Revista Cine

Ayúdenos, doctor Zaius.

Publicado el 01 agosto 2010 por Francissco

Derechos para los animales.Ayúdenos, doctor Zaius.

Que la sesión del Parlament de Cataluña donde se prohibieron los toros fuera seguida por docenas de televisiones extranjeras demuestra que no solamente es aquí donde se nos va la pelota. De allende nuestras fronteras no llega precísamente demasiada perspicacia. Basta ver que la crisis que vivimos es mundial y la imbecilidad  -de la que seguro yo no me libro- se difunde de forma galopante como los virus.

A mí no me gusta la fiesta de los toros, eso para empezar, porque es aburrida como pocas y de estética arcaizante y garrula. De hecho, lo peor que se le puede hacer a un tauŕofilo es dejarle que se muestre plenamente como tal, porque ni el mismísimo Goya en sus cuadros de la España negra lo sacaría más cutre y estéticamente tiznante.

Y lo peor que se le podía hacer a un tauŕofobo ya se le ha hecho, dejándoseles  a estas criaturas libertad para ridiculizarse intelectualmente en público por activa y por pasiva. Cualquier mente mínimamente pensante que haya visto al tipo este, ya mayorcito, empaparse con pintura roja mientras estaba en cueros, debe de haber sentido pura consternación. Admito que era el ejemplo más extremo pero, caray, que  no saliera ninguno que le llamara gilipollas…

Porque claro, te enterarás de que tus vecinos van al paro, que no les llega para la hipoteca, de que tu comunidad autónoma se desinversiona más que una hucha rota, que tus escuelas se convierten en mercadillos de droga, pero bah…¿Acaso no te intimida lo complejo de los respectivos análisis? ¿No te salen siempre con el argumento anestesiante de que el culpable final es el sistema y por lo tanto TÚ no necesitas decir ni mu?

Pero con los cuadrúpedos maltratados no hay problema. Como solamente dicen “mu” parece que cuando los humanizas y los equiparas con derechos te están diciendo “síii”.  Los animales parecen ser el último bastión de las causas facilitas y comprensibles.

Fuera de su medio natural parecen el paradigma de la humildad y la inocencia, son los últimos embajadores de la Madre Tierra y de la Arcadia Feliz, de ese orden supuestamente natural, sí, pero profundamente antihumano, no lo olvidemos.
Porque lo más humano que existe es alterar, conocer para dominar y cambiar a nuestro antojo. Ello no legitima cualquier cambio, por supuesto,  pero este ya es irreversible. Los animalitos, por contra, lo más que llegan a cambiar es la postura para dormir.

Pero cambiábamos la naturaleza al tiempo que desarrollábamos una ética, unos valores. Que los apliquemos más o menos ya es harina de otro costal, pero está claro que son algo nuestro, algo humano. Por tanto, nada tan absurdo como otorgar derechos humanos a los animales porque no encajan las categorías. Tiene que haber una reciprocidad necesaria que en este caso jamás se dará.

A fin de cuentas, todo bicho no es mas que un condenado robot biológico, un puro resorte instintivo y bioquímico. Y jamás se manifestará por nosotros con pancartas. Que bien comprendería esto, paradójicamente,  el doctor Zaius, de El planeta de los simios. Nadie como el para poner en su sitio a las bestias, que por lo que a el respecta eran humanas, je, je. Ay, por cierto, de aquella ciencia ficción que ya no volverá…

Un saludete con todo mi vello vestigial.


Ayúdenos, doctor Zaius.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas