Revista Cultura y Ocio

Balance del veraneo.

Publicado el 23 julio 2014 por Molinos @molinos1282
Balance del veraneo.Un mes desde que empezó el verano propiamente dicho. Un mes desde que me instalé en Los Molinos para empezar a veranear.  Es hora de hacer balance. 
Con las princesas he asistido a su primera gran desilusión cuando, tras meses de ensayos, la representación de "El sueño de una noche de verano" se suspendió, antes incluso de empezar, por problemas técnicos. Lloraban desconsoladas mientras yo me preocupaba porque C llevaba 10 días con una fiebre absurda que no se le curaba. Pasarse la primera noche del verano con un frío bastante considerable casi desnuda disfrazada de trasgo...mágicamente le curó la extraña fiebre. Esa misma tarde, asistir a la transformación de la dulce M en un monstruo del bosque me hizo verla de repente muy mayor. Al día siguiente, con la cara todavía a medio maquillar y en pijama, pensé que ya era casi una adolescente. 
Llevada por esa sensación y acojonada por si me pillaba el toro, tuve con las princesas "La conversación".  En un momento cualquiera, a bocajarro, mientras recogíamos 35 toallas que habían utilizado para hacerse una cabaña.
 - Chicas, ¿sabéis lo que es la regla? 
Creo que lo hice bastante dignamente y lo expliqué con claridad y sin falsos misticismos "Chicas, os va a pasar mucho tiempo, duele y es un "coñazo"...pero no le digáis a nadie que he dicho "coñazo".  M suspiró y C dijo "el próximo mes me la enseñas". Por ahora se ha olvidado de esa parte. Después le comenté al Ingeniero que había tenido "la conversación" con las princesas y casi hiperventila. 
- Pero, pero, pero..¿para qué? Si son muy pequeñas todavía y queda muchísimo...
¿Qué más? Una noche vimos en casa de Juan, en su supertele de 60  pulgadas "Alien, el octavo pasajero".  Empezaron muy chulitas: esto no da miedo, ¿cuando empieza el miedo? Luego se rieron con risas histéricas cuando el bicho sale de la tripa, después se hizo el silencio y al final M se quitó las gafas para no seguir viendo la película y se puso a llorar. C cuando llegamos a casa y la acosté, me llamó susurrando y me dijo: 
- Mami, una cosita ¿Los alien no existen, no? 
Ja. Por chulas. 
Me he comprado un vestido tan bonito que sé que no me lo voy a poner jamás y una cazadora de cuero negra tan macarra que se que no la me quitaré durante todo el invierno. 
He leído 6 libros. He encargado en la Libreria Fuenfria de Cercedilla, El cuarteto de Alejandría para releerlo, La broma infinita de DFW y NW de Zadie Smith porque el otro día leí un artículo suyo maravilloso y a la vez en una cadena absurda de mails diarios que tengo con unos locos londineses y un terco de Malasaña no paraban de recomendármelo. He recomendado y prestado libros con gran éxito. He mandado dos cartas postales, ya lo he dicho más veces pero escribo unas cartas espectaculares. Me he pintado las uñas de los pies dos veces. Después de ocho meses me he cambiado los pendientes. Me ha salido un mechón de pelo blanco en la nuca. 
Hemos desayunado solo cuatro días en el jardín,  porque hemos tenido muchos días de verano del norte con los que yo he sido inmensamente feliz. He recolectado grosellas dos veces y he tardado cuatro días en pintar una valla interminable, me sentía a medio camino entre Karate Kid "dar cera, pulir cera" y Tom Sayer. Las pintas inmundas con pañuelo en la cabeza, gafas de sol y camiseta guarrera han sido debidamente documentadas por si, por si, por si hacen falta para algo en el futuro y sólo para público escogido.
Me he bañado poco en la piscina al aire libre pero he ido a nadar casi todos los días a la piscina cubierta. Me he venido arriba y 80 largos son los nuevos 60. He ido a un par de mercadillos. En uno pasé  un calor infernal con sudor de canalillo incluido y me compré un bikini y en otro pasé frío a pesar de llevar  mi jersey favorito de verano que tiene ya 28 años.  Me enamoré de unos  sillones de jardín de los años 50 y se los regalé a Molimadre. Ya los he pedido para la herencia y Molimadre me ha dicho que les ponga una etiqueta. Por supuesto lo haré.  He leído poco en el jardín y mucho en la cama. He visto tres temporadas completas de Breaking Bad y me he hecho fotos acuáticas haciendo el idiota  y una foto genial con mi perro en la que él parece Fujur y yo una modelo de piernas largas.  He perdido dos partidas de parchís y cuatro de Rumi Kub. 
Me he apuntado a un curso que me apetece mucho y que empezará el 1 de octubre. He escrito poco, lo confieso, pero es que ando un poco dispersa. He escrito un post sobre mujeres y ciencia y otro sobre los amigos en los libros que seguro que los que pasáis por aquí no habéis leído. 
He salido un par de noches a tomar copas. En una de ellas el tema de conversación fue mi pelo y como debería llevarlo ahora que "estoy en el mercado". Un hombre me ha aconsejado dejarme el pelo largo, otro me ha dicho que me lo deje "largo y con capas que es lo que se lleva", otro tiene mucho curiosidad por cómo me quedará y cómo me peinaré y Molihermana se ha descojonado y ha dicho "ni de coña aguantas a dejártelo largo". Veremos. 
He esperado. He hecho cookies de chocolate blanco y avena y he llevado mis sandalias favoritas al zapatero. 
Duermo mal. O no duermo o tengo unas pesadillas que son como arenas movedizas en las que caigo y de las que no puede escapar hasta que me despierto. Vuelvo a la consciencia arrastrando hilos de fango y lodo que se me quedan pegados al cuerpo muchos horas después de haberme despertado. Si la pesadilla ha sido especialmente horrible al despertar noto que me ahogo como si tuviera arena en la boca. 
He visto ratones, erizos y una serpiente. 
Visto así, me ha cundido bastante. 

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