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Batman de Tim Burton. Películas que nos marcaron. La visita de Wolfville

Publicado el 14 mayo 2010 por Crowley
Batman de Tim Burton. Películas que nos marcaron. La visita de Wolfville
Recibimos hoy al amigo Wolfville, consignador y linotipista donde los haya. Suyo es "El carnaval del Sr. Wolfville", donde encontramos con regularidad nos habla de literatura (principalmente del siglo XIX), cine en general y clásico en particular, comics, series de televisión y rock de los 70. Compren su entrada y disfruten de las filias y fobias del Sr. Wolfville en su peculiar carnaval, que nos trae hoy...
BATMAN.
Batman de Tim Burton. Películas que nos marcaron. La visita de WolfvilleA la hora de pensar en solo UNA película que me marcara, la tarea parecía imposible. Aquellas tardes de infancia junto a los Hermanos Marx, Tarzán o Indiana Jones se fusionaban en noches llenas de clásicos de Hitchcok o Terence Fisher. ¿Y que hay de mis películas favoritas de entonces –que siguen siéndolo hoy en día-: “Jesucristo Superstar”, “La Vida Privada de Sherlock Holmes”, “Conan El Bárbaro” “El Padrino”, “La Huella”, “Excalibur”, “La Edad de la Inocencia”, “Superman”, “La Noche de los Muertos Vivientes”, “El Viaje Fantástico de Simbad”, “Los Caballeros de la Mesa Cuadrada “La Máscara del Demonio”…? A mi no es que hubiera una película que me marcara, ¡Sino millones que me acribillaron! Pero tras unos minutos de reflexión, la respuesta era clarísima. Creo que no ha habido una película que me marcara tanto como el primer “Batman” de Tim Burton. Y creo que esto es así porque para mi fue el primer film que me abrió las puertas a la cultura popular en todas sus vertientes y que me demostró que había algo más que ficción dentro de tantas y tantas manifestaciones artísticas, las cuales yo antes quizás consumía con la típica expectación aburrida del infante. En ese momento de la vida en el que somos los amos del mundo y el resto de la humanidad solo tiene que facturar artificios para entretenernos, sin aspavientos ni pasiones exageradas. Y sin embargo…
Ocurrió lo siguiente. Tenía yo 10 años y mi hermano mayor –habitual compinche de mis Batman de Tim Burton. Películas que nos marcaron. La visita de Wolfvilleatracones de ficción- me dio la noticia de que estaba a punto de estrenarse una película de Batman, y que la iba a dirigir el mismo director de “Bitelchus”, la cual me había encantado. ¡¡Batman!! Inmediatamente me entró el gusanillo friki de la anticipación –años antes de saber lo que era eso-. Yo tenía un comic de ese personaje en casa (un episodio de la saga de Ra´s Al Ghul, guionizado por Denny O´Neil, en el que el héroe oscuro se enfrentaba a la femme fatale Talia y lidiaba con un cerebro vivo atrapado en un cristal) y lo bueno que tenía Batman es que era una mezcla de dos de mis personajes favoritos: El Zorro y Sherlock Holmes. Dos iconos que apelan a los más primarios instintos del niño en edad de crecimiento, y que mezclados en un solo personaje –superheroico, para más inri. Yo, como tantos otros, también era fan de Superman-, suponía un cruce de cables tan eléctrico que sigue generando chispas a más de 70 años de su creación. Y creo que poco después de aquella conversación con mi hermano, vimos los avances en un cine de la ciudad. Aquel símbolo en negro y amarillo. Y Jack Nicholson, que parecía que interpretaba a un payaso maligno. Y un Batman hiper-moderno que parecía ser mucho más negro y oscuro que en el tebeo que había leído. Y luego me enteré de que era Michael Keaton el que se escondía bajo el traje, lo cual fue una sorpresa mayúscula que creó en mi cerebro una polémica inconsciente parecida a la que se estaba dando en los medios por aquel entonces: “¿El tipo ese bajito y gordiflón que hacía de Bitelchus ahora era Batman?”. Misteriosos spots llenos de planos a oscuras y que no contaban demasiado de la trama (que tiempos aquellos de la era Batman de Tim Burton. Películas que nos marcaron. La visita de Wolfvillepre-internet) acabaron por engordar mis expectativas.
