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Balada triste de trompeta (España, 2010)

Publicado el 30 marzo 2012 por Manuelmarquez

Balada triste de trompeta (España, 2010)SINOPSIS ARGUMENTAL.- Mediados de los setenta, en unsuburbio marginal de las afueras de Madrid. En el marco de una España pobre ysórdida, y que está a punto de llegar a un momento político de cambioimportante, un circo tan pobre y sórdido como el país (y en el mismo estado dedescomposición de su régimen político) acoge a Sergio y Javier, una pareja depayasos diferentes. El payaso alegre (jovial, pendenciero, desmedido)  y el payaso triste (tímido, apocado, resentido,frustrado; y marcado por un pasado de horror y castigo). Pero no solo sondiferentes: también están enfrentados, por el amor de una mujer, Natalia, laacróbata del circo. Un trío imposible que lleva a sus integrantes, a través deun recorrido de violencia espasmódica e irrefrenable, a un final frenético enel que la destrucción física y emocional de los personajes tiene pocas vías desalida.
EN UN PÁRRAFO….- Ambiciosa en sus planteamientos materiales(de conjugar un fresco socio-político de calado temporal y temático con unahistoria de ‘amour fou’ de alto voltaje erótico-violento), y desmedida en loformal (con un espectacular derroche de acción, efectos especiales,ambientación; y un ‘aparataje’ de imagen y sonido deslumbrantes), la penúltimapropuesta de Álex de la Iglesia —que abreva de manera incansable y permanente,tanto en referentes de forma como de fondo, en las ‘fuentes’ de su magistral‘El día de la bestia’— se resiente de las debilidades de un guión escasamentehilado y en el que todo avanza a esos trompicones que marcan sus abundantessecuencias de violencia explícita y exagerada. Una auténtica lástima que elvigor y virtuosismo que desprenden sus imágenes esté al servicio (además de alde la generosa exhibición del poderío pectoral de Carolina Bang…) de unahistoria con la que jamás se conecta, ni emocional ni racionalmente, y en laque todo, pretendiendo transmitir intensidad, termina resultando atropellado.Otra vez será…
EN SU HABER.- 1, los títulos de crédito iniciales:poderosos, intensos y especialmente idóneos para situar al espectador encontexto, tanto temático como ambiental, marcan el tono del film y constituyen,por sí mismos, una auténtica pieza estimable, plagada de referentes ominosos ytétricos; no me atrevería a decir que justifican toda una película, pero sí queconstituyen su fragmento más logrado; y 2, la banda sonora de Roque Baños, queparece enlazar, por momentos, con aquel potentísimo registro musical con que labanda madrileño Def Con Dos dotó a ‘El día de la bestia’ de una de sus señas deidentidad más reconocibles, pero que el trabajo de este buen compositorenriquece y adorna con numerosos matices y recovecos que no solo le imprimensello personal, sino, sobre todo, refuerzan el barroquismo de las imágenes de lacinta.
EN SU DEBE.- 1, un guión que, en su afán por aunar loatrabiliario con lo intenso, termina resultando un pastiche con el que se hacecomplicadísimo conectar a nivel emocional —me corroe la curiosidad por saberqué habían fumado los miembros del jurado del festival de Venecia quedecidieron concederle el premio al mejor guión en la edición de ese certamen ala que el film concurría—; y 2, la profusión de tiroteos y balaceras con que Dela Iglesia puebla el metraje; algo a lo que el director es bastante aficionado(su filmografía previa así lo atestigua), y que, como ya sucediera en algúnprecedente señalado (es el caso de ‘800 balas’), da lugar a un despendolerítmico que suele perjudicar la narración; el efecto, en este caso, semultiplica por lo reiterado…
UNA SECUENCIA.-  Lacruz del Valle de los Caídos  no es elmonte Rushmore en el que Hitchcock cerró su magistral ‘Con la muerte en lostalones’; ni siquiera el luminoso de Schweppes que tanto (y buen) juego le dioal propio Álex de la Iglesia en ‘El día de la bestia’; pero, cuando todo eshistriónico y desmedido, quizá resulte un sitio especialmente apropiado para laapoteosis final de una historia que, en ocasiones, juega a situarse en unestado de clímax permanente. Efectivamente, señor, qué cruz…
CALIFICACIÓN: 5 / 10.-

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