Revista Diario

Ay que me da un síncope!

Por Nuria Zúñiga @TuLupus

Así lo solemos decir muchos cuando nos dicen algo que es una barbaridad o que no nos gusta. Y arrastramos la ‘i’ para darle más énfasis, verdad? “Que me va a dar un Síiiiiiiiincope!!!”

Y eso mismo es lo que me dio hace 3 semanas ya. Me dio un síncope.

De verdad.

Por idiota.

Por bruta.

Por no darme la gana, una vez más, de escuchar las señales del cuerpo.

¿Qué es un síncope?

Según la revista española de cardiología, un síncope es un “cuadro clínico que cursa con pérdida transitoria, real o aparente, de conciencia. Habitualmente los pacientes se presentan con un cuadro clínico que pueden describir como una caída, mareo o lipotimia, y en muchas ocasiones no son capaces de afirmar si ha habido pérdida de conciencia”.

Un cataplof literal, vaya, que es lo que me ocurrió.

Como ya nos vamos conociendo, resolveré la duda que a tooooooodos nos surge cuando lee que a alguien le ha pasado algo antes de seguir con otras cosas ;-) .

¿Me puede pasar a mí?

La primera pregunta que hice a los médicos en urgencias fue ¿es del lupus? Y la respuesta es tajante: “NO. El síncope le puede dar a cualquier persona en cualquier momento”.

Ésa fue la respuesta en urgencias, de mi médico de cabecera y de mi médico (pregunté a todos :p ).

Así que aquí todos tranquilos porque ya os voy a contar yo por qué me ha pasado esto y os quedáis todos más tranquilos ;-) .

¿Ha sido por el lupus?

No, pero sí.

El lupus, como tal, no provoca síncopes. Sin embargo, en mi caso, el maldito cansancio es lo que me ha llevado a esto. Y la fatiga sí que me viene por el lupus.

Bueno, el cansancio y ser un animal de bellota y hacer más cosas de las que mi cuerpo puede. En rojo, bien grande, a ver si se me mete en la cabeza de una vez…

Aún conociendo mis propios límites, hay veces en que tiras las cucharas por la ventana como si se fueran a reponer tras una noche de descanso… Pero en mi caso y en el de muchos otros no es así.

El caso es que, por razones que ahora no vienen a cuento, me encontré en una situación inusual que me estaba sometiendo a una presión y un esfuerzo para los que aún no estoy lo suficientemente bien. Hice más cosas de las que mis cucharas soportaban… Un resfriado del 15 que llevaba arrastrando unas semanas tampoco ayudó mucho.

Las señales…

Mi cuerpo venía avisando desde hacía tiempo. Bastante. Pero, ¿para qué le iba a hacer caso yo? Nonono. Con la de cosas que tengo que hacer, verdad? Huy, ya me tiraré un par de días de marmota cuando termine! Lo que tooooodos (sí, todos!) nos decimos a nosotros mismos.

Ya. Lista, que soy muuuuy lista. A veces somos los que menos seguimos nuestros propios consejos… A veces, más de 4 veces (como dicen las sevillanas), necesitamos tropezar con la misma piedra… Lo peor es que no sé si habré…

Qué diablos… No he aprendido porque aquí sigo. Medio descansando cuando debería descansar.

No_Aprendo

 

Y, es que, para muchos querer no es siempre poder. Yo siempre quiero hacer cosas! Mi mente no para de maquinar, pensar y moverse.

Mi cuerpo, sin embargo, es incapaz de seguirle el ritmo. Hay años luz de diferencia entre las velocidades de uno y otro.

 

Señal 1: aumento de la neblina lúpica

Tengo neblina lúpica, sí. Eso no es nuevo. Tenéis todo un artículo sobre lo que es eso, pero básicamente es que te vuelves más torpón. Se te olvidan las cosas, tienes pequeños momentos en blanco y algún despiste que otro.

Jorge y yo ya veníamos notando que me tenía que repetir las cosas más veces y en menos espacio de tiempo. Si pensáis que no se puede tener la misma conversación, palabra por palabra, en una misma mañana… os equivocáis. Pobre Jorge jajaja.

“¿Cómo se llamaba ese sitio?”- “Fulaniiiiiiiiito. Ya te lo he dicho 4 veces esta misma mañana!!”

Y yo nada más decía “ajuuuuuu que no me acuerdo! :-( “, con esa carilla de perrillo abandonado.

También hice cosas como echarle al risotto una copa entera de vino en lugar de media (risotto borracho. Buenísimo!), tuve que preguntar cómo se dicen algunas palabras y algo que otro más.

“Jorge, como se dice cuando te sientes gggrrrrr?” mientras escenifico el sentimiento o la palabra que estoy buscando, como si jugáramos a adivinar pelis con mímica… Sólo que las palabras que olvidas son de uso diario y común.

Como veis, historias como éstas tienen su “gracia” siempre que hayas pasado ya la etapa de aceptación de la disfunción cognitiva y no te resulte taaaaaaaaaan (se me olvida la palabra y tengo que jugar a la mímica con Jorge)… frustrante!!! Esa es la palabra!!!

