Belleza idealizada

La actriz Kim Cattrall antes y después del retoque.

Tengo 39 años. Ya no soy ninguna jovencita. Sin embargo, me aferro a modelos que lo único que consiguen es hacerme sentir una profunda frustración. Miro a las chicas jóvenes, sus pieles tersas, tirantes, duras… y recuerdo cómo mis brazos empiezan a flaquear, cómo mi piel se arruga en algunas partes de mi cuerpo… y siento pánico. Tengo 39 años. Miro la ropa con detenimiento porque sé que cualquier mala elección pondrá de relieve mi incipiente papada, las líneas que se están formando en la parte superior de mis rodillas, la flacidez que se apodera paulatinamente de mi cuerpo… El miedo que me posee viene alimentado por la mentira. La mentira de imágenes de mujeres estupendas que, con 50 años, parecen jóvenes. La mentira de que estén así “por genética”. La mentira de que “no han pasado por ningún quirófano”. Y por si fuera poco, la mentira de la publicidad y las revistas. Ninguna mujer de 50 parece tener 30. Ninguna. Y si no fíjense en la imagen… Tengo 39 años y no quiero seguir sintiendo que debo aparentar algo que no soy. Ya no soy ninguna jovencita. Ni falta que me hace. Así que si siguen mintiéndonos habrá que empezar a denunciar, porque mentir no está bien y, como dice la noticia del diario Público, “las imágenes de belleza idealizada crean insatisfacción”. Y, cómo decirlo delicadamente… me ponen de una mala leche impresionante.