futuro mucho más solidario, donde los intereses de la mayoría primen sobre los de las minorías. Soy optimista. Hemos sufrido muchos casos de corrupción, pero tengo la firme convicción de que los jóvenes de hoy tienen un gran talento, son comprometidos, y que pondrán las cosas muy difíciles a quienes quieran beneficiarse a costa de los demás.
-La sociedad también reclama su derecho a opinar sobre los proyectos. ¿Existe la posibilidad de que haya participación ciudadana en el urbanismo?
-La arquitectura es una disciplina que afecta de forma directa sobre las vidas de todas las personas. Actualmente estoy trabajando en un proyecto que he denominado New Order Architecture, que a su vez se divide en varios proyectos de diversa índole, que tienen en común la intención de acercar la arquitectura a la gente y hacerla partícipe del proceso de creación de nuestras ciudades. Los arquitectos debemos atender, interpretar y dar respuestas a las necesidades de los ciudadanos.
-¿Y eso no puede considerarse un ataque a la profesión?
-Quizás hace cien años la distancia entre los intelectuales, los artistas, podías ser más grande con respecto al común de las personas. Pero creo que ahora mismo no existe tal distancia. Es muy interesante el poder llegar a trabajar de forma interactiva, que la gente nos de pistas para buscar nuevas fórmulas. Muchas veces no avanzamos y quizá la gente nos de claves para ser capaces de seguir avanzando.
-¿En qué consiste el New Order Architecture?
-Será una plataforma de encuentro para todos los ciudadanos, donde se enfocará la arquitectura desde ópticas muy diferentes, con la intención de que todas ellas se enriquezcan mutuamente, y la arquitectura se enriquezca y adquiera matices que nosotros desde un despacho no somos capaces de descifrar. Creo que la sociedad ya está muy formada, y ha evolucionado mucho en muy poco tiempo, y que por tanto, se acabó el «pensar por los demás».
-¿Qué valores ve en Avilés como ciudad? ¿Cuáles son sus fortalezas y sus debilidades?
-Avilés reúne todos requisitos para ser un modelo de ciudad del futuro. Tiene todo el potencial, precisamente porque está casi todo por hacer. Es una ciudad que me encanta por las posibilidades que le veo. Me cuesta imaginar una ciudad con mejores condiciones para desarrollar proyectos innovadores que Avilés, por su enclave geográfico, sus comunicaciones, su historia?. Todo dependerá de la fe, entrega, integridad e inteligencia de las personas que se encarguen de transformar la ciudad.