Revista Cultura y Ocio

Balance 2019

Publicado el 03 enero 2020 por Samarkanda
Me hubiera gustado publicar esta entrada hace unos días pero las vacaciones navideñas no me están dejando mucho tiempo libre pero, como se suele decir, más vale tarde que nunca.
Por delante tenemos otros trescientos sesenta y cinco días que nos depararán un sinfín de cosas, algunas buenas y otras no tanto, pero lo que importa es aprovechar cada momento y quedarse con aquello que nos hace ser felices. Una de las cosas que me dan felicidad es leer y son muchos los buenos momentos que me ha deparado la lectura, así que, echando la vista atrás, esto es lo que ha dado de sí 2019.
Empecé el año leyendo Los asesinos del emperador de Santiago Posteguillo –todo un descubrimiento- y lo he terminado con La ciudad de la lluvia de Alfonso del Río. Entre ellos se han colado títulos de géneros variados pero sigo teniendo predilección por las novelas negras, policíacas y los thrillers.
Entre los libros que más me han sorprendido se encuentran: La novia gitana de Carmen Mola, desde que leí la primera reseña fue un libro que me llamó mucho la atención por su argumento y también porque la ponían como el fenómeno literario de la novela negra española, género con el que disfruto sobremanera, y ha cumplido con creces las expectativas que tenía puestas en él. El paseo de Federico Moccia, ya que tenía a este autor como un escritor de novelas románticas y no soy nada dada a leer este género pero esta obra, cortita y de fácil lectura, es un relato intimista en la que el autor nos muestra algunos de sus recuerdos. Entre tonos de gris de Ruta Sepetys, una novela ambientada en la II G.M. que cuenta, a través de la voz de una joven de quince años, la barbarie que sufrieron miles de personas a manos de Stalin durante la anexión de Lituania, Estonia y Letonia.
Entre las lecturas más divertidas de este año se encuentran Las tribulaciones de Wilt de Tom Sharpe, un libro muy divertido y con mucha ironía que me ha sacado más de una carcajada. También lo consiguió David Safier, especialmente con Jesús me quiere y con las graciosas imágenes que pueblan sus páginas.
También ha habido lecturas que no han cumplido mis expectativas, ya sea porque el listón lo tenían muy alto o porque no ha sido lo que yo esperaba. Le tenía muchas ganas a La ciudad de la lluvia de Alfonso del Río, un thriller muy interesante pero cuyo final me ha sentado como un jarro de agua fría al tener que ser yo, como lectora, quien elija entre dos posibles opciones y, lo siento pero, me gusta que todas las piezas encajen en su lugar y no quedarme con dudas si no hay una continuación. Con la Cocinera de Himmler de Franz-Olivier Giesbert no pude conectar con la protagonista y la historia en sí se me hizo muy cuesta arriba al no resultarme nada creíble. Algo parecido me sucedió con Mentiras que matan de Shopie Hannah, una historia a la que le tenía muchas ganas pero tampoco puede congeniar con su protagonista y la historia tampoco me ha gustado como ha sido llevada por la autora.
Por otro lado, han sido muchos los que me han hecho disfrutar y transportarme a otros lugares o épocas pero me quedo con Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, una maravilla para quienes nos gusta la novela histórica; El Castillo de Luis Zueco, con el que viajé a la Edad Media y disfruté de las vicisitudes durante la construcción del Castillo de Loarre en el que se basa la novela y La bruja Mon de Pilar Mateos, mi cuento favorito de cuando era pequeña y que me sé de memoria de tantas veces que lo he leído pero es que son tantos los buenos recuerdos que asocio a este libro que tenía que estar entre mis mejores lecturas del año sí o sí.
Pero las joyas literarias del año son para dos autores que han supuesto todo un descubrimiento para mí: Santiago Posteguillo y Donato Carrisi. Con Los asesinos del emperador descubrí al que se está convirtiendo en mi autor favorito de novela histórica. La antigua Roma me apasiona y con esta novela pude trasladarme al siglo I d.C. y ser testigo de la conjura para matar a Domiciano, el último emperador de la dinastía Flavia. Con Yo, Julia, del mismo autor, volví a disfrutar como una enana leyendo el papel que desempeñó Julia Donna en la lucha por el poder cuando Roma estaba a punto de desmembrarse en el 192 d.C. El tribunal de las almas, de Carrisi, supuso mi primera toma de contacto con éste autor y no va a ser la última ya que teje una trama magistral en la que nada ocurre por azar y donde todas las dudas del lector las va despejando a golpe de página, sin dejar ningún cabo suelto y haciendo que la acción vaya in crescendo hasta atraparte por completo, dejándote con cara de pasmo, hasta llegar a un final totalmente inesperado.
No son todos los que están, obviamente ha habido más títulos, pero los más destacados para bien o para mal son estos de los que os hablo.
Aunque sé que en estas fechas hay miles de retos literarios muy interesantes y divertidos pululando por la blogosfera tengo que reconocer que, nuevamente, no me sumo a ninguno de ellos ya que me agobia mucho leer por “obligación” y soy más de ir a mi aire en cuanto a lecturas se refiere. Sin embargo, sí me he propuesto terminar con la serie de Wilt, de Tom Sharpe y con la de Leire Altuna de Ibon Matín, así como seguir avanzando con todas las demás series y sagas que tengo empezadas. Otros propósitos para este nuevo año son leer varios autores clásicos y salir un poco más de mi zona de confort literaria. Queda todo un año para ver si lo consigo.
Espero que 2019 os haya deparado más satisfacciones que decepciones en cuanto a libros se refiere y que 2020 nos siga brindando descubrimientos de autores, libros, blogs y, sobre todo, momentos felices haciendo algo que nos gusta: leer.
Feliz año nuevo a todos.

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