Revista Opinión

Bajar los impuestos, ¿le haremos caso a los Estados Unidos?

Publicado el 14 noviembre 2013 por Elblogderamon @ramoncerda

cada vez se oyen más voces en ese sentido

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España sigue haciendo oídos sordos a las opiniones y a las peticiones que apuntan a bajar los impuestos. Cuando aquí hablamos de consolidación fiscal, nuestros políticos lo interpretan como más recortes y más subidas de impuestos, cuando desde otros lugares, ese mismo término de consolidación fiscal es interpretado de manera muy distinta como ahora se ha podido ver en la petición de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España.

¿Qué es lo que nos piden?

Pues sencillamente bajar los impuestos, especialmente el de sociedades para incentivar las inversiones extranjeras en nuestro país, pero también otros impuestos que afecten más directamente al consumo ciudadano, porque sin consumo no hay crecimiento, y con subidas de impuestos lo único que consiguen estos brillantes políticos nuestros es reducirlo cada vez más, y no solo eso, sino que están consiguiendo un malestar general donde toda la población ha perdido la ilusión. Y no hay nada peor que una sociedad sin ilusión, donde a nadie le apetece invertir, ni innovar, ni desde luego contratar a gente que luego le suponga un lastre. Porque lo que también ha pedido la Cámara de Comercio de Estados Unidos, además de bajar los impuestos, es bajar también las cotizaciones de la Seguridad Social.

¿Qué pensará Montoro de todo esto?

Seguro que piensa que no tienen ni puta idea y que aquí el único listo es él, así que veo crudo eso de que hagan un mínimo caso y empiecen ya, de una puñetera vez, a bajar los impuestos antes de que, definitivamente, sea demasiado tarde. Con un poco de suerte ocurre lo mismo que con Wert y Bruselas y le colorean la cara lo suficiente como para que empiece a rectificar.

Ahora nuestro país empieza a ser atractivo para las inversiones extranjeras, y eso es positivo, pero si no sabemos aprovechar ese cambio de tendencia ajustando correctamente los impuestos, esto no habrá quien lo salve.

Ramón Cerdá


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