Revista Cultura y Ocio

Bajo los Astros del Japón Milenario de Mª Teresa Givaudán

Publicado el 22 septiembre 2014 por Roland_font @roland_font
Comenzamos este post dando las gracias a la labor de Francisco G. P., un nuevo lector y colaborador que sumamos a nuestro blog y que nos aporta libros digitalizados por el mismo. De los varios aportes mandados, comenzamos con uno que personalmente encontré muy interesante: Bajo los Astros del Japón Milenario de Mª Teresa Givaudán. Libro dedicado a la astrología oriental, abarca curiosos aspectos desconocidos por muchos de nosotros (Los lugares en el rey, los nueve astros cabalísticos, los diez géneros) que hacen más especifico el estudio para cada persona. Incluyendo también el significado de los lunares de la cara, las lineas de la frente y de la mano. Como mención especial valoramos la ampliación hecha por Francisco a la tabla de años para obtener nuestro horóscopo oriental.
Sobre la astrología, recuerdo que cuando leí sobre ella por primera vez a mis 12-13 años, hubo una frase mencionada por un astrólogo que decía "que las estrellas inclinan pero no obligan", lo que me marco profundamente en mi primera impresión sobre esta ciencia. Con ello entendí que todos los defectos que conllevaba mi signo del zodiaco, perfectamente podía no aceptarlos (y combatirlos de ser necesario) y no tomarlos como ley. Años después cuando leí el libro "Recordando a Gurdjieff" de Fritz Peters, me sorprendí de ver que según Gurdjieff, las características particulares del zodiaco en el individuo existían para luchar contra ellas en su vida terrenal (*), algo con lo que estoy de acuerdo concretamente. Por ello este nuevo libro más que una forma de ver las características de cada signo, es una guia para poder conocerse más a uno mismo.
Sobre la colección Duda Semanal de la editorial Posada, solo conocemos este libro que exista digitalizado, pero la lista de los otros títulos de la colección, nos hacen desear y esperar que salgan a la luz otros libros muy interesantes y practicamente inencontrables (pueden acceder a la lista de los otros títulos al final del libro).
Nuestro agradecimientos nuevamente a Francisco G. P. por rescatarnos una obra olvidada y muy difícil de encontrar en librerías de viejos.
El libro de Mª Teresa Givaudán lo descargan desde acá: Bajo los Astros del Japón Milenario.
Saludos.
Bajo los Astros del Japón Milenario de Mª Teresa Gidaudán 
(*) El libro de Peters lo descargan desde acá: Recordando a Gurdjieff. El texto completo con la cita al horóscopo se las dejo a continuación:
Una vez, durante una conversación sobre el "deterioro del conocimiento y de la ciencia" en el mundo moderno, Gurdjieff sacó a colación el tema de la astrología. Afirmó que, siglos atrás, había sido una "verdadera ciencia", muy diferente de la actual concepción que de ella se tiene. Como ejemplo del modo en que se "había civilizado y mal interpretado", dijo que los signos astrológicos se habían "inventado" originalmente para sintetizar las características particulares contra las que tiene que luchar un individuo durante su vida en la tierra.
Dijo que una persona nacida bajo el influjo de Aries, el Carnero, debe recordar que el Carnero representa las características de su naturaleza contra las cuales debe luchar para alcanzar la armonía y el equilibrio en su interior.
Escorpión, según esta interpretación (la hembra que mata al macho cuando acaban de aparearse), podía considerarse como un signo "asesino", aunque no significa que asesine en el sentido físico. Prosiguió diciendo que Piscis y Géminis eran dos signos evidentemente duales, si bien simbolizaban dos clases de dualidad distinta. En Piscis, es una dualidad guerrera: dos peces atados (como suele representárseles en los antiguos grabados y cuadros), luchando por romper el lazo que los une; en otras palabras, los regidos por Piscis tienen que luchar contra una tendencia autodivisoria de su naturaleza. Geminis, por el contrario, representa una dualidad entremezclada, y la lucha ha de ser contra la separación y el crecimiento hacia dentro. Sagitario tiene que luchar contra el impulso destructivo (la flecha que apunta hacia el mundo)... etc. El método más directo es averiguar lo que nuestro signo simboliza para nosotros y relacionarlo con nuestras características naturales.
Gurdjieff no habló de todos los signos con detalle, pero sugirió que, cuando uno descubría, por sí mismo, lo que el signo simbolizaba o representaba con respecto a las características (o compulsiones) del yo, había que recordar que esa síntesis representaba los elementos con los que se debía luchar durante toda la vida, que podrían llamarse los "obstáculos" de nuestra naturaleza, parte de la clave para lograr el autoperfeccionamiento o desarrollo; eran obstáculos necesarios que encontrábamos en el camino del crecimiento personal. Añadió que, como siempre ocurre en las grandes ciencias antiguas, la lección nunca se formulaba en términos claros, sino que debía comprenderse y aprenderse con esfuerzo; dijo también que gran parte del problema que planteaba la astrología era la interpretación individual del significado del propio signo. Volviendo a Aries, que le parecía un buen ejemplo, decía que no sólo se trataba de que las personas nacidas bajo ese signo tuvieran que luchar contra la tendencia de "embestir" (como el carnero) en diversas circunstancias y situaciones, sino que su actitud dependía también de la interpretación que dieran a "embestir" y de su análisis y comprensión personal del modo en que se manifestaba esa tendencia compulsiva. El signo, en otras palabras, era una clave —una indicación— para todas las personas que hubieran nacido en esas fechas, pero como cada uno se diferencia como individuo, es necesario que cada persona descubra por sí misma el modo particular en que su signo se manifiesta en su propia individualidad.
Advirtió que, en la búsqueda y en el análisis individual de las características del signo, sólo podía encontrarse la clave si se observaban objetivamente las características del propio interior a las que se está demasiado apegado. Dijo que, aunque era muy difícil observar los propios prejuicios y "características agradables" con verdadera objetividad, era necesario hacerlo para examinarse en profundidad. En esa labor los demás podían ayudar, porque a través de ellos se podían estudiar los efectos de nuestro comportamiento, que obedece a nuestras tendencias recurrentes. Un modo de descubrir esas características de nuestro interior a las que estamos apegados, que nos gustan y de las que estamos orgullosos (aunque tal vez de manera inconsciente), es observar la frecuencia de su repetición en las manifestaciones externas y, sobre todo, en el trato con los demás. Esas manifestaciones recurrentes pueden ser la primera clave que nos lleve a descubrir nuestras "vanidades", que a su vez se interpretarán en relación con las características de nuestro signo astrológico.
En un intento de poner un ejemplo comprensible e hipotético, uno que resultara muy evidente, dijo que, si un individuo determinado observaba que en el trato con los demás tenía la tendencia recurrente a "salirse con la suya" y resultaba que esa persona había nacido bajo el signo de Aries, la implicación era obvia. Tenía que aprender, de modo consciente, a dejar de insistir. Si un Piscis era también insistente en ese sentido, la insistencia podía interpretarse como unilateral y parcial, y tendría que aprender, conscientemente, a insistir con la otra mitad de su naturaleza.
Si una persona nacida en Aries aprende a no ser insistente en el trato con los demás (suponiendo que haya descubierto que lo es), aprenderá también a no ser insistente en sus propias luchas internas encaminadas a lograr el autoperfeccionamiento. Cualquier manifestación recurrente (cualquier hábito inconsciente) es, por necesidad, una forma de ceguera en el sentido de que la manifestación repetida, por su propia actuación, impide la actividad consciente.


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