Hablar de cuanto me gustó la película también sería superfluo. Estaba claro que a mis impresionables 10 años repletos de cultura proto-pulp aquel festival de acción, comedia, drama, terror, comic, suspense, y superhéroes estaba destinado a dinamitar mis esquemas como aficionado al cine de un modo que, viéndolo en perspectiva, resultó más demoledor de lo que me pareció entonces. Ok, a ver. Teníamos a Jack Nicholson haciendo de uno de los mejores villanos de la historia, a una Kim Bassinger que apeló a mis más precoces –y bajos- instintos y a un Michael Keaton que derrochaba carisma y cumplía (por mucho que digan algunos). Pero es que además esa atmósfera de cuento gótico y tenebrismo decadente, con esas fascistoides estatuas y esa niebla surgiendo de las alcantarillas, me resultaron inéditas en una trama que tenía como protagonista a un héroe salido de las viñetas. No era luminoso como Superman, ni simpático como El Zorro. Era taciturno y violento, reflexivo e intimidador, cerebral y visceral. Y sobre todo humano. Por mucho que me encantaran las películas de Tarzan de Johnny Weissmuller, aquel Batman de Tim Burton. Películas que nos marcaron. La visita de Wolfvillehéroe –por llamarlo de alguna forma- apelaba mucho más a mis anhelos de emociones fuertes. Un Joker divertido y encantador a la par que psicopático y horrendo. Muertes cada dos escenas. Ácido sulfúrico, explosiones, peleas de artes marciales y una frase: “Soy Batman”, que hizo que se me cayeran los pantalones al suelo. Y aunque los años me han dado más perspectiva sobre los fallos de esta película tanto a nivel cinematográfico (agujeros de guión garrafales, falta de cohesión narrativa, lentitud argumental…), como de adaptación comiquera (el hecho de Keaton sigue sin ser un Batman perfecto pese a sus esfuerzos o ese turbio asunto del asesinato de los padres de Bruce Wayne), a pesar de todo esto sigo pensando que el film capta bastante de la esencia del personaje –desde luego mucho más que esas repugnancias rodadas por Joel Shumacher poco después-, y por supuesto es una estupenda puerta abierta para neófitos a todos esos 70 y pico años de historia viñetera.
Batman de Tim Burton. Películas que nos marcaron. La visita de WolfvilleAunque en mi caso, y quizás sea esta la razón última y máxima por la que considero a “Batman” la película que más me marcó, no solo me abrió las puertas a unos tebeos estupendos sino también, como ya anticipé al principio, a toda una nueva forma de entretenimiento. Recuerdo ver la publicidad en una publicación que no recuerdo, que anunciaba una revista llamada “Fotogramas” y en uno de los recuadros arriba del todo, en la cubierta, había una foto de la película de mis amores. ¡Amazing! Tenía que conseguir esa revista, a pesar de que esa mini-foto no auguraba un artículo demasiado extenso en el interior –creo que la portada principal era para Mel Gibson, que tampoco estaba mal-, pero aun así conseguí la revista. Y surgió la oportunidad de que al mes siguiente la consiguiera otra vez, aunque ya no había referencias a Batman. Y también al mes siguiente. Y al otro. Y al otro… Y de tantas visitas al kiosco, reparé en otros comics aparte de los de Batman que tampoco tenían mala pinta, y en otras revistas de cine aparte de “Fotogramas” que parecían dedicarse incluso más al género fantástico, el cual era –y es-, el que más consumía. “Fantastic Magazine”, “Imágenes”, “Star Fiction”, “Comic Scene” (pena que casi todas desaparecieron). Todos los meses las devoraba una y otra vez, y tengo claro que este interés por el cine me vino de aquella película, cuyo VHS pirateado que poseía como si de oro se tratase, estaba a esas alturas quemadísimo del exceso de uso. Menos mal que llegó el VHS en original para comprar y su pase por el Canal +, para grabarla y regrabarla. Precisamente este canal a veces emitía los films en versión original subtitulada, y un día dijimos mi hermano y yo: “Oye, las películas dobladas son las que molan pero, ya que es Batman, ¿Por qué no probamos a verla en inglés?”. Nuevo acto pionero debido al murciélago de Burton y nueva obsesión a implantarse de por vida: a día de hoy solo veo las pelis dobladas si es que no tengo más remedio.
Un par de años después llegó “Batman Vuelve” que me gustó incluso más, pero su valor como marcador de eventos en el desarrollo de una personalidad ya fue menos impactante debido a que con 12 años ya estaba pillado con tantas cosas que me resultaba difícil abarcarlo todo, igual que ahora. Creo que si miró atrás y me comparo con el presente, esa chispa que prendió esta por lo demás muy buena película (con sus fallos incluidos) ha dejado tanta huella que me resulta difícil encontrar mucha diferencia entre mis emociones de entonces y las que tengo ahora. Por eso creo que esta película es, en efecto, la que más me ha marcado de todas. Y seguro que lo sigo pensando la próxima vez que la vea de nuevo: que será la número 200.000 o casi.
WOLFVILLE.


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