Revista Ilustración

Barra americana - javier garcía rodríguez

Por Davidrefoyo @drefoyo
BARRA AMERICANA - JAVIER GARCÍA RODRÍGUEZ Finales de noviembre. La niebla aún no ha aparecido en las calles del caso viejo y, por extensión, Zamora todavía no se torna enigmática. En cambio, una llamada del cartero trae consigo un ejemplar de este libro, previamente avisado por el autor, el maestro –y nunca mejor dicho- Javier García rodríguez. Automáticamente leo. Disfruto. Me engancho y, para rematar, alucino. Como siempre.
Y es que Barra Americana es mucho más que un libro. Podría considerarse una novela, pero no lo es. Podría considerarse un libro de viajes, de artículos, un ensayo, un artefacto, no sé, no entiendo cuál es la etiqueta que mejor se adapta a esto, porque me recuerda, inexorablemente, a un disco en directo, uno de esos recopilatorios de un croner de la vieja escuela que solo quiere cerrar una etapa. Cerrarla por todo lo alto.
El libro narra la etapa norteamericana de Javier García Rodríguez a través de pequeños fragmentos que se entrelazan y se pierden en la densidad de la década de los noventa. Javier es una suerte de David Foster Wallace cuya aspiración es borrar su españolidad, acabar de una vez por todas con sus apellidos, matar al padre, borrar las huellas. Delimitar el mapa de un viaje que, posiblemente, no haya hecho nada más que empezar.
Una compilación de escritos ya publicados en revistas, coronados por el magnífico relato que Javier escribió para Canciones en Braile, el mayor hallazgo literario de cuantos reunió Mercedes Díaz Villarías en aquel experimento que, alguna vez, será tomado por la crítica como una revolución artística de profundo calado. Puede que Canciones en Braile pasara desapercibido, pero Javier García Rodríguez no, es imposible que un autor de su talento permanezca escondido porque es, además de uno de los nuestros, uno de los grandes.
Barra Americana está escrito desde la ignorancia, desde el desconocimiento de un país y una cultura que hoy, veinte años después, ya creemos propia. Javier descubre sus pasos, construye una historia sin historia, un cuadro sin pinceles, una obra donde el conjunto funciona a base de pequeñas perfecciones. Porque Javier es perfeccionista y Barra Americana lo es también. Un libro donde nada sobra, donde la técnica está puesta al servicio de la exaltación literaria, de la plenitud. Un extraordinario plan para reivindicar la cita, el verso poético como parte activa de la narración. Y ahí Javier, como un Xavi Hernández cualquiera, se desliza con elegancia. Al primer toque, sin perder la pelota, sabiendo a dónde irá el siguiente pase mucho antes de que llegue.
He necesitado dos meses para escribir esto. Más de sesenta días de reposo y soledad absoluta para enfrentarme a la reseña de un libro mayúsculo. No es fácil para un tipo como yo valorar una obra desde una óptica eminentemente literaria, pero se lo debía. A él y a la Literatura, claro.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog