Revista Comunicación

Batacazo librero

Publicado el 14 octubre 2014 por Jamesnava123

Batacazo librero

Si usted era de los ingenuos que pensaba que los buenos tiempos de ventas de libros en tiendas físicas volverían en cuanto regresara el crecimiento económico, siento decirle que se equivocaba y pecaba de optimismo infundado. Los datos de ventas conocidos hasta ahora ponen de relieve el batacazo librero de todo el sector editorial en España. La crisis de ventas en librerías se ha agudizado y no va a parar. Los datos de la consultora Nielsen apuntan y anticipan a una bajada brusca que ya quisiera para sí un tobogán de feria.

 

Los datos no engañan y ya muestran un retroceso del volumen comercial a niveles de 1994. O sea, de hace 20 años. Casi nada. ¿Y qué están haciendo las librerías y demás intermediarios entre escritores y lectores? Se diría que gente que lleva en este negocio la tira de años y se les supone con un mínimo de inteligencia deberían tener un plan, ¿no? Pues no, oiga, de planes, nada de nada. Adormilados en su sueño de prepotencia comercial y de monopolio durante décadas, librerías y centros comerciales, ven día tras día cómo las nuevas fórmulas les comen terreno y ventas. Ya sea Amazon o las librerías online, cada vez con más peso, o la pura piratería de los libros, están contribuyendo a arrasar el panorama librero español. En parte es triste, pero también justo por lo mal que han hecho las cosas durante años. Ya lo dice el refrán: a cada cerdo le llega su San Martín.

 

Ya hay algunos espabilados en el sector editorial y periodístico cultural apostando por un plan de rescate a las librerías y al sector editorial. Como escritor les digo: no hay plan de rescate que valga. Es mejor dejar que caigan las librerías, distribuidoras y editoriales que tengan que caer. Es necesaria una depuración del sistema y un cambio profundo. Un cambio que empieza en la mentalidad de los editores, que deben apostar decididamente por la venta directa a través de sus librerías online y otras plataformas similares, como ya hacen algunas (entre ellas, Harper Collins y Sniper Books), y que simplemente es el presente y el futuro de la venta.
Una gran mayoría de las librerías españolas están en situación de quiebra y muchas seguirán cerrando. No todo es culpa de lo mal que se han hecho las cosas en el sector, aunque el abuso en las políticas de reparto de porcentajes, de rotación de novedades, de fondo editorial, de oportunidades a nuevas editoriales y autores, la discriminación de títulos, las malas inversiones de sus dueños, etc, etc, hayan contribuido a que ahora se encuentren en esta crisis. También cuenta y mucho el cambio en los hábitos de compra de los lectores, que están desplazando los mismos hacia las compras en librerías online, más rápidas, ágiles, y cómodas que las tradicionales (donde se ha convertido en una tortura encontrar libros distintos a los que comercializan las grandes editoriales en cada momento). Estos cambios de hábitos van a más entre los lectores y marcarán un declive aún mayor de las librerías que no sepan adaptarse y reinventarse añadiendo nuevos servicios a su actividad.

 

Este cambio de hábitos y de comportamientos en los lectores se puede apreciar con mayor intensidad aún en Estados Unidos y Reino Unido, donde las ventas online han experimentado un aumento de casi el veinte por ciento en dos años mientras que las ventas en librerías y tiendas físicas han descendido notablemente. En España los datos indican un aumento del triple del volumen de ventas en las librerías online. Lo que está sucediendo es simple: los lectores han dejado de frecuentar las librerías y compran los libros que quieren por Internet. Así de fácil.
Las ventajas de la compra online están dinamitando los canales de venta tradicionales, como las librerías, muchas de las cuales tampoco hacen nada por ser mejores y más interesantes para los lectores. El cambio en los canales de comercialización es ya una realidad y sólo sobrevivirán aquellos que mejor se adapten al nuevo ecosistema editorial.
Un sector sano y solvente no debe basarse en ayudas públicas ni en planes de rescate artificiales que sigan sustentando modelos de negocios que no son rentables ni tampoco aportan nada en el plano cultural. Se debe dejar al libre mercado que reordene todo el panorama editorial, es la única forma de que sea competitivo, rentable, y ofrezca oportunidades reales a los verdaderos profesionales.

 


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