Ayuntamiento de Sevilla: ¿abuso de poder o simple incompetencia?

Existe una regla periodista de oro, según la cual un informador nunca debe hablar o escribir de si mismo. Pero hoy, quizás porque estoy hasta los congojos de soportar abusos y arbitrariedades de mis dirigentes políticos locales sevillanos, voy a incumplir esa regla.

Hace poco más de tres años vendí mi casa y pagué, como corresponde a un buen ciudadano, todos los impuestos, incluido el de plusvalía municipal. A persar de ello, el ayuntamiento comunista-socialista sevillano, al frente del cual se encuentra el alcalde socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, sigue cobrándome impuestos relacionados con esa propiedad, sin hacer caso a mis notificaciones y protestas. Hoy, el Ayuntamiento sevillano me ha embargado una cuenta para cobrar por la fuerza un impuesto municipal injusto y abusivo sobre aquella propiedad que hace tres años ya no es mia.

Me siento indignado y víctima no sé si de la arbitrariedad, del abuso de poder o de la simple y vulgar incompetencia del Ayuntamiento sevillano.

Cuando he notificado al Ayuntamiento mi caso y sus abusos, me dicen que toman nota y que el "error" no volverá a repetirse. Pero no sólo se ha repetido, sino que ahora tienen la infame osadía de embargar la cuenta, a pesar de la injusticia evidente y patente que están protagonizando.

De todas las lacras de la clase política española, la peor no es la arrogancia, ni la afición desmedida a los privilegios, ni siquiera la corrupción, sino la incompetencia, gracias a la cual nuestros políticos están convirtiendo España en un desierto plagado de desempleados, pobres y gente cabreada, insatisfecha, sin confianza en el poder y con miedo al futuro.

Les cuento esta afrenta de la política, que no es, ni mucho menos, la peor de las que padezco, no con el ánimo de que el alcalde sevillano o algunos de sus políticios alienados ye incapaces lleguen a leerla, sino únicamente para dar rienda suelta a mi cabreo ciudadano ante la frustrante dictadura de ineptos y de arbitrarios que padecemos en esta España pésimamente gobernanda.