 

Señal n: me perdí en el metro

Tras una serie de señales “más tontillas” llegó ésta. Fue la que me hizo asustarme un poco… aunque no lo suficiente, ja. Para qué me iba yo a parar…

Iba de camino a casa tras salir del hospital en un día como cualquier otro y me confundí de salida. A todos nos ha ocurrido alguna vez, no? Eso es normal. Nada, te das la vuelta y deshaces lo andado para ir por donde debes.

Y, de repente, me perdí! Estaba en mitad del pasillo y en un segundo ya no sabía dónde estaba ni por dónde ir… Me agobié un montón!!! :-(

Supongo que es la sensación que deben sentir las personas con Alzheimer cuando están en la calle y se acaban perdiendo los pobres porque dejan de recordar dónde están y quién son… Horrible. Una sensación horrible :-( .

Sentía cómo, a medida que miraba alrededor, crecía el agobio… Así que me paré, cerré los ojos, y me dije: “Nuria, haces este camino todos los días. Antes has dicho que tenías que deshacer el camino andado, no? Pues si estabas segura de eso hace 2 segundos es porque es lo que tienes que hacer”.

Es lo que hice, aunque al principio sin mucha seguridad.

Y me reencontré. Madre mía, qué mal lo pasé…

No se lo conté a Jorge. No quise asustarlo.

Y llegó el síncope!

Tuvo que darme para que parara, supongo… Tras un par de semanas o algo más, llegó el día en que terminaba todas las tareas. Ese día que te has fijado en plan “acabo esto y a descansar lo que haga falta”.

Por la mañana fui a una charla de la asociación sobre nutrición, meditación y yoga. Una charla impresionante, la verdad. Luego nos quedamos un ratillo de cháchara y risas en el local, me comí un bocata con una de las chicas y me fui corriendo a una reunión importante.

Llevaba todo ese día sintiéndome ‘rara’. Como si me faltara energía… Pensé que sería una jugarreta de los cortis y las bajadas de azúcar que me dan de vez en cuando.

No hice mucho caso (para qué, alma de cántaro!).

Me tomé un café con Luis y Manuel tras la reunión. Hala, mírala tú todo sonriente como si no le pasara nada… Ja. Espérate y verás.

Café tras reunion en ICOMEMA con @@luistorija y @@tulupus

A photo posted by Manuel Sánchez Ayuso (@fisiobell) on Mar 12, 2015 at 9:55am PDT

 

Y me fui a ver a una amiga que estaba recién salida de un cataplof.

Seguía sintiéndome algo temblorosilla (qué raro que el café no me haya arreglado el tema del azúcar…), pero yo ahí como si nada. Hablando, soltando mis tontás…

Lo siguiente que recuerdo son a los chicos de la ambulancia. Me preguntaban cosas, pero no recuerdo qué.

Más tarde mi amiga me dijo que estaba sentada hablando tan normal y que, de repente, empecé a echarme para adelante poco a poco hasta que me di de bruces contra el suelo. Pero con todo el morro!! La herida del labio me duró más de una semana (el chichón en la cabeza y algún moretón que otro).

Por si eso no fuera poco, perdí la conciencia y me dio por convulsionar. Menos mal que no me pilló en mitad de la calle ni conduciendo!

Viajecito a urgencias

Lo tengo todo un poco confuso, la verdad. Vi a Jorge ya desde dentro de la ambulancia y me llevaron a mi hospi, donde me hicieron un escáner cerebral, una radiografía, una analítica y un ecocardiograma. Todo bien.

“¿Por qué me ha dado esto entonces?”

“Porque sí. Le puede dar a cualquiera”.

Ya… ya me imagino yo por qué me ha pasado… Por animal!!! Si las señales son para algo, Nuria… Pero tú para qué vas a hacerles caso.

Naaaaaah pa qué!?

A las 4 horitas (creo) me echaron para casa.

Luego estuve en cama, como si me hubiera pasado un camión por encima, una semana. Aún así me tuvieron que prohibir, bajo amenaza de atarme a la cama, salir a una reunión.

Me levanté justito para ir al EyeForPharma y me costó convencer al personal de que estaba bien. Aunque no lo estaba del todo, ja. Cabezona como yo misma.

Sigo recuperándome…

Jejejeeeeee. Sí. Aún no estoy bien del todo y tengo que ir a mi médico y, por enésima vez al médico de cabecera (pedazo de médica que tengo, señores, cómo me cuida!!!! :D ).

Y tengo que estar bien bien porque en nada me voy a Oviedo al Congreso de e-salud!!! :D :D :D Mis berenjenales y yo, ya lo sabéis ;-) . Si es que me gusta un sarao… Y me gusta aún más retransmitir a todo el mundo los eventos a los que voy!

En serio… muy en serio…

Tenemos que hacer caso a las señales del cuerpo, que es muy sabio!!! A ver si me aplico el cuento…

Un saludo especial!

En urgencias conocí a una chica que me dijo que seguía el blog. La verdad es que me hizo mucha ilusión :-) . Estuvimos hablando un rato y le dije que la saludaría cuando os contara mi cataplof, así que…

Hola!!! :D (Ains, no me acuerdo de tu nombre… Lo siento… Tengo ese día algo nubladillo, je).

 

Artículos relacionados:

– Cómo es vivir con Lupus: La Teoría de la Cuchara.

– Aviso a lupinantes.

– La neblina lúpica.

– Cuando querer es no poder.

– Cómo aceptar el diagnóstico.

Fuentes:

– Revista Española de Cardiología: “Síncope“.


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