Ben-Hur (2016) – No pasamos del tráiler

De entre todas las pelis de la vida de Cristo o con referencias cristianas que mi beata madre nos ponía en Semana Santa, la narración de la vida de Judá Ben-Hur era mi favorita.

En la vorágine de religiosidad que invadía la televisión en esas fechas tan señaladas, ¿quién no se sentía más identificado con este contemporáneo de Jesús, cuya idea de poner la otra mejilla era pisotear hasta la muerte a su traidor mejor amigo de la infancia con cuatro caballos ante una multitud vociferante y extasiada? Parte de su encanto residía precisamente ahí, en el contraste brutal entre las vidas de esos dos vecinos, Ben- Hur y Jesús de Nazaret, y el choque entre el natural instinto que guía a Ben-Hur a vengarse sangrientamente, buscar a su familia y recuperar lo que es suyo frente al mensaje de perdón, paz y amor del carpintero y aguador ocasional. Un clásico, una de las mejores historias contadas en el cine, una obra de arte, de prolongación estremecedora dicen algunos, pero para ver el bodrio de Titánic bien que corren los zuavos hormonados.

Obra de arte que podría pasar próximamente por la picadora de carne y amasadora de dólares en que Hollywood ha mutado. Una vez más, en su dramática búsqueda de sí mismo, el cine vuelve a tomar un clásico y reescribirlo, amparándose en la modernización (Chaplin, no sabes cuánta razón tenías), y rozando la infamia, dan excusas de homenaje, como si lo necesitara una de las películas más emitidas y vistas después de Pretty Woman. Todavía tendremos que agradecer que no sea una secuela o precuela, o una reinvención que en vez de ambientarse en el Jerusalén de Jesucristo, transcurra en la Medina de Mahoma o en la Chinade Siddharta. No se rían, que ahora Blancanieves es una especie de Xhena Princesa Guerrera y todavía hay tiempo para que La Bella y la Bestia con Emma Watson coja tintes de Underworld.

¿Qué nos dan a ver los tres trailers de mis pesares? No mucho, lo cierto es que son prácticamente idénticos, y aquí se los resumo; muchos trirremes fueraborda en el mar de Piratas del Caribe III, ¡PUM PAM PATAPUM!, ¡que alguien tome nota de la matrícula! Vale, queréis dejar 300:El origen de un imperio como una disputa de patitos de bañera, lo capto, ¡Anda! ¡Si es Nelson Mandela con rastas! Me pide que atropelle cosas con un carro de caballos, vale. En sus marcas, ¡YA! Carlos Sainz con falda derrapa y vuelca en la primera curva, cuidado a la derecha raaasssss... y hasta aquí. No hay más. ¿En serio? Hay unas pocas escenas entrañables de camaradería entre el cabrito de Mesala y nuestro auriga favorito, los imprescindibles romanos haciendo la tortuga, nos dejan intuir una escena de cama,... y finalmente, gracias a Yahvé, ocurre algo INTERESANTE; varios retazos de conversación y escenas entre Jesús y Ben-Hur que nos muestran que en esta versión habrá verdadera relación entre ambos mientras que en el clásico Ben-Hur Jesús era un sujeto mudo y amable al que sólo vemos de espaldas.

¿Justifica ese detalle la exhumación del clásico de Charlton Heston? No sé qué decir, sigo creyendo posible que su fantasma aparezca en las salas con su amado Winchester en busca de venganza. En todo caso, pronto saldremos de dudas, y si bien los amantes del clásico, más que temblando ya estamos llorando preventivamente, siempre podemos armarnos de valor y entrar en la sala, deseando que en el circo que han montado al menos hayan escondido mejor los extintores.

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